El fenómeno Nadal vuelve a España con motivo de la disputa del ATP Masters Series de Madrid, en el que ha sido ceremoniosamente coronado como nuevo número 1 del tenis mundial. En la noche de ayer, el bravo jugador mallorquín hacía su debut en el torneo frente a un desconocido para el gran público: Ernest Gulbis, letón clasificado en el puesto 54 del ránking. Seguramente, los muchos seguidores de circunstancias a este deporte pensarían que el partido iba a ser un paseo para Rafa Nadal. Muy al contrario, el público en las gradas asistió estupefacto al desarrollo de un encuentro igualado e incierto en muchos momentos, que sólo gracias a su saber estar en los puntos importantes pudo finalmente el balear decantar de su lado, tras 2 horas y 21 minutos de batalla.
Al igual que en el tenis, ya hace mucho tiempo que en el mundo del fútbol se dice eso de que no hay enemigo pequeño. El color de la camiseta, las grandes estrellas o los presupuestos millonarios no son seguro de nada. Es por eso que siempre me sorprendió la poca paciencia que el público del Amilivia tradicionalmente tenía para con sus jugadores, incluso cuando era comprensible que se agotara con facilidad. Ahora, en el Reino de León, aunque no gracias a la nueva denominación, es de suponer, las cosas parecen haber cambiado.
La Cultural sufrió mucho en los primeros veinte minutos frente al Lemona, un rival muy incómodo y solvente en la parcela defensiva. El equipo fue incapaz de combinar, incapaz de conectar con sus puntales ofensivos y crear inquietud en el marco rival. En otros tiempos, la tormenta no hubiera tardado en levantarse en la grada y los rayos, en forma de silbidos y abucheos, en caer súbitamente sobre los jugadores locales. Sin embargo, los aficionados mantuvieron la serenidad, conscientes de la dificultad del momento, hasta que se despejó el horizonte con el primer gol.
Este cambio de actitud no es simple casualidad. El plantel de Álvaro Cervera está mostrando señales que invitan al optimismo y hacen más factible la paciencia en el aficionado que, por otra parte, está deseando ofrecer su apoyo a un equipo que se haga merecedor del mismo. La buena sintonía entre jugadores y aficionados es una gran noticia y un requisito indispensable si es que la Cultural desea aspirar a estar en lo más alto. A buen seguro, un ganador como Rafa Nadal no sacaría el pañuelo tan fácilmente.
miércoles, 15 de octubre de 2008
El fenómeno Nadal
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