El pasado domingo, la Cultural Leonesa ponía fin a la temporada en su estadio frente al Lemona, con la única motivación de dejar un buen sabor de boca en su despedida de la afición. Las crónicas del partido, sin embargo, apenas se detienen en el plano futbolístico, para destacar las protestas generalizadas de los asistentes, que aprovecharon la ocasión para expresar su decepción por la situación del equipo con pancartas y flamear de pañuelos a la conclusión del encuentro. Es comprensible la reacción del aficionado, puesto que la clasificación de la Cultural no se corresponde con las expectativas creadas desde muchos sectores alrededor de esta plantilla.
Hace tiempo que, por diversos motivos, León dio la espalda a su equipo de fútbol. Las gradas del (todavía) Amilivia presentan un aspecto bastante desolado los días de partido. Los pocos que van (o vamos) no destacan por ser los más entusiastas, ni los más ruidosos, ni los más incondicionales. Pero están. A pesar del frío, a pesar de la lluvia y a pesar del pobre espectáculo en tantas ocasiones. Y esto lo digo porque burlarse de quienes pagan la entrada al estadio es un acto que debería ser muy seriamente meditado y que, sin embargo, ocurrió en un medio de comunicación.
Por motivos laborales, no pude ver el partido en directo, pero sí sintonizar los comentarios durante la recta final de la segunda parte. Acertó a salir Punto Radio y con ellos me quedé. No son precisamente buenos, pero si alguien mete un gol al menos se enteran y lo dicen. Lo que no me esperaba era la manera arrogante y desdeñosa con la que su locutor habitual criticó a quienes quisieron levantar la voz para manifestar su inconformidad con la temporada cuajada por su equipo.
Quizás las palabras surgieran de un momento de arrebato, similar a otro en el que, meses atrás, este mismo locutor, incapaz de encontrar un adjetivo más adecuado, se vio obligado a recurrir al insulto para expresar el desagrado que le producía la actitud de Addison en el terreno de juego. Este domingo, no dudó en reprender a los aficionados que decidieron dirigirse al palco y protestar, argumentando que el club es una sociedad anónima deportiva, una "empresa", y que, como tal, pertenece a sus dueños.
Ese es un punto de vista poco original y no demasiado apropiado para el mundo del fútbol. Pero, incluso si lo admitiéramos, es innegable que los aficionados/consumidores tienen derecho a, ya que han pagado, demandar un mejor producto producto de un equipo/empresa que, por si fuera poco, en el caso de la Cultural, ha recibido una generosa aportación de dinero público.
Me gustaría dejar claro que no tengo nada en contra de los profesionales de Punto Radio, sino que me limito a comentar un hecho puntual. Es más, el tratamiento que recibe la cultu por parte de los medios locales en general no se puede calificar como benévolo precisamente. Pero la afición, soberana, está en su derecho (y es su obligación, incluso) de dar un veredicto al proyecto deportivo de esta campaña a punto de concluir. Y el veredicto no deja lugar a dudas: pulgares hacia el suelo.
jueves, 15 de mayo de 2008
La afición baja el pulgar
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