miércoles, 10 de diciembre de 2008

La travesía del invierno

A falta de únicamente tres partidos para completarse la primera vuelta del campeonato, la Cultural Leonesa ha abierto una considerable brecha de ocho puntos con el quinto clasificado. Sólo el Real Unión, implacable en sus desplazamientos, mejora la irreprochable trayectoria culturalista. El enfrentamiento en la cumbre entre leoneses e irundarras de finales de Enero no parece ya tan lejano en el horizonte, pero antes, la Cultural deberá sobrellevar con éxito su particular travesía del invierno.

Los chicos de Álvaro Cervera no sólo compiten con el resto de esforzados equipos del grupo I. También lo hacen con el Grupo Begar y el Reale Ademar, conjuntos que ilusionan y disputan sus encuentros al abrigo y confort del Pabellón Municipal; también con el festín goleador ya habitual del Barça de cada sábado en la sexta; y, por supuesto, con los ineludibles elementos climatológicos del invierno leonés, tan poco propicios para caldear el ánimo del aficionado y convocar su presencia en un graderío que continúa a dieta, con el escuálido aspecto acostumbrado.


El pasado domingo tocó lluvia. Una lluvia persistente que amenazaba con encharcar el terreno de juego y complicar el partido. Mi amigo V, un histórico seguidor de la Cultural ahora más interesado en las batallas galácticas, no las tenía todas consigo. Afortunadamente, la defensa del Racing apenas opuso resistencia y los goles fueron cayendo casi al mismo ritmo con que nosotros comíamos pipas. Tres puntos más, por supuesto, y una goleada que dispara al equipo a la portada de los diarios. Para los pasotas, un toque de atención; para los fieles, una excelente manera de comenzar la dura travesía del invierno.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Fútbol industrial

Acercarse al Reino de León a ver un partido de la Cultural empieza a parecerse a hacer una visita guiada a una planta de fabricación en serie. Es como ver pasar tornillos en una línea de montaje, aunque, en vez del estruendo de la maquinaria, el ambiente esté impregnado de bombos, trompetillas y palmas. Nos quedan las incursiones temerarias de Rico, la explosividad de Chema y algún resplandor fugaz de la clase que se le supone a Mateo. Por lo demás, el panorama se reduce a 11 hombres uniformados dispuestos a luchar por el pan de la victoria hasta la extenuación. Que no es poco.

Ayer, uno de los rivales más cualificados del grupo, el Pontevedra, quedó reducido a escombros en su visita a León. La inquebrantable disciplina defensiva de la Cultural convirtió a uno de los candidatos al ascenso en un equipo intrascendente. Al menos durante un buen tramo del partido. En la segunda mitad, con el marcador adverso, los gallegos consiguieron hacerse con el dominio territorial del juego y embotellar a los bravos futbolistas dirigidos por Álvaro Cervera. El técnico, cumpliendo su segundo partido de sanción tras los incidentes ocurridos frente a la Ponferradina, tuvo que seguir desde la grada la esforzada labor de sus muchachos. A pesar del enorme espacio que los visitantes dejaban a sus espaldas en un desesperado intento por conseguir la igualada, hubo que esperar al último suspiro del encuentro, ya en el tiempo suplementario, para apuntalar el resultado. Stefan anotó el segundo tanto y los tres puntos se quedaron en León.

La cultu comienza a poner tierra de por medio y, ahora que el equipo lleva una racha de resultados asombrosa, pensar en florituras y adornos sería casi un sacrilegio para el culturalista. Para empezar, estamos en crisis, ya se sabe. Y, además, no hay más que ver el ejemplo de los grandes: el Real Madrid recibe pitos de su afición tras una victoria paupérrima ante el colista y a ese Barcelona intratable, ausente Mara-Messi, el Getafe no duda en perderle el respeto y robarle un merecido punto del Camp Nou. Sin embargo, por muy contento que uno esté de ver a la Cultural en lo alto de la clasificación, no deja de comprender el porqué del desangelado aspecto que siguen presentando las gradas del fenomenal estadio municipal.

lunes, 10 de noviembre de 2008

León se reconcilia con el fútbol a costa de la Ponferradina

La última victoria de la Cultural sobre la Ponferradina se había producido en 2003. Hasta ayer. Cinco largos años han tenido que pasar para que el equipo de la capital haya doblegado a sus vecinos del Bierzo. En ese tiempo, la hegemonía futbolística se había ido inclinando hacia el otro lado del Manzanal. Mientras la afición leonesa perdía la ilusión y prefería mirar hacia otro lado, los aficionados ponferradinos eran testigos del hito histórico que suponía conseguir el ascenso a la 2ª división. El añorado sueño culturalista se hacía realidad para la Deportiva.


Esta temporada, sin embargo, el derbi ha llegado a León en unas condiciones idóneas para los anfitriones. La buena racha de resultados del equipo ha conseguido recuperar parte del interés que su masa social se había ido dejando en proyectos infructuosos. Para recibir a la Ponferradina, la mejor entrada de los últimos años, y, gracias a la unificación de las peñas en el fondo sur, un ambiente eléctrizante. Por su parte, los visitantes, en un gesto sintomático, prefirieron quedarse en casa, intuyendo que la noche podía esconder un desenlace poco propicio. Alrededor de un millar de valientes acudieron a animar a los blanquiazules, pero la batalla en la grada estaba ya perdida para ellos.

En el césped, eso sí, su equipo iba a plantar cara desde el principio hasta el final. A pesar de dominar la posesión, los intentos de elabora- ción por parte de la Cultural carecieron de la fluidez necesaria. La Ponferradina adelantó la línea defensiva para cerrar el pasillo a los volantes rivales y el juego de ataque de éstos se basó en pases largos a Chema y Óscar Rico. El balón rondaba el área visitante, pero sin excesivo peligro. Iván Mateo estrelló un libre directo en el larguero. Tampoco a balón parado se movió el marcador.

En la segunda parte, el partido entró en una fase anodina. La Ponferradina se mostraba cómoda con el resultado y la Cultural no parecía muy dispuesta a arriesgar. Pero como era un derbi, algo tenía que pasar... y pasó. Jonathan Valle fue expulsado por agredir a Moreno y, en la trifulca resultante, Álvaro Cervera fue igualmente invitado por el colegiado a dar rienda suelta a sus excesos verbales desde la grada. Con media hora por delante, a la cultu se le presentaba una oportunidad de oro para hacerse con los tres puntos. Desgraciadamente, sordos al sentir del graderío, era más fuerte el miedo a perder que la ambición por el triunfo.


Y cuando ya muchos abandonaban el estadio, en el último minuto del descuento, llegó la galopada de Gorka, el centro preciso y el cabezazo imparable de Paixao. El balón en las mallas hizo rugir como nunca al Reino de León, se agitaron las bufandas, hondearon las banderas. El punch del portugués, un instante antes de sonar la campana, dejó KO a los deportivistas, sin tiempo de levantarse del verde. Los muchachos de Álvaro Cervera se hacían con algo más que tres puntos, algo más que la segunda posición en la tabla, mucho más que una victoria sobre la Ponferradina. Con esta victoria, la Cultural ha conseguido que su ciudad se sienta orgullosa de su equipo y, quizás, se reconcilie con el fútbol después de mucho tiempo de penuria y desencanto.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Tengamos la fiesta en paz

Tras once jornadas de ardua competición liguera, por fin Cultural Leonesa y Deportiva Ponferradina se ven las caras, para disputar el derbi provincial más igualado y apasionante de los últimos años. Ambos equipos llegarán al Reino de León compartiendo la segunda posición de la tabla y con el objetivo de salir bien parados de un partido entre rivales por tradición y ahora también por aspiraciones.

Sin embargo, como no podía ser de otra manera, la atención del aficionado no ha estado centrada en los detalles futbolísticos del choque, precisamente cuando la ocasión era idónea para informar al respecto, sino en las polémicas suscitadas entre ambas entidades y aireadas a los cuatro vientos por medios de comunicación y páginas web.

En primer lugar, causó molestar en el Bierzo la negativa culturalista a adelantar la fecha del partido, que finalmente se jugará en domingo. La Deportiva quería tener más horas para afrontar la vuelta de Copa, pero la Cultural no pasó por el aro y el ambiente comenzó a crisparse. En realidad, ni a la Ponferradina le perjudica jugar en domingo ni a la Cultural le hubiera ido mal en sábado, pero mientras tanto, el incidente dio para llenar páginas en los periódicos y desentumecer el mecanismo del conocido como "pique sano" entre las hinchadas.

A menos de una semana ya para el pitido inicial, la Federación de Peñas de la Deportiva, desconozco los verdaderos motivos, tuvo la feliz idea de negarse a viajar a León y animar al resto de aficionados a seguir su ejemplo, explicando su decisión en un cachondo comunicado, convenientemente aderezado éste con reproches poco convincentes contra la Cultural. Pero lo más desternillante aún estaba por venir, puesto que la junta directiva anfitriona decidió enviar dos millares de entradas, a precio rebajado, para los aficionados visitantes. Parece ser que el precio de las mismas fue el detonante que tuvo como resultado el mencionado boicot peñista. Y como estrategia comercial o de gestión deportiva, la decisión de la cúpula culturalista es, cuanto menos, controvertida.

Para un aficionado independiente, como es mi caso, más interesado en la faceta deportiva que en la folklórica, todos estos desencuentros y circunstancias conflictivas no dejan de ser una pobre y desfasada ornamentación de lo que debe ser un gran espectáculo futbolístico, tanto sobre el césped como, por supuesto que sí, en la grada. Por ello, sólo tengo un deseo: que nos dejen a todos disfrutar de la fiesta y que, a ser posible, sea en paz.

martes, 28 de octubre de 2008

Suma y sigue

Un aplicado oficinista frente a un despreocupado funcionario. Esa es la imagen que ilustra el partido disputado el domingo entre la Cultural Leonesa y la Real Sociedad B. Los jóvenes canteranos donostiarras plantearon un encuentro carente de ambición, en busca de un empate con el que cumplir el expediente y regresar a casa con la conciencia tranquila. Sin embargo, la corrección defensiva no fue suficiente ante la aplicación tozuda en su labor del conjunto local. La Cultural, como ya ha sucedido en otras ocasiones, no destacó por la belleza de su actuación sobre el césped, sino por su tremenda efectividad.

El equipo de Álvaro Cervera es un artesano concienzudo, un amanuense infatigable. La escuadra leonesa basa su éxito en conseguir un beneficio óptimo asumiendo el mínimo riesgo. Con el beneplácito de una afición más paciente y entregada que de costumbre, la cultu controló el partido sin alardes, sin urgencias, a la espera de que alguna de sus numerosas armas acabara por derrumbar la apática resistencia visitante. Con los medios centros menos inspirados que en otras tardes, el peligro blanco llegó por las bandas, desde donde Rico y Chema encararon con insistencia. En la primera mitad, un pase del primero dejó al navarro mano a mano con Iturroiz, pero la definición careció de la precisión necesaria para abrir el marcador. Tampoco el árbitro concedió un penalti en área realista que desde la grada pareció más que claro.


Nada que temer. A pesar de llegar al descanso con empate en el luminoso, la Cultural, despacito y buena letra, se iba acercando a su objetivo. A las virtudes futbolísticas de la escuadra leonesa hay que añadir esa dosis de confianza extra que proporciona estar en una dinámica ganadora; jugar con el convencimiento de que el esfuerzo realizado acabará teniendo recompensa en el minuto 90. Así fue, una vez más a balón parado, como Santi Santos remató a la red un balón peinado al segundo palo y la Real Sociedad, demasiado anclada en su plan inicial, nunca fue capaz de aumentar la intensidad lo suficiente para inquietar a Bermúdez. De hecho, el segundo gol, aunque conseguido desde el punto de penalti, hizo justicia al incesante empuje de los leoneses, que no bajaron las revoluciones hasta el pitido final.

Mientras el plan de trabajo bien ejecutado tiene su justo reflejo en la tabla clasificatoria, algunas noticias inesperadas procedentes de los despachos se encargan de poner algunos nubarrones en el esperanzador horizonte de los culturalistas.

martes, 21 de octubre de 2008

El míster

De todos los engranajes que componen el complejo motor futbolístico, la figura del entrenador siempre me ha producido una especial fascinación. Se suele decir que son los jugadores quienes tienen la mayor responsabilidad de la marcha de un equipo. Son ellos los verdaderos protagonistas de este tinglado, quienes ganan o pierden los partidos. Ciertamente. Sin embargo, la historia del fútbol tiene un espacio muy especial reservado a entrenadores de fortuna cuya figura sigue siendo recordada con devoción: Helenio Herrera, Miguel Muñoz, Johan Cruyff... Y, en la actualidad, qué decir de personajes como el inamovible Alex Ferguson, el mediático José Mourinho o el carismático Rafa Benítez (quien se enfrentó a la Cultural en una eliminatoria copera en su estancia en Valladolid).

Este mediodía Álvaro Cervera estuvo unos minutos en la sintonía de Radio Marca, mientras yo sorteaba los imprevistos del tráfico de camino a casa. Una breve charla que el entrenador culturalista aprovechó para insistir en las líneas directrices en las que se fundamenta su proyecto: solidez defensiva, espíritu de equipo, compromiso y cautela. El míster, serio aunque distendido, amable pero distante, con esa voz ronca característica, transmite seguridad con su discurso. Y, lo que es igual de importante, parece tener las ideas claras con respecto a lo que tiene entre manos. Afirmó sin vacilación que la Cultural, mientras mantenga el nivel actual de trabajo, estará en los puestos de cabeza hasta el final.

El fichaje de Cervera, al margen de las circunstancias que lo hicieron realidad, tiene toda la pinta de convertirse en uno de los mayores aciertos de los actuales gestores del club. No deja de ser oportunista decirlo ahora, cuando los vientos deportivos soplan a favor, pero creo que el curriculum del ocupante del banquillo culturalista habla por sí solo. Haber sido durante muchas temporadas jugador de primera división no garantiza el éxito como entrenador, pero sí aporta unos conocimientos que no se pueden adquirir de otra manera. Por otro lado, Cervera ya sabe lo que conlleva dirigir a equipos con aspiraciones en 2ªB. Con uno de ellos, el Castellón, consiguió el ascenso a la categoría de plata.

La entrevista se cierra, en tono más distendido, cuando el periodista reta a Álvaro Cervera a un partido de pádel, aunque el míster no se lo toma con demasiado entusiasmo. Sabe que necesita tener los cinco sentidos puestos en su trabajo, porque el fútbol es caprichoso y el gafe en la Cultural no será fácil de romper.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El fenómeno Nadal

El fenómeno Nadal vuelve a España con motivo de la disputa del ATP Masters Series de Madrid, en el que ha sido ceremoniosamente coronado como nuevo número 1 del tenis mundial. En la noche de ayer, el bravo jugador mallorquín hacía su debut en el torneo frente a un desconocido para el gran público: Ernest Gulbis, letón clasificado en el puesto 54 del ránking. Seguramente, los muchos seguidores de circunstancias a este deporte pensarían que el partido iba a ser un paseo para Rafa Nadal. Muy al contrario, el público en las gradas asistió estupefacto al desarrollo de un encuentro igualado e incierto en muchos momentos, que sólo gracias a su saber estar en los puntos importantes pudo finalmente el balear decantar de su lado, tras 2 horas y 21 minutos de batalla.

Al igual que en el tenis, ya hace mucho tiempo que en el mundo del fútbol se dice eso de que no hay enemigo pequeño. El color de la camiseta, las grandes estrellas o los presupuestos millonarios no son seguro de nada. Es por eso que siempre me sorprendió la poca paciencia que el público del Amilivia tradicionalmente tenía para con sus jugadores, incluso cuando era comprensible que se agotara con facilidad. Ahora, en el Reino de León, aunque no gracias a la nueva denominación, es de suponer, las cosas parecen haber cambiado.

La Cultural sufrió mucho en los primeros veinte minutos frente al Lemona, un rival muy incómodo y solvente en la parcela defensiva. El equipo fue incapaz de combinar, incapaz de conectar con sus puntales ofensivos y crear inquietud en el marco rival. En otros tiempos, la tormenta no hubiera tardado en levantarse en la grada y los rayos, en forma de silbidos y abucheos, en caer súbitamente sobre los jugadores locales. Sin embargo, los aficionados mantuvieron la serenidad, conscientes de la dificultad del momento, hasta que se despejó el horizonte con el primer gol.

Este cambio de actitud no es simple casualidad. El plantel de Álvaro Cervera está mostrando señales que invitan al optimismo y hacen más factible la paciencia en el aficionado que, por otra parte, está deseando ofrecer su apoyo a un equipo que se haga merecedor del mismo. La buena sintonía entre jugadores y aficionados es una gran noticia y un requisito indispensable si es que la Cultural desea aspirar a estar en lo más alto. A buen seguro, un ganador como Rafa Nadal no sacaría el pañuelo tan fácilmente.

domingo, 12 de octubre de 2008

Asalto al poder

La Cultural Leonesa está en la cresta de la ola. Dos importantes victorias: la del pasado domingo en Zamora y la conseguida hoy frente a la Sociedad Deportiva Lemona en el Reino de León, colocan al conjunto leonés en lo más alto de la tabla clasificatoria. La igualdad que gobierna el grupo I, en el que nos encontramos con 5 equipos separados por un solo punto, nos aconseja ser prudentes. Sin embargo, el ambiente que se respira entre los aficionados es radicalmente optimista. Ahora la pregunta es: ¿hasta dónde puede llegar la Cultural?

A tenor de lo visto esta tarde sobre el césped, me atrevo a afirmar que este equipo no es flor de un día y que está llamado a disputar una de las plazas de play-off. En ese caso, ¿cuál es el ingrediente que ha propiciado tan notable cambio en el conjunto blanco? En mi opinión, el buen manejo de los partidos, algo parecido a lo que se conoce como oficio y que, sospecho, es una cualidad que el experto míster está sabiendo inculcar a sus jugadores.

Exactamente así ha sucedido esta tarde. La Cultural se adaptó a un arranque trabado y plagado de imprecisiones sin asumir riesgos que comprometieran su portería. Tanteando al adversario, como se suele decir. Una vez engrasado el engranaje, llegaron las ocasiones y el gol, pero la cultu no perdió el norte y continuó dominando el encuentro. En la segunda parte, cuando el Lemona adelantó sus líneas, los locales buscaron (acertadamente) la contra (con acierto), hasta matar el partido y llevar el entusiasmo a las gradas. Los visitantes, que llegaban como líderes, no estuvieron a la altura de su clasificación, especialmente en labores ofensivas, donde se comportaron con un pacifismo tal que Bermúdez ejerció de espectador durante muchos minutos.


Puestos a personalizar, me gustaría destacar la actuación de dos jugadores al respecto de los cuales la afición vierte juicios bastante unánimes. En primer lugar, uno de los recién llegados: Javi Castellano, excelente en su oscura labor de pivote defensivo e igualmente cualificado para ayudar en la elaboración del juego. En segundo lugar, uno de los que ya estaban: Chema, indiscutible por sus muchas virtudes y decisivo en el día de hoy, puesto que los dos primeros goles nacieron de sus botas. Espectacular el primero, además, en cuya jugada superó a su par en banda derecha, llegó hasta la línea de fondo y cedió atrás para que Mateo sólo tuviera que empujar el balón.

Momento dulce de la Cutural, indudablemente. Por la victoria, la primera posición y por contar con un socio más, mi amigo el Tío Lin, trotamundos y futbolero, tantas veces reducido a seguir las evoluciones culturalistas por el teletexto y, desde el viernes, un miembro más de la familia. La próxima semana, frente al Sestao, habrá que ver si la cultu responde igual de bien siendo líder que como lo ha hecho jugando contra ellos.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Hajrá Diósgyőr!

El pasado domingo, la Cultural Leonesa no pasó del empate frente a uno de los rivales más cualificados de la competición, el Racing de Ferrol y, a juzgar por las crónicas, el partido no permanecerá mucho tiempo en la memoria de los asistentes. No es mi caso. Por uno de esos audaces caprichos del destino, el pasado fin de semana tuve el privilegio de saborear el glamour y la exclusividad de la primera división. Y fue en una ciudad del norte de Hungría: Miskolc, donde, al menos durante hora y media, me convertí en un hincha más de su equipo: el Diósgyőr.

Este país, que un día ya lejano en la historia amenazó sin miramientos a lo más elevado de la jerarquía futbolística, hoy tiene un papel penosamente discreto en las competiciones internacionales. La selección no participa en la fase final de un mundial desde 1986 y la liga doméstica no puede presumir de grandes estrellas, lo cual no impide que los aficionados acudan al campo y jaleen sus colores con la misma intensidad que en cualquier otro sitio. A pesar de estar luchando por evitar el descenso, no se puede decir que al DVTK le falte apoyo desde la grada.

Mi primer contacto con el Borsodi Stadion tuvo lugar unas horas antes del partido, cuando pasamos por el bar anexo al complejo deportivo para comprar la entrada. Por 1800 florines, alrededor de 7 euros, me hice con una localidad en la grada lateral cubierta, una estructura que recuerda a los graderíos de los campos ingleses y que cobija en su interior los vestuarios, la sala de prensa y demás dependencias del club. El resto del perímetro resulta mucho más llamativo, pues está compuesto por una docena de plataformas separadas entre sí, un diseño que nos hace pensar más en un campo de placas solares que en un campo de fútbol. Además, en esta zona las localidades son „de pie”, por lo que resultan propicias para que, en una de las esquinas, se sitúe el grupo de hinchas más ruidosos y radicales.

Cuando llega la hora del partido, ya desprovisto de intérprete, doy un paseo por los alrededores, ojeo los puestos de ropa y souvenirs, entro en el estadio mientras los equipos calientan. Los espectadores van haciendo acto de presencia, uniformados con gorras y bufandas, equipados algunos con sacos de pipas, las gargantas aclaradas. Cuando llegan las 7 y el cielo ya ha oscurecido por completo, saltan los equipos y suena el himno. A partir de ese momento, no importa el lugar, ni el idioma, ni el color de las camisetas. Es simplemente fútbol y no necesita doblaje ni subtítulos.

lunes, 22 de septiembre de 2008

No hay mal que por bien no venga

El viaje que debía tenerme campando a mis anchas por tierras bárbaras se vio aplazado abruptamente. Este inesperado cambio de planes, a pesar de suponer un contratiempo, me permitó asistir al primer partido de la Cultural en el Reino de León, el que le enfrentó al Club Deportivo Lugo en una pacífica y agradable tarde de sábado. Como bien dice el refrán: no hay mal que por bien no venga.

El estadio estrenaba nombre, pero no se puede decir que haya cambiado en demasía. Ahí estaba yo, haciéndome un sitio entre el chasquido de los comedores de pipas, evaluando el inconfundible aroma de las hamburguesas compradas en el chiringito de la otra orilla del río, soportando el sonido del bombo visitante y la letanía publicitaria de la megafonía. Unas veinte personas habría animando el cotarro en el fondo sur, detrás de la pancarta del Orgullo Cazurro, pero las suficientes para hacerse notar.

Cuando el balón echó a rodar, ya mi atención estaba centrada en identificar las novedades con las que el equipo leonés pretende mejorar su discreta actuación de la pasada campaña. Y, si bien el juego fue soso y errático en líneas generales, el acierto de cara a la portería contraria fue máximo. Los chicos de Álvaro Cervera anotaron dos tantos y congelaron los ánimos de los aficionados visitantes, que permanecieron en respetuoso silencio durante los minutos de descanso.

Los primeros compases de la segunda parte auguraban un partido plácido sobre el césped y aburrido en los graderíos. Sin embargo, dos zarpazos seguidos del conjunto rojiblanco devolvieron la igualada al marcador ante la atónita mirada de los adormilados seguidores culturalistas. Entonces comenzó el espectáculo a parecerse a un partido de fútbol. Los jugadores reaccionaron gracias a un balón que nadie quiso tirar fuera cuando uno de ellos permanecía tirado en el campo y, poco después, el público despertó para reclamar un penalti cometido sobre Óscar Rico que el árbitro resolvió con cartulina amarilla para el extremo culturalista. En ese preciso instante, con los jugadores encrespados y el público enfurecido, se presentó la ocasión para el capitán y éste no la desaprovechó. Iván Mateo ejecutó un libre directo de forma magistral para certificar la tercera victoria del curso para su equipo y desmotrar una vez más que no hay mal que por bien no venga.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Desde la distancia

En tiempos no muy lejanos, antes de la revolución televisiva y el advenimiento del "pay per view", el aficionado al fútbol ya era un seguidor multimedia. Cuando las imágenes se limitaban al solitario partido del sábado en la 2 y a los resúmenes de Estudio Estadio, la radio era el mejor aliado del hincha y la prensa escrita el complemento informativo perfecto para digerir la semana entre jornada y jornada. Actualmente, para un culturalista trotamundos, internet es el medio imprescindible para estar razonablemente al corriente de la marcha de su equipo.

Como no podía ser de otra manera, la nueva temporada viene cargada de novedades y eso siempre contribuye a crear una mayor expectación. La Cultural Leonesa presenta muchas caras desconocidas en este arranque veraniego: nuevo entrenador, nuevos jugadores y, por si fuera poco, nueva denominación para un estadio deseoso de albergar un buen espectáculo. La meritoria victoria cosechada en el debut liguero frente al Barakaldo ha encendido la mecha de la ilusión en el aficionado.

No obstante, por ahora, esta Cultural es como un regalo por desenvolver, una sorpresa, una forma sugerente sin fondo definido. Aún no sabemos lo que nos espera al otro lado del papel decorativo, pero estamos impacientes por descubrirlo. Hasta el momento, con únicamente tres partidos de competición disputados, el equipo, a juzgar por las crónicas, emite buenas sensaciones. Tanto es así que ni siquiera la derrota frente al Real Unión ha despertado el afán crítico de los enviados especiales.

Hasta Octubre no podré informar de primera mano. Desde la distancia, seguiré a través de internet los primeros pasos de este recién nacido que, con un poco de suerte, ha de traernos en vilo desde el final de un verano al comienzo del otro.

miércoles, 13 de agosto de 2008

La ley del éxito

En el deporte, como en la vida, las cosas pueden cambiar radicalmente de la noche a la mañana. Después de muchas competiciones obteniendo resultados discretos, muy por debajo de las expectativas creadas, la selección española de fútbol se proclamó campeona de Europa el pasado verano. Entusiasmados por la hazaña lograda sobre el césped y espoleados una despiadada presión mediática, los aficionados españoles ocuparon calles y plazas para celebrar un triunfo por el que pocos hubieran apostado un mes antes.

La gran máquina del merchandising, antes centrada en explotar la imagen de los grandes clubes, por fin pudo chupar la sangre de una víctima de lo más apetitoso, una víctima alimentada repentinamente por millones de extasiados españoles. León, por supuesto, no se sustrajo a la euforia que contagió a todo un país. Nunca antes se vieron tantas personas portando la roja por la calle como si de su uniforme de trabajo se tratara, ni tantas banderas colgadas en los balcones de los edificios y qué decir de la estruendosa ocupación de la Plaza de Santo Domingo. La moraleja de esta historia es evidente: el triunfo vende, el triunfo hace afición.

Mientras tanto, el devenir de nuestra Cultural sigue siendo muy distinto. La cultu es una religión minoritaria que carece de hijos pródigos, una secta sin gancho por la que muy pocos se dejan engatusar. La trayectoria mediocre de las últimas temporadas aleja a los aficionados, esos brokers de la ilusión, que deciden poner sus esperanzas en valores más seguros. Por otro lado, las polémicas suscitadas en torno a las finanzas del club no contribuyen precisamente a mejorar la imagen de la entidad de cara al ya próximo comienzo de la competición.

Sin embargo, en el deporte, como en la vida, las cosas pueden cambiar radicalmente de la noche a la mañana. Aunque los hinchas frunzan el ceño y el ciudadano de a pie manifieste indiferencia, León no ha perdido la esperanza. León desea, es más, necesita, un éxito de la Cultural con el que lucir camisetas y ondear banderas de colores diferentes a las que este verano hemos visto en bares y fuentes. El terreno es fértil, ahora sólo necesitamos que los encargados de sembrar hayan dado con la semilla adecuada.

jueves, 15 de mayo de 2008

La afición baja el pulgar

El pasado domingo, la Cultural Leonesa ponía fin a la temporada en su estadio frente al Lemona, con la única motivación de dejar un buen sabor de boca en su despedida de la afición. Las crónicas del partido, sin embargo, apenas se detienen en el plano futbolístico, para destacar las protestas generalizadas de los asistentes, que aprovecharon la ocasión para expresar su decepción por la situación del equipo con pancartas y flamear de pañuelos a la conclusión del encuentro. Es comprensible la reacción del aficionado, puesto que la clasificación de la Cultural no se corresponde con las expectativas creadas desde muchos sectores alrededor de esta plantilla.

Hace tiempo que, por diversos motivos, León dio la espalda a su equipo de fútbol. Las gradas del (todavía) Amilivia presentan un aspecto bastante desolado los días de partido. Los pocos que van (o vamos) no destacan por ser los más entusiastas, ni los más ruidosos, ni los más incondicionales. Pero están. A pesar del frío, a pesar de la lluvia y a pesar del pobre espectáculo en tantas ocasiones. Y esto lo digo porque burlarse de quienes pagan la entrada al estadio es un acto que debería ser muy seriamente meditado y que, sin embargo, ocurrió en un medio de comunicación.

Por motivos laborales, no pude ver el partido en directo, pero sí sintonizar los comentarios durante la recta final de la segunda parte. Acertó a salir Punto Radio y con ellos me quedé. No son precisamente buenos, pero si alguien mete un gol al menos se enteran y lo dicen. Lo que no me esperaba era la manera arrogante y desdeñosa con la que su locutor habitual criticó a quienes quisieron levantar la voz para manifestar su inconformidad con la temporada cuajada por su equipo.

Quizás las palabras surgieran de un momento de arrebato, similar a otro en el que, meses atrás, este mismo locutor, incapaz de encontrar un adjetivo más adecuado, se vio obligado a recurrir al insulto para expresar el desagrado que le producía la actitud de Addison en el terreno de juego. Este domingo, no dudó en reprender a los aficionados que decidieron dirigirse al palco y protestar, argumentando que el club es una sociedad anónima deportiva, una "empresa", y que, como tal, pertenece a sus dueños.

Ese es un punto de vista poco original y no demasiado apropiado para el mundo del fútbol. Pero, incluso si lo admitiéramos, es innegable que los aficionados/consumidores tienen derecho a, ya que han pagado, demandar un mejor producto producto de un equipo/empresa que, por si fuera poco, en el caso de la Cultural, ha recibido una generosa aportación de dinero público.

Me gustaría dejar claro que no tengo nada en contra de los profesionales de Punto Radio, sino que me limito a comentar un hecho puntual. Es más, el tratamiento que recibe la cultu por parte de los medios locales en general no se puede calificar como benévolo precisamente. Pero la afición, soberana, está en su derecho (y es su obligación, incluso) de dar un veredicto al proyecto deportivo de esta campaña a punto de concluir. Y el veredicto no deja lugar a dudas: pulgares hacia el suelo.

lunes, 28 de abril de 2008

De Paula amarga el derbi a la afición culturalista

Dicen algunos que el baloncesto es un deporte individual que se juega en equipo. El fútbol puede ser entendido, a la inversa, como un juego de equipo en el que deciden las individualidades y el partido de ayer entre Cultural y Ponferradina sería un perfecto ejemplo de esta afirmación. Ambos equipos cuentan en sus filas con un jugador de superior categoría: Chema por parte de los leoneses, Óscar de Paula por los bercianos. Ambos hicieron su entrada en el campo en la segunda parte, con el marcador igualado, pero mientras en vallisoletano vio limitada su aportación al operar de lateral derecho, el de Barakaldo consiguió el tanto de la victoria visitante nada más pisar el césped.

Al margen de las individualidades, el derbi provincial fue una fiesta colectiva. La afición de la Deportiva tiñó de blanco y azul la grada este del estadio municipal, entusiasmada con un equipo que aspira a regresar a la categoría de plata de nuestro fútbol. La hinchada local, por su parte, apoyó a sus jugadores de principio a fin, sabedores de lo difícil de la empresa en la tarde de ayer, pero deseosos de cerrar la temporada con una mínima satisfacción.

Sobre el terreno de juego, una disputa emocionante. La Cultural salió con la intención de dominar, aunque fue su dominio más un espejismo que una realidad. Addison amenazaba con sus galopadas y Oriol se hacía grande en el juego aéreo, pero sus intentos no pasaban del casi. La Ponferradina, cómodamente agazapada atrás, mostró sus cualidades a cuentagotas, pero Bermúdez se vio obligado a realizar dos intervenciones decisivas para mantener su puerta a cero.

Con sus opciones intactas, los culturalistas se volcaron sobre el área rival nada más regresar de los vestuarios. El empuje local provocó momentos de desconcierto en los bercianos, que veían el balón rondar su portería peligrosamente. Sin embargo, a los discípulos del tío Milo les faltó la serenidad para concretar ese dominio en situaciones reales de gol. Fue entonces cuando la Amaral decidió ir por el partido, de Paula saltó al campo y las ilusiones leonesas de dieron de bruces con la triste realidad.

domingo, 20 de abril de 2008

De caldos, copas y denominaciones de origen

Las ingratas condiciones meteorológicas con las que se presentó el sábado acabaron echando por tierra la prevista excursión a Valladolid. Acompañar a la Cultural en su persecución de la sexta plaza era un horizonte cercano e interesante, una vez asumida la clasificación para la próxima Copa del Rey como el nuevo objetivo del equipo. Pero, aunque necesarias y bienvenidas, las lluvias no son el decorado más deseado por el aficionado al fútbol. El fin de semana invitaba más al hogar y al caldito caliente que a meter el bocadillo en la mochila y hacer kilómetros.

Tras dos victorias consecutivas frente a equipos al borde del descenso, el empate conseguido frente al filial vallisoletano sabe a poco. La tónica de esta temporada ha sido sucumbir con los de arriba y superar a los de abajo, lo cual no se pudo cumplir en esta ocasión. Las crónicas, al menos, destacan al portero local como el principal protagonista del partido, que siempre es un consuelo. Al igual que el punto conseguido, que poco cambia la situación del club una semana antes del apasionante derbi en el Amilivia, frente a la Ponferradina, en el que se medirán los dos equipos más goleadores del grupo.

Mientras tanto, en León, una inesperada polémica se ha levantado con respecto al nombre del estadio del que los aficionados culturalistas disfrutamos domingo sí, domingo no. Parece ser que algunos sectores de la política capitalina han propuesto cambiar el nombre al nuevo Antonio Amilivia por el de Ciudad de León o, todavía mejor, Reino de León. Es, una vez más, sorprendente, la facilidad con la que los políticos son capaces de crear polémica donde no la hay o, mirándolo de otro modo, lo poco que hace falta para herir susceptibilidades en los corazones de la ciudadanía.

Se trata este de un asunto jugoso, al que espero poder dedicarle más tiempo en las próximas semanas. Lo que ahora más preocupa al aficionado es, con toda seguridad, el partido del próximo domingo frente a nuestros vecinos bercianos, en el que la Cultural tiene la última oportunidad de la temporada de congraciarse con sus seguidores y elevar unas décimas la nota final de una temporada entre el suspenso y el aprobado.

domingo, 6 de abril de 2008

Game over

Obligación y devoción me han mantenido alejado de la Cultural en los últimos tiempos, siguiendo el devenir del equipo desde la distancia. Aunque es deber del buen aficionado mantenerse fiel a su club tanto en las duras como en las maduras, he de admitir un cierto alivio en el hecho de que el derrumbe definitivo de la cultu haya coincidido precisamente con estas semanas de ausencia forzosa.

No es fácil entender que los leoneses hayan dicho adiós a la temporada justo después de cuajar la mejor actuación de la misma, tras batir con claridad al Zamora, en la primera victoria de los discípulos del tío Milo sobre uno de los conjuntos punteros. El entusiasmo mostrado por los locales en esa ya lejana tarde de Febrero, unida a las buenas sensaciones causadas por dos de las nuevas incorporaciones: Olmo y Goikoetxea, dieron paso a una racha nefasta de 5 partidos en los que únicamente se sumaron 2 puntos.

Los mandatarios culturalistas, en esta ocasión, mostraron la templanza necesaria para ratificar al entrenador y redefinir objetivos. Sin embargo, la pobre imagen ofrecida frente al Conquense ha acabado por liquidar la última mota de paciencia presente en la afición del Amilivia. La derrota frente a los manchegos es especialmente dolorosa porque, aunque se veía venir, sentencia definitivamente a la Cultural en los puestos insignificantes de la clasificación. Además, resulta frustrante ver como, una vez más, un equipo inferior técnicamente se lleva los 3 puntos de León con una idea futbolística rudimentaria: aguantar el cero a cero y esperar a que la desesperación del rival les conceda alguna oportunidad. El Conquense, para colmo, se consolida en las posiciones de play-off...

Así pues, con mes y medio por delante todavía de competición, no cabe esperar más que un mínimo de profesionalidad por parte de los jugadores, un último esfuerzo por agradar a su afición. Mejor o peor, es la que tienen. Y si las enormes espectativas han sido un factor en contra a la hora de conseguir buenos resultados, ahora que la presión ha desaparecido, veremos si la dinámica se altera o realmente no hay más cera que la que arde.

lunes, 25 de febrero de 2008

Una apuesta por la continuidad

La inquietud ha vuelto al seno de la Cultural Leonesa tras las dos últimas derrotas consecutivas, ambas lejos del Amilivia, que alejan al conjunto todavía dirigido por Milo Abelleira aún más de los puestos que permiten jugar la fase de ascenso. El equipo leonés se encuentra ahora a 7 puntos de la cuarta posición, ocupada por el Barakaldo, una distancia que, si bien no insalvable si hacemos caso a las matemáticas, parece definitiva a juzgar por el paupérrimo balance culturalista lejos de su feudo.

El partido frente a la Real Sociedad B ha abierto la caja de los truenos en el seno del club presidido por Domingo Cueto, que se despachaba a gusto a la conclusión del mismo con unas duras declaraciones, suavizadas posteriormente, en las que llegaba a pedir la dimisión del entrenador. Mientras tanto, el tío Milo, cuestionado desde hace muchos meses, defendía las opciones de su equipo para alcanzar el objetivo marcado a principio de temporada y que en ningún momento de la competición ha estado realmente al alcance de la mano.

A pesar de que aún restan enfrentamientos directos con los rivales de la parte alta de la clasificación en los que limar diferencias, la realidad es que la Cultural se ha mostrado demasiado irregular a lo largo de la temporada como para esperar a estas alturas una reacción tan espectacular como improbable. A pesar de las buenas sensaciones que han causado los fichajes de Olmo y Goicoetxea, la debilidad defensiva de los blancos está siendo un lastre demasiado pesado para que el equipo logre ascender más allá de la mitad de la tabla.

Teniendo en cuenta todos estos datos, sin embargo, habría que cuestionarse la conveniencia de mantener al actual entrenador, cosa que a buen seguro está sucediendo en estos momentos en el seno de la junta directiva. El club lleva varios años viviendo en tierra de nadie y, desgraciadamente, los constantes cambios en el banquillo no han servido para cambiar esta dinámica de mediocridad. Milo Abelleira llegó a mitad de la campaña pasada y consiguió salvar al equipo de males mayores. Con un contrato de 3 años firmado el pasado verano, ¿no sería el momento adecuado de darle una oportunidad a la continuidad? A fin de cuentas, la otra fórmula ya ha sido explorada reiteradamente y de manera infructuosa.

Este club ha caído ya demasiadas veces en el vicio de derrumbar edificios a medio construir para iniciar un nuevo proyecto al que tampoco se le da tiempo de tomar forma. Es casi un hecho que el tío Milo no habrá podido superar el listón, pero, al menos desde mi punto de vista, ha hecho lo suficiente para ganarse un poco más de tiempo y trabajar con tranquilidad. Tenemos la oportunidad, si no la obligación, de apostar por la continuidad, aunque sólo sea por ver qué pasa.

domingo, 27 de enero de 2008

El día "B"

Hay días en que el fútbol deja de ser importante. Con todo lo que eso conlleva. Nada más despertarme supe con claridad que hoy era uno de ellos y hubiera preferido quedarme en la cama de haber podido, pero pensé que quizás el tenis me aliviara. No fue así, pero ver a Djokovic decirle en la cara a 15000 tipos que le importaba un comino que hubieran estado animando a su rival tuvo su lado reconfortante. Incluso ahora puede que me caiga un poco mejor el muchacho.

La estruendosa claridad que entraba por la ventana hacía suponer un día azul, pero la perspectiva de acudir al estadio no me transmitía la ilusión del resto de domingos. Más bien podría decirse que me resultaba indiferente, a pesar de que la visita de un equipo mal clasificado, como es el caso del Osasuna B, aumentaba las probabilidades de victoria culturalista. Los leoneses se han mostrado totalmente incapaces ante los conjuntos situados en la parte alta de la clasificación, aunque han cumplido los pronósticos frente a los más débiles.

Camino del Amilivia, decidí probar suerte con el cd de Extremoduro, aunque, al contrario de lo que le sucedía al personaje de la mítica película, a mí esa música me remueve las vísceras y los pensamientos. Es duro comprobar que en la vida se cometen los mismos errores una y otra vez. Y más aún hacer las cosas mal a sabiendas de lo mal que se están haciendo sin poder evitarlo. Más que ver el fútbol, esta tarde hubiera preferido estar en el pellejo de Pablo Suárez y repartir patadas a diestro y siniestro. ¿Por qué los centrales de la Cultural han recibido tan pocas tarjetas a estas alturas de la competición?

Hay veces en que el fútbol deja de ser importante y, sin embargo, cuando suena el himno y saltan los jugadores, me embriaga la emoción, las nubes se alejan de mi cabeza, regresa la ilusión. El espejismo se diluye en unos minutos, desgraciadamente. Esta vez no tengo los ánimos preparados para una sesión de patadón y tentetieso. A mi espalda, un par de amigos charlan pacíficamente sobre el equipo e ironizan con las habilidades de alguno de nuestros jugadores. Seguirles el hilo resulta entretenido, pero el chiquillo de delante está dando la matraca con una de esas cornetas que no deberían estar en venta en ningún país civilizado, así que cuando llega el descanso me levanto y me voy a otra zona de la grada.

En realidad, no se puede estar del todo mal en un lugar en el que venden cerveza. Cuando consigo mi vaso ya ha comenzado la segunda mitad, pero el rumor uniforme de los espectadores me indica que no me he perdido nada. Es más, hubiera sido preferible abandonar el estadio, porque el juego de la Cultural es tan patético que me está haciendo un nudo en el estómago. En una ocasión Riera está a punto... pero nada. Podemos dar gracias que el Osasuna B no haya estado más atinado, porque fácilmente nos hubiéramos podido quedar sin el punto de la consolación.

Después de un desmoralizante empate a cero, lo más fácil sería maldecir o pitar o irse a casa con la cabeza gacha. Por el contrario, la tarde nos ha vuelto a brindar varias enseñanzas. En primer lugar, no des tu número si vas a lamentarte de que el teléfono no suene (lo más probable es que lo haga y te llame la persona más indeseable); en segundo lugar, no te hagas de la Cultural si te va a desesperar que no logren el ascenso (ni siquiera jugar la promoción). Yo soy socio, ustedes pueden hacer la cuenta.

lunes, 14 de enero de 2008

El dios de la lluvia bendice a la Cultural

Es alrededor de las 4 y cuarto de la tarde cuando estaciono el coche frente al estadio. Las gotas caen sobre el parabrisas deformando la gris realidad que casi como una foto fija permanece frente a mí. De no haber sido por mi colega Judi, que tuvo a bien cambiarme el turno, en estos momentos estaría trabajando y lamentando mi mala suerte. Por el contrario, me encuentro rebuscando entre las emisoras de radio, ansioso por escuchar algunos comentarios previos al partido inminente que va a enfrentar a la cultu con el CD Logroñés.

De una carrera cruzo la carretera y me encamino sin demora al la puerta de acceso al campo. A pesar de ir bien abrigado, siendo el gélido abrazo de la brisa mientras deambulo por las gradas y los equipos completan el calentamiento. La cuenta atrás va llegando a su fin. No hay muchos parroquianos, pero el numeroso efectivo policial hace intuir la presencia de aficionados forasteros. Quizá ellos también recuerden que el club que hoy se debate en las últimas posiciones del grupo II de la 2ª B estuvo un día dando guerra en la máxima categoría y que en sus filas contaron con jugadores carismáticos como Lopetegi, Salenko, Polster o el insustituible "Tato" Abadía.

Una vez que el himno de la Cultural Leonesa da paso al pitido inicial, es precisamente el reducido grupo de hinchas riojanos el que se encarga de poner el hilo musical al partido. Sus cánticos no desafinan a pesar del tempranero gol del equipo local, que enciende tímidamente los ánimos de una afición estupefacta, poco predispuesta a admitir la posibilidad de que la cultu pueda acabar la jornada tocando las posiciones de ascenso con la punta de los dedos.

De hecho, los jugadores parecen contagiarse del extraño ambiente. Ha dejado de llover desde el cielo y es ahora el conjunto rojiblanco el que amenaza. Se han hecho dominadores del juego y se acercan al área de Bermúdez con excesiva facilidad. Cristóbal lo intenta por la izquierda pero no tiene la verticalidad de otras veces ni logra superar a su par; es uno de mis jugadores favoritos, pero temo que no pueda aprovechar la oportunidad que ha tenido de regresar a la titularidad.

A pocos minutos para el descanso, los aficionados locales ya han manifestado su preocupación: el balón pertenece al Logroñés y está cada vez más cerca de la portería culturalista. En un abrir y cerrar de ojos, con sólo colgar un par de balones al área, el equipo riojano ha dado la vuelta al marcador y al Antonio Amilivia sólo le queda el mísero recurso de desahogarse con el árbitro y cambiar de tema hasta que los jugadores regresen al rectángulo de juego. Por mi parte, camino de un lado a otro para evitar los temblores y maldigo el frío leonés que convierte a los aficionados en héroes de la utopía y descarga las pilas de la cámara a una velocidad asombrosa. No me dio tiempo a sacar ninguna instantánea decente para acompañar el texto de hoy.

Los equipos saltan al campo y resulta esperanzadora la presencia de Chema ya desde el primer minuto de la reanudación. El bravísimo jugador navarro, reservado de inicio por estar apenas recuperado de una lesión, es el alma máter de este equipo: tiene experiencia, pero se entrega como un canterano; desborda en ataque y contiene en defensa; sabe aplacar a las colegiados y ser deportivo con el rival. Su participación en la segunda parte fue un auténtico revulsivo, aunque los titulares acabaran siendo monopolizados por otro de sus compañeros, un hijo de La Masía, un ejecutor del jogo bonito: Oriol Riera.

A los pocos minutos, Nasser trazó un pase genial a la espalda de la defensa riojana que dejó al delantero catalán mano a mano con Stef, al que batió con un disparo raso y ajustado. Y, a renglón seguido, Cristóbal condujo el balón hasta el borde del área, dobló a Chema, que le había seguido pegado a la banda, y el centro de éste fue cabezeado por Riera al fondo de las mallas. Hat-trick del 9 culturalista y el delirio en el graderío. El antiguo gallito de primera, cuya única figura actualmente es su entrenador, Quique Setién, pagaba su falta de oficio y la convicción de un equipo dispuesto a no dejar escapar su último tren en dirección a la promoción.

Se oyeron con fuerza los gritos de "Cultural, Cultural". Con muchos minutos por delante, ambos equipos crearon suficientes ocasiones para mover el marcador: los ataques podían permanentemente con las defensas. El temblor de piernas, que ya no podía dominar, era causado tanto por el frío como por la incertidumbre del resultado. Al igual que había ocurrido 7 días antes, estábamos disfrutando del espectáculo y de un triunfo que deja a la Cultural Leonesa a únicamente 2 puntos del cuarto puesto que supone la antesala de la gloria.

Tenía ganas de quedarme y aplaudir a nuestros jugadores. Se lo merecían, después de haberse esforzado al máximo para sacar el partido adelante. Sin embargo, pensaba en el cálido refugio del hogar, igual que muchos otros, que también abandonaban el estadio casi al trote. Volvía a llover, pero esta vez la lluvia no era molesta, sino una bonita forma de celebrar una victoria para la esperanza.

domingo, 6 de enero de 2008

Los Reyes hacen magia con la Cultural

El día de Reyes deparó un magnífico regalo en forma de partido de fútbol a los apenas 1.500 aficionados que acudieron al Nuevo Estadio Antonio Amilivia. La Cultural Leonesa y el Guijuelo disputaron un emocionante encuentro en el que no faltó ninguno de los atractivos que el espectáculo balompédico es capaz de ofrecer. Y, lo que es aún más importante para los aficionados culturalistas, el conjunto leonés no sólo se hizo con los 3 puntos, sino que mostró una imagen acorde con lo que se espera de un aspirante al ascenso.


De inicio, la cultu cargó el juego por el costado izquierdo, lugar por el que David puso en dificultades a su marcador. Y sería precisamente el zurdo vigués el encargado de inaugurar el electrónico (en sentido figurado, puesto que el marcador no funcionó hasta el segundo tiempo), al recoger una asistencia de Oriol Riera y conectar un disparo seco, al borde del área, que se coló en la portería rival tras tocar en el poste. Los equipos aún estaban en fase de tanteo, pero pronto se pudo apreciar el buen trato del balón del que hacían gala los leoneses, que recurrieron al pelotazo largo en contadas ocasiones.

A pesar del gol tempranero, los culturalistas no variaron su esquema. Siguieron controlando la posesión de balón y el ritmo del encuentro, que se iba adormeciendo con el paso de los minutos. El Guijuelo, mientras tanto, apenas daba señales de vida. Su única amenaza parecía el número 7, Mangas, que superó a Gorka en varias ocasiones. Sin embargo, al filo del descanso, una incursión en el área de los salmantinos acabaría en penalti, que Urraka convirtió, devolviendo las tablas al marcador.

La tarde había sido apacible, agradable incluso, pero, ya con iluminación artificial, los segundos 45 minutos se convirtieron en una auténtica lucha de poder a poder. La Cultural Leonesa regresó al terreno de juego con gran convicción, fruto de la cual llegó el segundo tanto, por medio de un cabezazo de Pablo Suárez a la salida de un córner. Los espectadores se iban involucrando cada vez más en el partido, animando a sus jugadores y protestando la labor arbitral. En esta segunda faceta, las iras del respetable se desatarían definitivamente tras la señalización por parte del trencilla asturiano de un segundo penalti en el área culturalista. Urraka batía nuevamente a Bermúdez desde los 11 metros.

A pesar del jarro de agua fría que suponía el tanto visitante, los mejores momentos locales estaban por venir, fruto de la buena actuación tanto individual como colectiva. Chema y Riera adquirieron más protagonismo en las ofensivas, pero, por encima de todos, destacó la figura de Iván Mateo, que asumió su papel de líder con más determinación y acierto que nunca. De las botas del madrileño nacería el tercer y definitivo tanto de la Leonesa, en jugada personal culminada con un contundente zapatazo a la red.

Con muchos minutos por delante, los discípulos del tío Milo gozaron de innumerables ocasiones para sentenciar el choque, pero ni Riera, ni Mateo, ni Addison (que sustituyó a Asier) lograron el gol de la tranquilidad. El equipo rojiblanco no dudó en adelantar líneas para intentar llevarse algún punto de su visita a León y su valentía a punto estuvo de tener recompensa. Dos remates dentro del área pusieron el corazón en un puño de los aficionados culturalistas.

Finalmente, la victoria sonrió a los blancos, que terminan la primera vuelta a tan sólo 3 puntos de la zona de promoción y comienzan el año con sensaciones de equipo grande. Confiemos que lo visto en esta mágica fecha en el Nuevo Amilivia no haya sido el sueño de una noche de Reyes.