domingo, 21 de noviembre de 2010

Real Oviedo-Cultural: crónica desde el salón de casa

Con Curro entonado en la que fue su casa, la Cultural recuperó el buen toque de balón, aunque durante muchos minutos pareció que iba a volver a la senda de la frustración. No fue así. Aunque la pierda en ocasiones, Santi Santos usó la cabeza en el tiempo de descuento para conseguir el segundo gol de su equipo y rescatar un punto del Carlos Tartiere. Como dijo aquel genio, "con diez se juega mejor que con once", sobre todo cuando el rival tiene nueve.

Pues sí, a pesar de dar una impresión de equipo acomodado y falto de carácter, el Real Oviedo acabó con dos jugadores expulsados, más por las ganas de tarjetear del joven colegiado gallego que por la dureza empleada por los asturianos. Antes de eso, Marín también había tomado el atajo a los vestuarios, "por dos p**** faltas", como se leía en sus labios mientras abandonaba el campo, tras ver la segunda amarilla, quizás pensando que estaba jugando al baloncesto y que tenía autorización para hacer dos faltas más antes de ser descalificado.

Marín y Vergara son un rara especie en ese fútbol tosco que predomina en la 2ªB. Como tantos craks de patio de colegio, donde la portería es algo secundario, su gran pasión es regatear rivales, cuantos más mejor. Si los muy cobardes vienen de tres en tres, no hay miedo, ni tentación de pasar la pelota, a por ellos; si hay espacio por el que avanzar, demos la vuelta en busca de piernas enemigas a las que enfrentarnos. Así son ellos: hábiles, geniales, incorregibles y uno tiene la tentación de mandarlos a esparragar, pero no se atreve, porque de entre tanta anarquía puede acabar surgiendo la jugada de gol.

Es evidente que Cedric estudió en otra escuela y no se acaba de entender la poca paciencia que Monteagudo tuvo con él. Desaparecido muchas jornadas, ha vuelto, reconvertido en lateral, y merece quedarse. Quizás se le pueda achacar parte de culpa en el primer gol ovetense, pero, en líneas generales, su flanco estuvo bien cubierto y hay que destacar lo poco que se equivoca con el balón en los pies. Suele buscar el pase más sencillo, eso es verdad, aunque teniendo en cuenta las aficiones de los que tiene por delante, no sería justo culparle por ello.

Y, finalmente, llegamos a Mena, el más completo de los atacantes culturalistas, posiblemente el único de ellos que tiene esa calidad propia de categorías superiores. Supo encontrar las zonas vulnerables de la defensa local y estuvo a punto de lograr el gol ya en la primera parte, con dos buenos disparos desde el borde del área. Al poco de iniciado el segundo tiempo, conseguiría la primera igualada para la Cultural, tras recoger el rechace de Aulestia en el penati que él mismo había ejecutado. El ex-jugador culturalista fue un seguro de vida para el Oviedo, que mostró una falta de ambición impropia en un equipo pensado para mayores cotas. A pesar de su apatía, hay que reconocerlo, tuvieron la victoria al alcance de la mano. El conjunto leonés, por su parte, consiguió el empate final gracias a un arranque de orgullo, lo que son las cosas, precisamente cuando ya su dosis de buen fútbol se había agotado por completo.

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