lunes, 15 de noviembre de 2010

La Cultural saca partido de las expulsiones


Al no poder conseguir ese café humeante con el que calentar manos y espíritu, nos pasamos el descanso sopesando las hipotéticas salidas de un futuro estremecedor: Astorga, Bembibre, Segovia, Venta de Baños... paradas todas ellas obligadas en una división que podría convertirse no en un infierno, sino en una fosa para los despojos culturalistas. En esos momentos, la sombra del descenso se hacía más alargada que nunca y el pesimismo estaba justificado, puesto que los canteranos sportinguistas dominaban el marcador a pesar de haberse quedado con un jugador menos sobre el césped.

De inicio, Monteagudo confió las riendas del equipo a Curro y Quique, una dupla de calidad con la que controlar la pelota y dominar al equipo rojiblanco, destacando también el regreso al once de Cedric Kissamba, defenestrado durante semanas, para ocupar el lateral derecho del temerario Marín. Aunque el planteamiento de la Cultural persiguiera otros objetivos, lo cierto es que el partido discurrió en tierra de nadie hasta la media hora, cuando una cabalgada de Mena se saldó con la expulsión de Alain. Al contrario de lo sucedido en las últimas jornadas, era el conjunto leonés el que se veía con ventaja numérica y muchos minutos por disputar. Curro envió el tiro libre al larguero y cuando todavía la grada hacía balance de la situación, Guillermo se internó por el carril de Tomillo, culminando su jugada con un disparo inapelable ante el que Diego Calzado nada pudo hacer.

La angustia de la afición dejó la temperatura de la grada en cifras negativas. Los jugadores locales, eso sí, afrontaron la segunda parte como si la vida les fuera en ello. Con la Cultural al borde del abismo, las imprecisiones fueron una constante y el poco orden táctico que se había visto hasta entonces desapareció por completo. Eso sí, fruto del acoso llegó un penalti primero, convertido por Quique, y la segunda expulsión en contra de los gijoneses después, dejando el camino allanado para una remontada inevitable. El cabezazo certero con el que Santi Santos ponía en ventaja a su equipo fue celebrado con la euforia de quien ha salvado la vida, en comunión con un Fondo Sur volcado con uno de sus jugadores insignia. Los minutos finales fueron un castigo desmedido para el filial rojiblanco, que, ya con el partido cuesta arriba, encajó dos goles más y sufrió la tercera expulsión de la tarde.

Más allá de la satisfacción del resultado, conseguido en circunstancias extremadamente favorables, las dudas acerca de la Cultural no sólo no se disipan, sino que se recrudecen, puesto que la línea defensiva sigue sin ofrecer confianza y la construcción de juego ha perdido aquella magia y elegancia de las primeras jornadas. Las próximas semanas quizás sean propicias para el tan ansiado despegue de los leoneses, aunque la sensaciones no dejan mucho espacio para el optimismo. Para sobrevivir al invierno en las localidades del Reino de León, eso no cambia, siguirá siendo imprescindible no vender, sino comprar, la piel del tan famoso oso.

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