Un aplicado oficinista frente a un despreocupado funcionario. Esa es la imagen que ilustra el partido disputado el domingo entre la Cultural Leonesa y la Real Sociedad B. Los jóvenes canteranos donostiarras plantearon un encuentro carente de ambición, en busca de un empate con el que cumplir el expediente y regresar a casa con la conciencia tranquila. Sin embargo, la corrección defensiva no fue suficiente ante la aplicación tozuda en su labor del conjunto local. La Cultural, como ya ha sucedido en otras ocasiones, no destacó por la belleza de su actuación sobre el césped, sino por su tremenda efectividad.
El equipo de Álvaro Cervera es un artesano concienzudo, un amanuense infatigable. La escuadra leonesa basa su éxito en conseguir un beneficio óptimo asumiendo el mínimo riesgo. Con el beneplácito de una afición más paciente y entregada que de costumbre, la cultu controló el partido sin alardes, sin urgencias, a la espera de que alguna de sus numerosas armas acabara por derrumbar la apática resistencia visitante. Con los medios centros menos inspirados que en otras tardes, el peligro blanco llegó por las bandas, desde donde Rico y Chema encararon con insistencia. En la primera mitad, un pase del primero dejó al navarro mano a mano con Iturroiz, pero la definición careció de la precisión necesaria para abrir el marcador. Tampoco el árbitro concedió un penalti en área realista que desde la grada pareció más que claro.
Nada que temer. A pesar de llegar al descanso con empate en el luminoso, la Cultural, despacito y buena letra, se iba acercando a su objetivo. A las virtudes futbolísticas de la escuadra leonesa hay que añadir esa dosis de confianza extra que proporciona estar en una dinámica ganadora; jugar con el convencimiento de que el esfuerzo realizado acabará teniendo recompensa en el minuto 90. Así fue, una vez más a balón parado, como Santi Santos remató a la red un balón peinado al segundo palo y la Real Sociedad, demasiado anclada en su plan inicial, nunca fue capaz de aumentar la intensidad lo suficiente para inquietar a Bermúdez. De hecho, el segundo gol, aunque conseguido desde el punto de penalti, hizo justicia al incesante empuje de los leoneses, que no bajaron las revoluciones hasta el pitido final.
Mientras el plan de trabajo bien ejecutado tiene su justo reflejo en la tabla clasificatoria, algunas noticias inesperadas procedentes de los despachos se encargan de poner algunos nubarrones en el esperanzador horizonte de los culturalistas.
martes, 28 de octubre de 2008
Suma y sigue
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