Los medios de comunicación leoneses, acuciados por la necesidad de vender la actualidad, habían calificado de final el partido frente al Club Deportivo La Muela. Tratándose de un rival directo en la delicada misión de eludir el descenso, no les faltaba su parte de razón. Es innegable que quien guste del periodismo amarillista tiene mucha materia prima para fabricar titulares con la situación presente de la Cultural Leonesa. El equipo vive en puestos de descenso desde comienzo de temporada, por mucho que los jugadores parezcan mejores y jueguen a un nivel superior al que indica la clasificación. Esta plantilla, por si fuera poco, lleva ya dos meses sin cobrar y ha manifestado públicamente su malestar por un hecho, como es el de las deudas, demasiado habitual ya en nuestro fútbol modesto. Claro que los dueños del club, los que se encargan de la gestión de los dineros, están inhabilitados para el ejercicio de sus funciones tras sentencia judicial. Y, por si fuera poco, los aficionados más aficionados de entre todo el culturalismo: la peñas, han tenido la idea insólita y desconcertante de no entrar al estadio antes de haberse disputado media hora de cada partido.
En esta caldo de cultivo es inevitable que surjan voces críticas y, de entre estas, hay una que, lamentablemente, se está dejando oír últimamente más de lo recomendable y que aboga por la desaparición de la Cultural. En la mayor parte de los casos, esta opinión se basa en el rechazo a un consejo de administración cuyos repetidos desaciertos han abocado al histórico club leonés a la miseria en lo económico y al desconcierto en lo deportivo. En otros, como es el caso del señor Fernández, alcalde de León, suponemos que procede más del despecho por unos dirigentes que tantas veces llamaron a las puestas del Ayuntamiento para pedir y blindaron las suyas a la hora de tomar decisiones. Esta medida, sin embargo, a nosotros no nos parece una solución, sino un suicidio, porque este enfermo puede que precise amputar un miembro, pero no le hace falta un tiro en la cabeza. Y supongo que nadie nos garantiza que dar de baja el escudo o cambiar el color de la camiseta vaya a mejorar la racha de resultados. Por si alguien lo duda, que pregunte en Oviedo, Burgos o Logroño.
Eso sí, mediada la segunda mitad y con desventaja de dos goles en el tanteador, el graderío estaba de uñas como gato enjaulado, Monteagudo escondido en el banquillo y los jugadores reclamando un exorcismo. Sólo un niño, a nuestra espalda, mantenía la cordura y preguntaba a su padre por qué los árbitros eran siempre tan malos... La tarde se había torcido con un penalti que, a los cinco minutos, había servido al conjunto visitante para ponerse por delante y el posterior vendaval culturalista, magistralmente dirigido por Curro, no lograba derribar la portería del conjunto maño. Con el partido y, posiblemente, el puesto perdidos, el míster leonés dio entrada a Viola y Rubén Pardo, en un intento desesperado de que alguien, aunque fuera sin querer, empujara la pelota dentro de la portería rival. La gloria, en esta ocasión, estaba reservada para el ariete gallego, asistido de manera excelente por Rubén Rivera: primero lanzándose en plancha sobre la línea de meta y, ya en tiempo añadido, cabezeando a la red la ilusión de toda una afición.
Dios aprieta, pero no ahoga; un punto deja las cosas como estaban, con 21 finales por delante. Eso sí, la noche del domingo, todos los culturalistas, hasta esos que, como buenos cristianos, sólo ven salvación en la muerte, durmieron más felices que los culés tras una rutinaria manita de goles. Para tratarse de un equipo en puestos de descenso, el espectáculo visto en el Reino de León no estuvo nada mal.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
La Muela y otros juicios
lunes, 29 de noviembre de 2010
Viola asoma la cabeza
La visita del colista al Reino de León convertía la jornada en una lucha por la superviviencia entre dos equipos necesitados de un héroe al que aferrarse en su delicada situación clasificatoria. La Cultural sigue echando de menos a ese jugador especial que, como hiciera Jito la temporada pasada, infunda ilusión a la hinchada y temor a los rivales. Con las bajas de Mena y Yagüe, Monteagudo encomendó su futuro en dos hombres poco habituales: Rivera y Pardo, que se entregaron a la causa con suerte desigual, aunque el gran protagonista de la jornada iba a comenzar el partido desde el banquillo.
Desde la grada, soportando el mal juego colectivo y los virulentos comentarios de los parroquianos, las tácticas de superviviencia estaban bien planificadas y se ejecutaban con mayor precisión que la mostrada por Cultural y Peña Sport. Los termos, cargados de té y café, templaban los ánimos, mientras que las galletas endulzaban la inquietante impresión de ver trabajar más al guardameta leonés que al navarrico. Fue tal el desacierto durante la primera parte, que el derroche físico de los protagonistas parecía más encaminado a combatir el frío que a la consecución de los tres puntos.
Afortunadamente, el panorama cambió tras el descanso. Mientras nosotros nos afanábamos con la rosca de la botella de vodka polaco, Monteagudo hacía lo propio con sus pupilos, de tal manera que, tras unos buenos lingotazos y unas cuantas consignas, la pasión del fútbol llegó al césped y la Cultural al área contraria. Con un Rivera inspirado en banda derecha, el juego de los leoneses dio síntomas de mejoría y llegaron las primeras oportunidades, aunque los minutos seguían pasando con el marcador congelado equitativamente.
En el minuto setenta saltó al campo Viola en sustitución de Rubén Pardo, que abandonó el campo sufriendo el enfado, algo injusto, de la grada. Pero como el fútbol escribe leyendas allá donde rueda una pelota, diez minutos después, el ariete leonés encontraría su lugar en la historia con un soberbio cabezazo al fondo de las mallas; un gol que vale tres puntos y que aúpa a su equipo a una zona menos comprometida de la clasificación. Por fin llegaba el primer gol del canterano con el primer equipo, más de dos años después de debutar en Liga de la mano de Álvaro Cervera y tras haber sufrido el descenso de categoría del filial la temporada pasada. Ese filial del que pocos se acordaron mientras existía y que, precisamente hoy, sea más importante que nunca recordar si todavía deseamos mantener viva la llama del culturalismo.
domingo, 21 de noviembre de 2010
Real Oviedo-Cultural: crónica desde el salón de casa
Con Curro entonado en la que fue su casa, la Cultural recuperó el buen toque de balón, aunque durante muchos minutos pareció que iba a volver a la senda de la frustración. No fue así. Aunque la pierda en ocasiones, Santi Santos usó la cabeza en el tiempo de descuento para conseguir el segundo gol de su equipo y rescatar un punto del Carlos Tartiere. Como dijo aquel genio, "con diez se juega mejor que con once", sobre todo cuando el rival tiene nueve.
Pues sí, a pesar de dar una impresión de equipo acomodado y falto de carácter, el Real Oviedo acabó con dos jugadores expulsados, más por las ganas de tarjetear del joven colegiado gallego que por la dureza empleada por los asturianos. Antes de eso, Marín también había tomado el atajo a los vestuarios, "por dos p**** faltas", como se leía en sus labios mientras abandonaba el campo, tras ver la segunda amarilla, quizás pensando que estaba jugando al baloncesto y que tenía autorización para hacer dos faltas más antes de ser descalificado.
Marín y Vergara son un rara especie en ese fútbol tosco que predomina en la 2ªB. Como tantos craks de patio de colegio, donde la portería es algo secundario, su gran pasión es regatear rivales, cuantos más mejor. Si los muy cobardes vienen de tres en tres, no hay miedo, ni tentación de pasar la pelota, a por ellos; si hay espacio por el que avanzar, demos la vuelta en busca de piernas enemigas a las que enfrentarnos. Así son ellos: hábiles, geniales, incorregibles y uno tiene la tentación de mandarlos a esparragar, pero no se atreve, porque de entre tanta anarquía puede acabar surgiendo la jugada de gol.
Es evidente que Cedric estudió en otra escuela y no se acaba de entender la poca paciencia que Monteagudo tuvo con él. Desaparecido muchas jornadas, ha vuelto, reconvertido en lateral, y merece quedarse. Quizás se le pueda achacar parte de culpa en el primer gol ovetense, pero, en líneas generales, su flanco estuvo bien cubierto y hay que destacar lo poco que se equivoca con el balón en los pies. Suele buscar el pase más sencillo, eso es verdad, aunque teniendo en cuenta las aficiones de los que tiene por delante, no sería justo culparle por ello.
Y, finalmente, llegamos a Mena, el más completo de los atacantes culturalistas, posiblemente el único de ellos que tiene esa calidad propia de categorías superiores. Supo encontrar las zonas vulnerables de la defensa local y estuvo a punto de lograr el gol ya en la primera parte, con dos buenos disparos desde el borde del área. Al poco de iniciado el segundo tiempo, conseguiría la primera igualada para la Cultural, tras recoger el rechace de Aulestia en el penati que él mismo había ejecutado. El ex-jugador culturalista fue un seguro de vida para el Oviedo, que mostró una falta de ambición impropia en un equipo pensado para mayores cotas. A pesar de su apatía, hay que reconocerlo, tuvieron la victoria al alcance de la mano. El conjunto leonés, por su parte, consiguió el empate final gracias a un arranque de orgullo, lo que son las cosas, precisamente cuando ya su dosis de buen fútbol se había agotado por completo.
lunes, 15 de noviembre de 2010
La Cultural saca partido de las expulsiones
De inicio, Monteagudo confió las riendas del equipo a Curro y Quique, una dupla de calidad con la que controlar la pelota y dominar al equipo rojiblanco, destacando también el regreso al once de Cedric Kissamba, defenestrado durante semanas, para ocupar el lateral derecho del temerario Marín. Aunque el planteamiento de la Cultural persiguiera otros objetivos, lo cierto es que el partido discurrió en tierra de nadie hasta la media hora, cuando una cabalgada de Mena se saldó con la expulsión de Alain. Al contrario de lo sucedido en las últimas jornadas, era el conjunto leonés el que se veía con ventaja numérica y muchos minutos por disputar. Curro envió el tiro libre al larguero y cuando todavía la grada hacía balance de la situación, Guillermo se internó por el carril de Tomillo, culminando su jugada con un disparo inapelable ante el que Diego Calzado nada pudo hacer.
La angustia de la afición dejó la temperatura de la grada en cifras negativas. Los jugadores locales, eso sí, afrontaron la segunda parte como si la vida les fuera en ello. Con la Cultural al borde del abismo, las imprecisiones fueron una constante y el poco orden táctico que se había visto hasta entonces desapareció por completo. Eso sí, fruto del acoso llegó un penalti primero, convertido por Quique, y la segunda expulsión en contra de los gijoneses después, dejando el camino allanado para una remontada inevitable. El cabezazo certero con el que Santi Santos ponía en ventaja a su equipo fue celebrado con la euforia de quien ha salvado la vida, en comunión con un Fondo Sur volcado con uno de sus jugadores insignia. Los minutos finales fueron un castigo desmedido para el filial rojiblanco, que, ya con el partido cuesta arriba, encajó dos goles más y sufrió la tercera expulsión de la tarde.
domingo, 31 de octubre de 2010
Tarde de terror en el Reino de León
La noche de Halloween tuvo un arranque de lo más terrorífico en la capital leonesa para la hinchada local. Bajo un cielo ceniciento y una lluvia fría y obstinada, los muchachos dirigidos por Alberto Monteagudo vieron hacerse añicos los buenos augurios de las últimas semanas. El Estadio Reino de León fue el escenario de una pesadilla macabra en la que la Cultural no sólo caía derrotada con estrépito; al mismo tiempo, varios de sus jugadores y técnicos se veían obligados a abandonar el campo mucho antes de cumplidos los 90 minutos de rigor, dejando a sus compañeros en inferioridad de elementos con los que enfrentarse a un rival agigantado y a una grada vuelta del revés.
Nada de esto era fácil de imaginar a las cinco de la tarde, hora de comienzo del encuentro. Los visitantes, es verdad, se desplegaron sobre el verde con vocación descaradamente ofensiva, mientras que los anfitriones se aferraban a la seguridad de su nueva dupla de acorazados: Mato y Orlando. Sin Quique, sancionado, ni Curro, de inicio en el banquillo, aquella apuesta romántica de las primeras jornadas por el toque y el buen trato del balón parece haber quedado abandonada definitivamente. Es más, podría decirse que esta nueva Cultural recuerda cada vez más a la de Yosu Uribe, pero sin matador, porque Jito se fue a Vitoria, como ya sabemos.
Así que tras unos minutos de tanteo sin sobresaltos, hizo su aparición inesperada Iñigo Azkue Otegi, el trencilla, el Freddy Krueger de amarillo, para sacarse de la manga una falta al borde del área y la primera de una larga lista de tarjetas con las que ir desquiciando a los culturalistas, jugadores y aficionados. Se cumplía el cuarto de hora de partido. Víctor Sánchez superó con maestría la barrera para conseguir el primer gol de la tarde y dejar a Calzado petrificado bajo el larguero.
Ya con angustia en las gradas, el canterano Víctor y el mismísimo Vergara tuvieron ocasión de nivelar el tanteador, pero se toparon con Castilla, que ese es el nombre del portero palentino y también el de la mitad hostil de la Comunidad Autónoma, que dirían algunos. A falta de puntería, el señor Azkue decidió aumentar la tensión de la disputa justo antes del descanso, señalando como penalty una zancadilla de Marín dentro del área y acompañando éste de una tarjeta roja para el lateral culturalista, que abandonaba el terreno de juego, eso sí, con el dudoso honor de ser el indiscutible líder del equipo a la hora de cometer infracciones en área propia. Ya van tres en su haber. Alejandro convirtió el segundo para su equipo y para delirio de los doscientos aficionados palentinos, cuyo ruidoso disfrute ante la agonía rival les haría merecedores del calificativo de sádicos, si no fuera porque de un simple partido de fútbol se trataba.
Tras el descanso, en un intento desesperado de salvar el pellejo, Mena contralaba con el pecho entre varios defensores y colocaba con precisión el balón para batir la portería rival, reduciendo la distancia en el marcador. Sólo había transcurrido un minuto del segundo tiempo y aparecía un destello de esperanza. En inferioridad numérica, la Cultural luchaba contra su destino de moribundo a base de bombear balones y percutir cuerpos contra la muralla morada, pero no contaba con el despiadado Azkue Otegi, quien, en lo que parecío un sangriento homenaje a Hannibal Lecter, fue tiñendo de rojo las blancas camisetas culturalistas: Yagüe, Martínez Sela (utillero), Diego Calzado, Aurelio Ruiz (preparador físico) y Santi Santos (ya con el partido concluido) fueron expulsados a manos del colegiado vasco. En el minuto 71, Alejandro había anotado el tercero del Palencia, dejando ya el partido reducido a un simulacro futbolístico y a una tortura inmerecida para la Cultural.
Ya en el exterior, desmoralizado, lo reconozco, huyendo del atasco y la masacre, evitando los charcos formados por una lluvia infinita, oía los gritos de rabia de un estadio hecho carne: "¡fuera, fuera!", más que protestando por la actuación arbitral, intentando despertar de la más terrible de las pesadillas.
martes, 5 de octubre de 2010
Nubes negras sobre el Reino de León
Más de uno se lo pensaría antes de acudir al estadio el pasado domingo. La tarde era de las que invitan a quedarse en casa: oscura, ventosa y preñada de ese primer frío que anuncia la cercanía del invierno. La visita del Real Unión, plagado de viejos conocidos, disipaba las dudas. Al fin y al cabo, siempre ha de llegar el momento de rescatar las botas de montaña y el abrigo grueso de las profundidades del armario. Una vez dentro del Reino de León, la tempestad no amenazaba más que si se tratara de una vívida proyección cinematográfica. Porque uno siempre tiene recursos para protegerse de la violencia de los elementos. Cuando las inclemencias futbolísticas arrecian, resulta mucho más complicado encontrar cobijo.
Dicen que días de borrasca son víspera de resplandores, pero tiene que estar siendo esta una semana dura especialmente para el míster Monteagudo. La ilusión por conseguir una proeza habrá dejado paso al más puro instinto de conservación. Tras varias semanas en el alambre, su equipo, la Cultural Leonesa, ha caído hasta el último peldaño de la tabla clasificatoria. Y, más allá de los atenuantes, que nunca faltan, la ocupa por méritos propios. Los síntomas ponen al descubierto la cruda realidad: fragilidad defensiva, incapacidad goleadora y moral por los suelos.
Frente a la escuadra irundarra, los jugadores leoneses sólo mantuvieron el tipo mientras el marcador estuvo igualado. Teniendo en cuenta las condiciones en las que se estaba disputando el partido, la consigna era no cometer errores en área propia y mantener la pelota lo más cerca posible del área ajena. En los compases iniciales, La Cultu cumplió con estas premisas, disparó con peligro y dispuso de varias situaciones a balón parado. Sin embargo, en la primera aproximación visitante, una internada dentro del área dio como resultado un remate que Calzado no pudo blocar y cuyo rechace empujó a la red Eneko Romo. A partir de ese momento, los jugadores culturalistas se fueron deshaciendo como terrones de azúcar bajo el aguacero.
Aunque el signo del encuentro ya había quedado definido, el tercer gol del Real Unión, el que aniquilaba cualquier atisbo de esperanza, llegaría al cuarto de hora de la segunda parte y supuso una dura prueba para la afición. ¿Cómo reaccionar? ¿Animar? ¿Callar? ¿Abuchear? El primer impulso fue abandonar el campo y volver a casa. No fui el único al que se le pasó por la cabeza: algunos enfilaron la salida, aunque la mayoría permanecieron en sus asientos, a la expectativa. Los más exaltados abandonaron el fondo y saltaron a la tribuna para dirigir sus improperios todo lo cerca del palco que le permitieron los empleados de seguridad. A esas alturas, poco importaba ya lo que sucediera a ras de césped. La Cultural estrelló dos remates en el larguero, por si a la derrota hubiera que añadirle la burla, como si el fútbol se estuviera vengando de faltas cometidas en el pasado. Mientras tanto, en el banquillo visitante, aunque no lo aparente, Cervera debe pensar que está consiguiendo una de las victorias más cómodas de su carrera. Finalmente, poco antes del 45, la grada decide liberar en forma de gritos la frustración acumulada durante el arranque de Liga más desastroso que se recuerda.
Llegados a este punto, permanecer en el estadio hubiera sido más un ejercicio de autoflagelalción que de apoyo a los colores.
sábado, 25 de septiembre de 2010
La Cultural tampoco despeja sus dudas en Zubieta
Ronda el cuarto de hora de la segunda mitad cuando se produce una jugada que puede cambiar radicalmente el discurrir del partido. A la salida de un córner, Martínez comete un penalti innecesario sobre Santi Santos y ve su segunda tarjeta amarilla. Mena convierte desde los once metros y la Cultural Leonesa empata la contienda por segunda vez. La última media hora, con ventaja numérica sobre el terreno de juego, se presenta como el escenario propicio para que los leoneses logren la primera victoria de la temporada. Víctor, Mena y Yagüe lo podrían haber logrado, pero malgastan sus oportunidades y el marcador permanece inmóvil hasta el final. Transcurrido un mes de competición y seis partidos después, los hombres de Monteagudo siguen sin saborear las mieles de la victoria.
Llegamos a San Sebastián gracias a las autopistas de la información, como antes se decía, pues el partido se retransmite online a través de la página web de la televión autonómica vasca. La imagen es buena, pero inquietante, porque el panorama pronto se torna desfavorable para los intereses culturalistas. Cruxat, alocado toda la tarde, demora el saque el tiempo suficiente para que el colegiado sancione a su equipo con un libre indirecto que se acabará convirtiendo en el primer gol del partido. Las salidas temerarias de su guardameta podían haber condenado al conjunto leonés que, sin embargo, conseguiría igualar el tanteador tras recoger Mena un centro de Vergara y batir a Ramírez desde el pico del área pequeña.
Tras esta jugada, la Cultural disfrutó de sus mejores momentos y movió el balón con soltura en la zona ancha, lo que se ha mostrado como su única virtud hasta ahora, puesto que ni define en área contraria ni defiende la suya con seguridad. Cercano ya el descanso, llegaría un nuevo mazazo para los pupilos de Monteagudo. Pase medido desde el círculo central para el desmarque de Orzkoi, que rompe el fuera de juego, controla con el pecho y eleva el esférico por encima de Cruxat al fondo de las mallas. Una genial jugada ante la que no cabe más respuesta que el aplauso.
Con ambos equipos en los vestuarios, escuchamos las impresiones de Álvaro Cervera, presente en la grada de Zubieta, a través de los micrófonos de la Cadena Ser. El exentrenador culturalista, ahora al timón del Real Unión de Irún, sin querer decir demasiado, dijo lo suficiente. Con sus palabras, parecía compadecerse de su antiguo equipo como el viejo tutor que contempla sin demasiado asombro el deambular errático de un antiguo pupilo. El próximo domingo, año y medio después de la triste derrota frente al Sabadell, Cervera volverá con su nuevo equipo al Reino de León, para medir su estilo de escultor recio y disciplinado al de los poetas en verso libre de la Cultural Leonesa. Para lograr la hazaña, Monteagudo confiará en recuperar a Diego Calzado y seguir afinando la puntería de sus primeras espadas.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Resignados con un punto en el viaje a Mieres
Un buen número de leoneses se desplazó a Mieres para presenciar el encuentro que habrían de disputar sus dos equipos: el Caudal y la Cultural. Lo radiante del día y el hecho de tratarse del desplazamiento más corto de la temporada invitaban a la excursión. Ahora o nunca, porque pronto el frío invadirá los campos del grupo II, encerrando a los aficionados en sus domicilios al abrigo del receptor de radio. Los resultados, por otra parte, y aunque no debiera servir como excusa, tampoco están resultando un incentivo para los incondicionales.
Pero antes de comentar los sofocantes sucesos acaecidos sobre la alfombra sintética de los Hermanos Antuña, nos desviamos por la carretera de Turón hasta Figaredo, donde vamos a refrescarnos con unos culines de sidra y degustar algunos de las viandas emblemáticas que nos ofrece nuestro vecino Principado. El ambiente es excelente y a la mesa se sienta, cosa poco habitual, un nutrido grupo. El paisaje, en este punto del valle, resulta idílico y ese eco espiritual que emana de las montañas invita a la reflexión. Una lástima que el explosivo motor de los coches que pasan apresurados rompa el hechizo del entorno. Ya en las calles aledañas al estadio, sin embargo, se disipa el espejismo y nos damos cuenta de que no hemos venido a pastorear ni los jugadores del Caudal, a pesar del blanco de su uniforme, se van a comportar como mansos corderillos.
Dicho queda que la presencia de culturalistas en Mieres fue notable, al menos en términos relativos. Lo reducido del aforo nos puede haber dado una impresión distorsionada. Es el Hermanos Antuña un estadio modesto pero apropiadamente remozado. Cuenta con dos tribunas cubiertas, tapia en los fondos y una pequeña pista de atletismo alrededor del rectángulo de juego. Allí, bajo un sol justiciero, los alrededor de 150 leoneses o, mejor dicho, el grupo más bullicioso de ellos, se hizo sentir desde minutos antes del pitido inicial con sus cánticos y gritos de apoyo.
Lo ocurrido durante los 90 minutos siguientes ya ha quedado recogido en muchas otras crónicas. A pesar de las variaciones introducidas en el once inicial por parte de Alberto Monteagudo, las constantes vitales de la Cultural apenas variaron con respecto a lo visto en los partidos precedentes: control del balón, inciativa del juego y poco remate. Algunos de sus futbolistas siguen adornándose en exceso y parecen empeñados en llegar al gol a través de la jugada perfecta. Lo más triste, tras haber sometido por completo al Caudal durante la primera mitad, fue acabar pidiendo la hora, cuando, en los últimos minutos, el conjunto visitante amenazó seriamente la portería de Diego Calzado. Como resumen, podría decirse que segundas partes, desde la perspectiva culturalista, tampoco fueron buenas en Mieres.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Un guión conocido en el Reino de León
Las buenas historias suelen preparar la dinamita al comienzo y prenderle fuego al final. Cultural y Zamora, sin embargo, dispararon en el centro de la diana nada más iniciarse las hostilidades, pero fueron incapaces de lograr más tarde el tanto con el que ponerle la guinda al drama y conseguir los tres puntos en juego. El conjunto leonés hilvanó la jugada perfecta nada más sacar de centro: balón al espacio de Marín hacia Mena por banda derecha, centro raso desde la línea de gol, dejada hacia atrás de Viola que recoge de la Mata y remate inapelable del culturalista tras dejar sentados a dos defensores. El primero de la temporada fue un gol de categoría, pero la euforia apenas duró en el graderío. El Zamora aprovechó una falta cercana al pico del área para igualar el marcador con el certero remate de Iker Torre.
Habían transcurrido cinco minutos y el partido volvía a comenzar, aunque ya había quedado patente que sería una tarde de sufrimiento para las defensas de ambos equipos. Alberto Monteagudo decidió partir con los mismos personajes que habían caído derrotados frente al Eibar y los argumentos utilizados para buscar un mejor resultado fueron similares. Destacaron Marín y Mena, muy incisivos por banda derecha y también Viola: el canterano aún no ha visto puerta, pero sus prestaciones van en aumento domingo tras domingo.
A pesar de que la retaguardia zamorana daba muestras de vulnerabilidad, el dominio culturalista no se tradujo en un segundo gol. Llegado el segundo tiempo, las ganas de agradar y conseguir el primer triunfo de la temporada empezaron a pasar factura. La Cultu comenzó acelerada la segunda mitad y acabó atolondrada por las prisas y la precipitación. Aprovechando la frustración de sus rivales, el conjunto rojiblanco dispuso de varias situaciones claras de contraataque para asestar el golpe definitivo, pero se encontró con un inmenso Diego Calzado, protagonista inesperado, cuyas paradas evitaron el desastre para los suyos en la recta final del partido. Saliendo del banquillo intervinieron Yagüe, Chema Mato y Rubén Pardo, aunque su papel no fue más allá del de simples figurantes.
Visto lo visto en estos tres primeros partidos, parece evidente que, si bien el nuevo proyecto culturalista ha ganado en calidad con respecto a la temporada pasada, el acomplamiento de sus piezas aún está muy lejos de ser el necesario para mejorar los resultados. Quien más quien menos, ojeando la clasificación, habrá tenido la sensación de haber visto ya esta película.
domingo, 5 de septiembre de 2010
El Eibar se indigesta a la Cultural
Lo malo no es perder, decían antaño, sino la cara que se te queda. Perder con todo un Eibar, siendo realistas, puede entrar dentro de lo admisible; la imagen ofrecida por la Cultural en la segunda parte de ayer, sin embargo, es de las que invitan a pensar en otra cosa. Tras el gol de los azulgranas, en el arranque del segundo tiempo, los jugadores locales perdieron las ideas, las fuerzas y, lo peor de todo, dieron una lamentable sensación de impotencia a la hora de buscar la portería contraria. Durante muchos minutos antes del pitido inicial fue patente que el resultado era totalmente inamovible. Es por ello que, nada más señalarse el final del encuentro, los espectadores buscaron presurosos la puerta de salida, sin ganas de hacer comentarios, sumidos en la tremenda decepción de ver a los suyos perder en su primera comparecencia en el Reino de León.
Y la decepción fue tal porque la tarde había comenzado por otros derroteros. La Cultural saltó a su estadio sin complejos y con apetito de balón para medirse a un claro favorito al ascenso. Curro entró en el once titular y por fin vimos ese fútbol de combinación que pretende implantar Monteagudo. Gracias a la movilidad de los hombre de arriba y el buen manejo de Quique de la Mata y el propio Curro, las ocasiones comenzaron a llegar para el equipo local. Tuvo que ser Zígor, el guardamenta eibarrés, con dos buenas intervenciones, quien salvara los muebles para los suyos. El conjunto vasco, tirando de oficio, salió vivo de los minutos dulces de su rival y esperó su oportunidad sin correr riesgos.
Y dicha oportunidad se presentó. Tras un ataque del Eibar, Diego Calzado sacó rápido buscando la contra, pero dos jugadores culturalistas se hicieron un lío con el balón que, recuperado por los visitantes, acabaría en la portería leonesa tras un centro preciso y un cabezazo inapelable de Cuevas. A pesar de los cambios, la Cultu careció de capacidad de reacción y fue progresivamente asumiendo su suerte, al mismo tiempo que los espectadores iban enmudeciendo. En las postrimerías del encuentro, Mena lograría marcar, aunque el tanto nunca subió al marcador, tras ser anulada la jugada por falta previa de Viola. Al final, más allá del resultado, hubo que lamentar un hecho aún más triste: la muerte de un veterano espectador que se desvaneció en la grada minutos antes de comenzar el partido. A poco que cambien las cosas, nuestra próxima crónica tendrá un tono más risueño.
jueves, 2 de septiembre de 2010
Bien, pero no
El Municipal de Guijuelo es un estadio familiar. Hinchas locales y visitantes se acomodan juntos, en la única grada existente, muy cerca de la línea lateral, encima de los jugadores, a los que casi se puede tocar y arengar, incluso, como si uno fuera el mismísimo entrenador. A juzgar por lo visto el domingo, el paisanaje se conduce por allí pacíficamente y muestra un desapego fuera de lo habitual, alabando y criticando a propios y ajenos sin distinción, seguramente poco acostumbrados a gambeteos y florituras. En este caluroso arranque liguero no vimos nada de lo uno ni de lo otro. Algo más abajo, a ras de césped, o algo que se le parece, unos pocos, apoyados sobre la barra separadora, presenciaban la contienda como si fueran las fiestas del pueblo y el encuentro lo disputara un puñado de mozos de la comarca.
Mediada la segunda mitad, Chema, el que fuera nuestro Chema, condujo el balón entre varios rivales, se hizo un espacio cerca de la frontal del área y disparó. Alto, por encima del larguero. Fue una de las acciones más vistosas de la tarde y alguien desde abajo, apoyado en la barra blanca, sentenció: "¡bien, pero no!", arrancando alguna risa entre sus vecinos. Podemos ahora robar el comentario y aplicárselo a la Cultural, aunque habría que advertir que estamos siendo benévolos. En defensa, el primer once de Monteagudo se mostró fiable y contundente, especialmente en la zona central, donde Santi Santos y Orlando cumplieron con su labor. Por delante de ellos, Cedric destacó por encima del resto de sus compañeros, mostrándose como un fajador incansable y un perro de presa intimidante, capaz de descargar el balón controlado con solvencia.
Hasta ahí, bien. Pero no, esta no es la Cultural de la que nos habían hablado en pretemporada. El balón no salió jugado desde atrás, ni hubo combinaciones en el centro del campo, ni se llegó por banda. Seamos optimistas, sin embargo, pues esto no ha hecho más que empezar y Guijuelo no era la plaza más indicada para ponerse a dar muletazos. Eso sí, lo que allí vimos, desgraciadamente, fue una sublime reedición del patadón y tente tieso tantas veces empleado la pasada campaña a las órdenes de Yosu Uribe. En la faceta ofensiva, no podemos hacer mención a ningún culturalista más allá de un par de disparos lejanos de Chema Mato que dejaron dolorido al guardamenta local.
A pesar de disfrutar de un mayor dominio territorial, el Guijuelo se mostró igualmente incapaz que la cultu a la hora de dominar la pelota. Para romper el empate inicial, sólo logro recordar dos situaciones que realmente pudieran haberlo logrado. La primera, un inocente penalti cometido por Marín y que el conjunto charro lanzó fuera; la segunda, la entrada de Chema, el único jugador capaz de marcharse de su par. Por desgracia para él, Alberto Monteagudo puso en el campo al espigado Martín y las carreras del exculturalista no lograron convertirse en un morboso titular el lunes en los diarios.
lunes, 26 de julio de 2010
La tradicional pretemporada culturalista
Hay ciertos usos y costumbres en el hombre que, a fuerza de repetirse, acaban perdurando en el tiempo hasta convertirse en tradiciones. Dichas tradiciones son motivo de orgullo y celebración, porque en ellas van impresas las señas de identidad ancestrales de una comunidad. En la Cultural Leonesa, con el inicio de una nueva pretemporada, se aprecia también una curiosa costumbre, que, eso sí, no tiene pinta de alcanzar excesiva longevidad, teniendo en cuenta el delicado estado de salud que presenta nuestro histórico club de fútbol.
Efectivamente, y tal y como sucedira el pasado verano, la plantilla culturalista ha sufrido un exhaustivo lavado de cara; una severa criba, por decirlo de otro modo. De los jugadores que defendieron la camiseta blanca hasta el no tan lejano mes de Mayo, sólo tres han sobrevivido al periodo vacacional: Diego Calzado, Santi Santos y Chema Mato. Junto a ellos, con contrato ya rubricado, se entrenan otros cinco futbolistas, cuyos nombres, a día de hoy, poco nos dicen: Crusat, Rubén Rivera, Quique, Marín y Rubén Pardo. El grupo lo completan un puñado de canteranos y varios hombres a prueba, formando, en su conjunto, un plantel heterogéneo y variopinto.
En la parcela técnica también hay novedades. El tempranamente defenestrado Yosu Uribe ha sido sustituido por un hombre de perfil radicalmente opuesto: Alberto Monteagudo, joven y casi novato, que viene avalado por una buena campaña en el Lucena, equipo del grupo IV, en el que el míster albaceteño consiguió una meritoria sexta plaza, sobre todo si tenemos en cuenta que los jugadores se pasaron la mayor parte del año sin cobrar. Al menos de inicio, Monteagudo se ha encontrado con una recepción favorable, no así Santiago Vega, que llegó para cubrir la vacante de Luis Mezquita en la secretaría técnica y cuyas primeras declaraciones, nada más aterrizar, ya levantaron polvareda entre una afición culturalista más desanimada que nunca. Sus antecedentes profesionales, el hecho de tener una agencia de representación de jugadores y venir de la mano de Dionisio Elías no han ayudado precisamente a aplacar los ánimos.
La supervivencia de la Cultural pende hoy, más que nunca, de un hilo. El plan de austeridad es ciertamente necesario, pero no es menos irónico que quizás sea demasiado tarde para empezar a hacer las cosas bien. La crisis económica actual amenaza con asestar el golpe definitivo al club tras una década generosa en el gasto y tacaña en la planificación. La gestión de los actuales propietarios ha creado una deuda escandalosa, aunque muchos les acusan de algo más grave aún, como es haber ido desterrando aficionados lejos de las gradas del Reino de León. A pesar de tantas dificultades, o precisamente por eso, ningún culturalista de corazón debería renunciar a la más sagrada de las tradiciones: acudir cada domingo al estadio y apoyar al club deportivo con más solera de la ciudad. Abandonar ahora, por muchas excusas que se puedan encontrar para ello, equivaldría a convertirse en cómplice si realmente los peores augurios se acaban cumpliendo.
lunes, 17 de mayo de 2010
La Cultural Leonesa y el arte de hacer quinielas
Mediados de Mayo y primer fin de semana sin fútbol para los incondicionales de la Cultural Leonesa. ¿Cómo sobrevivir al domingo? Algunos, a juzgar por el gentío que se reunió alrededor de Santo Domingo, siguieron intensamente el desenlace del Campeonato Nacional de Liga en 1ª División; otros, permanecieron atentos a las eliminatorias por el ascenso a 2ª A, observando por el rabillo del ojo la actuación del equipo de la provincia que aún se mantiene en liza. Yo, por mi parte, reconozco que estuve, bolígrafo en mano, repasando la quiniela, en la que tenía depositadas grandes esperanzas. La columna con diez aciertos me premia con la inmensa satisfacción de seguir jugando.
Esta temporada, la Cultural tuvo más suerte. Por una vez, el azar estuvo de nuestra parte, cuando el bombo de la Copa del Rey nos emparejó con el mejor equipo del mundo en la actualidad: el FC Barcelona. Para ello, eso sí, hubo que solventar previamente tres eliminatorias, dos de ellas fuera de casa y en ambas ocasiones resueltas desde el punto de penalty. Ni el fútbol ni la quiniela son juegos de azar, pero lo parecen muy a menudo. Sin apenas conocerse, recién llegados a León, Yosu Uribe metió a sus muchachos en un autobús con destino a Lemona para iniciar una travesía que acabaría en el Camp Nou. La gran hazaña de jugadores y cuerpo técnico proporcionó unos ingresos salvadores para las arcas del club y una eliminatoria sobre el césped que permanecerá para siempre en la memoria de varias generaciones de culturalistas.
Pero no sólo de pan vive el hombre. El lastre copero y la incertidumbre en la sala directiva pasaron factura al equipo en la competición liguera, en la que la cultu se acostumbró desde el principio a caminar junto al abismo de los puestos de descenso y aferrarse a los goles del gran fichaje del año: Jito, goleador insaciable. Su efectividad de cara a la portería rival le convirtió rápidamente en el ídolo de una afición huérfana de estrellas. En la segunda vuelta, cuando los tantos del delantero catalán dejaron de ser imprescindibles, la Cultural fue levantando el vuelo, hasta conseguir la salvación y un puesto final en mitad de tabla. Por el camino, las victorias frente a Alavés, Eibar y Ponferradina obligaban a valorar el trabajo de jugadores y cuerpo técnico con mayor benevolencia.
Sin embargo, a día de hoy, todo apunta a una nueva revolución dentro de un club que no es amigo de la continuidad. La explosiva coctelera que es el consejo de administración culturalista ha comenzado a agitarse y de ella saldrán un nuevo presidente, secretario técnico y entrenador. ¿Renovación de jugadores? Algunos se lo merecen, aunque el criterio al respecto es una incógnita. Con una metodología de trabajo tan caótica, en fin, los fieles culturalistas tendrán que hacer un nuevo esfuerzo de esperanza ante la próxima temporada, la misma que yo tengo que hacer, que no paso de diez aciertos, cada vez que sello la quiniela.
lunes, 26 de abril de 2010
Todos contentos
A pesar del pasillo al campeón por parte de los jugadores locales, que lo hubo; a pesar de los cánticos jocosos por parte de ambas aficiones, que se oyeron; a pesar de la gran necesidad de puntos que tenía la Cultural, aún no salvada matemáticamente; a pesar, en definitiva, de los encontronazos entre jugadores, naturales en todo partido de fútbol, que, aunque pocos, alguno se vio, el derby del pasado domingo entre Cultural y Ponferradina no quedará para el recuerdo.
Las circunstancias, para empezar, no colaboraban, teniendo en cuenta lo poco que se jugaba la Ponferradina, ya asegurada la primera posición en la tabla clasificatoria. La escasa calidad del espectáculo deparado por ambos equipos, tampoco. La Deportiva mostró serenidad, toque y desmarque a la hora de jugar la pelota, pero careció de la constancia necesaria para doblegar el poblado entramado defensivo planteado por Yosu Uribe. Los culturalistas, por su parte, esgrimieron orden y voluntad en la cantidad justa para mantener el resultado en la primera parte y conservar su ventaja en la segunda. Con un expulsado y el marcador en contra, los bercianos apenas pudieron inquietar la portería de Calzado.
En realidad, era difícil pensar en otro desenlace para este partido. La mayor motivación culturalista debía decantar el encuentro de su lado. El cabezazo de Santi Santos fue suficiente para conseguirlo. A falta de otros estímulos, el espectáculo en los graderíos, felizmente repletos gracias a la colaboración de la hinchada visitante, contribuyó a disimular los bostezos. Para quienes nos situamos habitualmente en el lugar opuesto, la incursión en el lateral oeste supone una gran posibilidad para establecer contacto con algunos de los culturalistas con más solera y criterio. Los había capaces de contabilizar el número de concejales presentes en el palco, aleccionar al míster o publicitar las bebidas favoritas de los jugadores contrarios. Magín, por su parte, intentaba desesperadamente arrancar cánticos en los comedores de pipas, quienes le recordaban que habían ido a ver fútbol y no a dar palmas. Así es el deporte rey, último reducto de la utopía.
Acabado el encuentro y dispersados los espectadores, los jugadores culturalistas comenzaron a desfilar, cruzándose con los blanquiazules, varios de los cuales aguardaban en compañía el momento de subir al autobús y regresar a casa. Chus Bravo y Santi Santos conversaban amistosamente con los que habían sido sus rivales unos minutos antes. También estaba por allí Rubén Vega. En los rostros de todos ellos se percibía satisfacción. Quedó patente que, al final, todos habían terminado contentos.
lunes, 22 de marzo de 2010
Palmas y decibelios para derrotar al Eibar
Las gargantas rugieron histéricas durante el tiempo de descuento, agónico e interminable, hasta que el colegiado puso con su silbato fin al sufrimiento culturalista. Los leoneses habían logrado resistir el obcecado asedio eibarrés y celebraban la consecución de una victoria por la que pocos hubieran apostado al inicio del partido. Las palmas de los espectadores, producto del alivio y la alegría a partes iguales, agradecieron el esfuerzo de sus jugadores, mientras que una sonora pitada dedicada al trío arbitral puso fin a una tarde de emociones fuertes.
Todo había empezado 2 horas antes, cuando el atleta leonés Sergio Sánchez, plata en los recientes Mundiales de Doha, pisaba el césped para ejecutar el saque de honor y recibir el reconocimiento de sus paisanos y también de los numerosos aficionados del Eibar que se dejaron ver en el Reino de León. Con el balón en juego, pronto se vio que la Cultural no iba a ser presa fácil para el segundo clasificado en su caza de la Ponferradina y la agresividad de los leoneses dejó su sello en la camiseta desgarrada de Añibarro, que tuvo que abandonar el rectángulo de juego unos instantes para ponerse una prenda de recambio.
Los locales, que comparecían con la baja de Jito por lesión, partieron con un 4-1-4-1 muy similar al empleado la pasada campaña por Cervera, con Chus Bravo de privote por delante de los centrales y Ferrán como hombre más adelantado. A pesar de las lógicas precauciones defensivas, los culturalistas acumularon hombres en área contraria con la esperanza de rematar un córner a su favor que, sin embargo, propició la primera gran ocasión del partido, pues la contra azulgrana acabó con el balón estrellándose en el poste de la portería defendida nuevamente por Diego Calzado.
El Eibar avisó, pero la Cultural no sería tan benévola con su adversario. Ferrán encontró las mallas de Zigor con un disparo colocado tras fenomenal jugada y mejor asistencia de Omar. La afición leonesa rugió desde ese momento y ya no abandonaría a su equipo hasta el final del partido. De manera un tanto inesperada, el conjunto vasco acusó el tanto encajado, cosa que aprovechó nuevamente Ferrán para escaparse por velocidad y duplicar la ventaja en el tanteador. Los tres mosqueteros de blanco: Ferrán, Omar y Denís, provocaban el pánico en sus defensores cada vez que se hacían con la pelota en campo contrario, mientras que atrás, Santi Santos y Tejedor no dudaban a la hora de despejar con contundencia.
La actuación de ambos conjuntos en la primera parte no se correspondía con la clasificación: el equipo con aspiración de ascenso estaba siendo superado por quienes luchan por la permanencia. Como era de esperar, la balanza se inclinó al lado opuesto en el segundo tiempo, aunque mucho más de lo que a la Cultural le interesaba. El Eibar se volcó sobre la portería de Diego Calzado con un fútbol muy simple, pero que creó grandes dificultades a la defensa local. Ya con la ventaja reducida al mínimo, Abel Segovia cayó dentro del área cuando encaraba al cancerbero rival, aunque el árbitro madrileño no consideró que hubiera nada punible en la jugada. El clamor en la grada se hizo entonces ensordecedor y el partido entró en la senda de lo heroico. La suerte, que en muchas otras tardes le había dado la espalda, ayer no empañó el gran esfuerzo culturalista.
lunes, 8 de marzo de 2010
El Compostela enfurece al Reino de León
A falta de cinco minutos para la conclusión del partido, la Sociedad Deportiva Compostela conseguía su tercer tanto, frustrando definitivamente las esperanzas de remontada culturalista. La decepción se hizo furia y se extendió por la grada. Entonces las peñas comenzaron a retirar sus pancartas en el fondo norte, algunos espectadores abandonaron sus asientos y se escucharon algunos tímidos gritos de "fuera, fuera", no se sabe si dirigidos a los jugadores, con el fin de que dieran por terminado el encuentro, o al resto de aficionados, muchos de los cuales obedecieron, pues el frío intenso a orillas del río acababó por hacer insoportable la derrota de su equipo a manos del colista.
Yosu Uribe se ha refugiado muchas veces esta campaña en el buen juego de sus hombres a la hora de justificar resultados negativos, especialmente fuera de casa. En esta ocasión, pudo haber hecho lo mismo, puesto que la Cultural Leonesa dominó el partido en casi su totalidad y dispuso de innumerables ocasiones para haberse quedado con los tres puntos. Pudo haberse quejado del gol anulado a su equipo en el arranque de la segunda mitad por presunto fuera de juego, que hubiera supuesto el empate, aunque únicamente sirvió para que el público descargara su ira sobre el colegiado. El Compos, por su parte, mostró una efectividad casi total en sus contragolpes y su portero una seguridad que se echó en falta en el área opuesta. Un cúmulo de circunstacias, en fin, que no podían conducir más que al desastre. Culpar a la mala suerte, sin embargo, sería una gran equivocación.
A pesar de venir de una buena racha de resultados y haber alcanzado una posición clasificatoria menos comprometida, la cultu saltó al campo con prisas por resolver el encuentro y sin paciencia para construir el juego. Quizás por enfrentarse a un conjunto desahuciado y con pie y medio en Tercera, la actitud del equipo blanco no fue ambiciosa, sino directamente temeraria, volcándose en labores atacantes con una precipitación inexplicable, de lo cual supieron aprovecharse sus rivales inmediatamente. La incorporación de Santi Santos no ha logrado mejorar las prestaciones defensivas de la Cultural, que sigue recibiendo goles en abundancia. La línea que la temporada pasada se hizo célebre por su fiabilidad, actualmente no sólo se resquebraja con la facilidad del cristal, sino que tiene peligrosas tendencias suicidas. En la tarde de ayer, con espacios para lanzar balonazos, el Compos encontró una mina, de la que obtuvo cuatro goles y los tres puntos en litigio.
A falta de 10 jornadas para la conclusión del campeonato, el futuro no se presenta alentador. Parece ya demasiado tarde para que la fisonomía del equipo vaya a cambiar y el calendario tiene reservados enfrentamientos ante conjuntos de la zona alta. Está por ver dónde y cuándo la Cultural conseguirá las victorias que aún son necesarias para asegurar la permanencia y, como en todo buen guión, el desenlace parece reservado para la última página. El drama continúa.
martes, 9 de febrero de 2010
Vuelven las palmas al Reino de León
Tal y como ocurría en el encuentro de ida, disputado en Tajonar, Cultural Leonesa y Atlético Osasuna regalaron a los espectadores un partido entretenido y prolífico en el apartado goleador. En unos primeros 45 minutos intensos, los rojillos igualaron el marcador en dos ocasiones, pero no pudieron evitar que la Cultural se fuera al descanso con ventaja ni que los puntos se quedaran, para gozo de la parroquia local, definitivamente en León.Al disfrute de la grada contribuyó enormemente que ambos equipos jugaran sin portero, de tal manera que cada remate entre los tres palos se convirtió en gol y la disputa en una especie de más difícil todavía. No obstante, los tres tantos culturalistas no fueron cantadas, sino el resultado de jugadas bien trenzadas y culminadas con puntería. Los leoneses se desenvuelven sobre el césped con un 4-2-4 orientado fundamentalmente al balón largo y fue precisamente mediante dicho procedimiento como lograron abrir el marcador, tras un envío de Santi Santos hacia la frontal que Jito desvió en el camino de Omar, para que éste batiera a Zadal de fuerte disparo. Sin embargo, el segundo merece mención especial, puesto que partió de un rápido movimiento de balón en la medular que encontró la incorporación de Cerveró por banda derecha, quien centró con precisión al segundo palo para que la dejada con la cabeza de Omar fuera culminada magistralmente por Jito con un taconazo, de espaldas a la portería, al fondo de la mallas.
Los espectadores se lo pasaron bien durante la primera parte. Guantes fuera, los aplausos y los gritos de ánimo volvieron al Reino de León. Jito aumentó su leyenda y Santi Santos, luciendo el brazalete de capitán, actuó con la solvencia que el equipo necesita en la retaguardia, mandando y liderando como si fuera un veterano y no un recién llegado. Tras el descanso y con los cambios obligados de Omar y Chus Bravo, los hombres de Yosu Uribe carecieron de la claridad de ideas para cerrar el partido y se centraron en mantener el resultado. El Osasuna intentó recuperar el terreno perdido, pero adoleció de la convicción necesaria para quebrantar la moral de una Cultural cada vez más segura de sus propias posibilidades. No hubo más tiros entre los tres palos y, por lo tanto, el marcador permaneció invariable hasta el pitido final.
Con los 3 del domingo, la cultu suma ya 10 puntos sobre 15 posibles en los 5 primeros partidos correspondientes a la segunda vuelta, con lo que se coloca por encima de 6 equipos en la clasificación y con 3 puntos de ventaja sobre los puestos de descenso. Más allá de la frialdad de los números, queda la sensación de que equipo y afición están recuperando la autoestima y el temporal parece remitir, aunque las próximas jornadas, ante rivales directos, se antojan decisivas de cara a la suerte final de la temporada. Tratándose de la Cultural, el desenlace sigue siendo todo un misterio.
miércoles, 3 de febrero de 2010
Santi Santos devuelve la ilusión a los culturalistas
Ha sido de una manera un tanto dramática y precipitada, al filo del plazo límite del mercado de fichajes, pero eso es lo de menos. Las circunstancias del fútbol, siempre caprichosas, han propiciado el regreso a la Cultural Leonesa de un jugador conocido y querido por los aficionados: Santi Santos. El futbolista de La Virgen del Camino vuelve a casa gracias a la salida de Juanjo Pereira, a quien el Albacete Balompié tentó con una oferta que le hizo perder el sueño y las ganas de continuar en León. El de Onteniente tratará ahora de hacerse un nombre en la categoría de plata del fútbol español, algo que no consiguió Santi Santos en el Cartagena, camiseta con la que no tuvo ocasión de mostrar sus cualidades.
De no haber encontrado un sustituto adecuado, la espantada de Pereira podría haber supuesto un grave revés para la Cultural, por ser éste el defensor más en forma del equipo. Quizás lo sea, aunque no sabemos la opinión de Uribe al respecto. Lo que sí sabemos (o intuimos, a través de la prensa y los foros de internet) es que la afición culturalista está encantada con el trueque, puesto que regresa un jugador de esos considerados de la casa, comprometido con el club y con el que se consiguieron grandes resultados la pasada campaña. Hoy entrenó por primera vez con sus nuevos compañeros y parece muy probable que disfrute de minutos el próximo domingo frente al Osasuna. Conseguir el apoyo unánime de los culturalistas es harto difícil y eso, indudablemente, lo ha conseguido Santi ya antes de saltar al campo.
Ahora sólo resta lo más complicado para él: dejar de ser el recuerdo de un temporada exitosa pero ya pasada y convertirse en un elemento valioso de la actual plantilla; alcanzar el nivel de forma adecuado cuando se ha pasado medio año sin jugar; mostrar la misma seguridad y contundecia que se le presupone estando rodeado de defensas dubitativos; asumir con serenidad el papel de revulsivo en un equipo que intenta escapar de las posiciones de descenso...
Aunque los fichajes de invierno no gocen de una gran reputación, la afición leonesa soñará hoy con que la incorporación de Santi Santos obre en la Cultural Leonesa la misma metamorfosis que provocó en el Barcelona Edgar Davids. El pequeño mediocentro holandés llegó en Diciembre al hundido equipo de Rijkaard y lo abandonó, al verano siguiente, tras lograr un inesperado subcampeonato y muchas victorias por el camino. Puede que, esta vez, llevándole la contraria al dicho, la segunda parte sea buena. ¿Se lo imaginan?
domingo, 31 de enero de 2010
Omar y Roskam salen del banquillo para doblegar al Alavés
El partido no acababa de decantarse para ningún equipo, con las defensas superando a los ataques, cuando Yosu Uribe buscó un revulsivo en el banquillo. Y lo encontró; por partida doble, además. La grada volvió a corear su nombre, pero no fue Chema decisivo en esta ocasión, sino un jugador sorprendente, extremadamente joven para lo que se estila en la categoría y salido de la clandestinidad de la Tercera División: Omar. El chaval entró al campo con mayor decisión de lo que lo hizo en su debut y mostrando las mismas cualidades que ya entonces despertaron el interés de los aficionados. Sin su aparición, es posible que el Deportivo Alavés se hubiera llevado un punto de León, pero Omar desequilibró el encuentro a la velocidad de la luz.
En una de sus primeras intervenciones, sufrió una dura entrada a ras de césped que le costaría la expulsión al lateral izquierdo vitoriano. El colegiado, doble del célebre sueco Anders Frisk, no lo dudó. Minutos después, con la Cultural volcada, fue Omar quien colocó un pase medido por encima de los defensores visitantes para que, entrando desde atrás, Mateo Roskam colocara el balón en el fondo de las mallas. El delantero croata, que había entrado en sustitución de Chus Bravo, no pudo mejorar su actuación debido a una lesión producida instantes después en un choque con un rival y que, completados los tres cambios reglamentarios, devolvió la igualdad numérica al rectángulo de juego. El Alavés, sin embargo, no puedo igualar el tanteador y apenas inquietó la portería defendida por Saizar.
Antes de los cambios, durante la primera mitad, los locales ya parecían tener una idea de cómo explotar la delicada situación en la que llegaba el equipo vasco a León y su imperiosa necesidad de conseguir la victoria para acercarse a los puestos de play off. La cultu buscó balones largos a la espalda de la defensa alavesa y derrochó esfuerzo a la hora de defender su portería. Nadie controlaba el balón, aunque el conjunto blanquiazul estuvo a punto de adelantarse en los primeros minutos, tras un remate que golpeó en el larguero de Saizar y una buena cabalgada de Óscar Rico, a quien le faltó puntería para definir. La Cultural, aparte de esas dos acciones, no pasaba agobios y vio en la defensa adelantada de su rival una puerta abierta para llegar hasta las inmediaciones de Montero. En uno de esos balones largos, Alberto Suárez se quedó solo ante el guardameta del Alavés, pero su disparo a romper careció de la colocación necesaria para encontrar el gol.
La Cultural se había mostrado seria y aplicada en la primera parte y había aumentado su confianza con el paso de los minutos, hasta anular por completo a su rival. Durante el descanso, lamentando la sanción de Jito, una pregunta era formulada por los aficionados: ¿quién puede meter un gol esta tarde? La respuesta, inesperadamente, estaba en el banquillo.
miércoles, 20 de enero de 2010
La Cultural vence al Izarra para seguir con vida
Chema se hizo con el balón en mitad del terreno, avanzó en perpendicular a la portería rival, resistió la acometida de un defensor, entró en el área y, de chut cruzado, envió el esférico al fondo de las mallas. Así llegó el tercer gol de la Cultural, el que dejaba el partido, ese calificado por algunos como el más impotante de la historia reciente del club, visto para sentencia. Como es natural, el público reaccionó con júbilo, pues era de vital importancia que los tres puntos se quedaran en casa, pero había algo más. Los aficionados querían agradecer a Chema, el autor del gol, el hombre que cobra demasiado, su entrega y su esfuerzo para que la cultu pueda continuar una temporada más en 2ªB
Chema es, hoy por hoy, la viva imagen de los despropósitos de un consejo de administración caduco. El carrilero navarro firmó en su día por una cantidad elevada y que ahora, inmerso en la ley concursal, el club no puede asumir. En virtud de una cláusula de su contrato, su relación con la entidad sería prorrogada por una temporada en caso de jugar otro partido más y es precisamente por eso, para evitar su renovación, por lo que el entrenador no puede alinearle durante más de media hora. Esta es la paradoja: el hombre que sería titular indiscutible para conseguir la salvación del equipo sobre el césped, es el que podría hundirle económicamente con un sueldo exhorbitante.
La gente está con Chema, pues siempre ha tenido un comportamiento irreprochable y su manera de jugar aguerrida hace vibrar a los espectadores. Estos tampoco tienen muchas otras cosas a las que agarrarse. La realidad es que, con o sin la participación del navarro, la situación del equipo apunta al drama. Frente al Izarra, volvieron a verse las mismas virtudes y los mismos defectos que ya se hacían patentes en el mes de septiembre. Y lo peor de todo, teniendo en cuenta la situación clasificatoria, es la escasa picardía que el equipo demuestra a la hora de manejar los partidos. Resulta sorprendente que fuera precisamente con el marcador en contra cuando el Izarra disfrutó de más espacios y tuvo incluso ocasión de salir en varias ocasiones el contraataque. Afortunadamente para los leoneses, el intercambio de golpes acabó resolviéndose a su favor.
Hoy miércoles, en partido de puertas abiertas, pocas dudas quedan de que la Cultural seguirá siendo fiel a su estilo: atrevido, temerario incluso, para intentar derrotar al Montañeros. Chema partirá desde el banquillo para evitar una renovación que, de acuerdo con las cuentas del jugador, ya ha sido consumada. No parece prudente apostar por esta Cultural que vive en una permanente ruleta rusa en todos los departamentos. La victoria ante el Izarra, eso sí, concede un pequeño margen al optimismo.
miércoles, 13 de enero de 2010
Pedro Rabanal acude al rescate
El año recién estrenado no ha modificado la trayectoria de la Cultural Leonesa, que no gana un partido desde el pasado 8 de Noviembre y sigue en puestos de descenso. En los dos desplazamientos con los que ha comenzado 2010, los muchachos de Yosu Uribe sólo han sido capaces de obtener un punto y su situaciónen la tabla, justo en el ecuador de la competición, se torna ya inequícovamente dramática. La derrota frente al Pontevedra ha sido la gota que colma el vaso de la paciencia de los culturalistas, quienes han dirigido su enfado hacia la figura del entrenador, cuyo discurso invariablemente optimista se aleja cada día más de la realidad del equipo al que dirige. El míster, a pesar de los resultados, ha recibido el respaldo categórico de Pedro Rabanal, el nuevo Director General Corporativo de la entidad.
Desde su nombramiento, hace apenas 15 días, Pedro Rabanal ha dado un vuelco a la situación institucional del club, cuyo paulatino desarraigo con respecto a la ciudad que le da nombre se ha hecho casi total desde el pasado verano, cuando el desmantelamiento de la plantilla que logró el subcampeonato fulminó la ilusión de un gran número de socios. La Cultural, desde entonces, se ha parecido más un niño huérfano y sin rumbo que a un club de fútbol y ha acudido a Pedro Rabanal como el hijo pródigo que, fracasado, vuelve al hogar. A pesar del poco tiempo transcurrido desde su nombramiento, la actividad del Director General ha sido intensa. Entre otras cosas, ha viajado con los jugadores a Vigo y Pontevedra, ha mantenido conversaciones con Chema para intentar arreglar la incómoda situación del jugador y ha recorrido los medios de comunicación leoneses con la intención de presentarse y presentar su plan de actuación a los aficionados.
Obviamente, es prematuro para evaluar la labor de la nueva mano derecha del presidente Cueto, cuyas buenas intenciones tendrán dificultades para convertirse en hechos en el día a día de un club maniatado en lo económico y acosado en lo deportivo. Por el momento, eso sí, su irrupción ha puesto a la Cultural en el primer plano informativo y ha insuflado esperanzas en el socio, que veía languidecer al club de sus amores sin que nadie pareciera dispuesto a poner remedio. Ese remedio quizás comience con el nuevo liderazgo procedente de los despachos, pero pasa ineludiblemente por salvar la categoría sobre el terreno de juego. Para ello, Director General, entrenador y capitán han comparecido en rueda de prensa apelando a la unión de quienes siguen a la Cultural y solicitando el apoyo de la hinchada para los próximos encuentros.
Este domingo, en el Reino de León, frente al Izarra, rival directo en la zona baja, tendrá lugar la primera final y es de esperar que quienes acudan al estadio lo hagan con la intención de ser el jugador número 12. Los socios, en una inciativa de urgencia, dispondrán de una entrada gratis con el find de mejorar el ambiente en el graderío. A pesar de las buenas intenciones, otro resultado negativo dejaría un escaso margen de maniobra antes de que las medidas drásticas se conviertan en una obligación.