lunes, 17 de diciembre de 2007

Patinazo de la Cultural frente al Sestao

El rectángulo de juego del Nuevo Antonio Amilivia presentaba un semblante inusual. El verde natural del césped se había convertido en blanco escarcha, como si de una pista de patinaje se tratara, desde la línea de fondo hasta la altura del área en la zona de fondo sur. Esta estampa navideña estaba condenada a convertirse en un mal presagio para alguno de los dos equipos. El Sestao River, acomodado en las posiciones de promoción, acudía a la cita con menos necesidad de puntos; sería la Cultural Leonesa la que acabaría patinando en su propio estadio, librándose por poco del coscorrón.

El partido se presumía interesante y disputado. El Sestao no tardó en hacer valer su posición liguera con peligrosas internadas por banda derecha. Por una vez, la Cultural se enfrentaba a un conjunto dispuesto a hacerse con el control del balón en feudo leonés, un desafío ante el que los discípulos del tío Milo no se arrugaron. A un tiro peligroso dentro del área de los visitantes respondieron los locales con un cabezazo al larguero. El Sestao llegaba a León con un registro de goles en contra portentoso: sólo 6 encajados tras 16 partidos, aunque daba la impresión de que encontraba dificultades para defender el área resbaladiza.

Sin embargo, las buenas intenciones de la cultu fueron desapareciendo con el paso de los minutos. Nasser y Mateo se dedicaron a ver la pelota pasar de un lado a otro, ya que los envíos en largo de los centrales pasaron a ser el único recurso ofensivo de los leoneses. En medio de esta fase sin rumbo del partido, el equipo vizcaíno encontró el premio a su esfuerzo en el remate de una falta lateral. Bermúdez salió en busca del balón colgado y acabó encontrándoselo en el fondo de su portería. Para desesperación de la grada, que tuvo un buen comportamiento con su equipo, se llegó al descanso con victoria momentánea de los vascos.

A la salida de los vestuarios, el Sestao abandonó la zona ancha para introducir un central. Curiosamente, los jugadores culturalistas encontraron mejores vías de penetración ante una defensa más poblada y fue precisamente la sorpresa del once inicial, Oriol Riera, la pieza decisiva para la reacción. El jugador catalán, gracias a la sanción de Addison, tuvo la oportunidad de regresar a su puesto natural y cuajó unos segundos 45 minutos sensacionales.

En un comienzo esperanzador, Asier colocó un pase medido a través de la zaga vizcaína que recogió Oriol y acabó enviando al poste cuando ya se cantaba el gol en el estadio. En el segundo mano a mano con Pampín, el cancerbero visitante se vio obligado a derribar al exbarcelonista cuando éste sólo tenía que empujar el esférico. El árbitro no dudó en señalar el punto de penalti y expulsar al jugador del sestao. Desgraciadamente, Iván Mateo no estuvo a la altura desde los once metros y el recién salido Sergio Vera se lanzó bien a su derecha para rechazar el chut del madrileño y trasladar la desesperación al graderío, que veía esfumarse la posibilidad de la remontada. No contaban con la genialidad de Riera, que destapó el tarro de las esencias con un derechazo desde fuera del área ante el que, estaba vez, nada pudo hacer la estirada del recién salido portero.

Con 10 minutos por delante y un rival en inferioridad numérica, la Cultural Leonesa se volcó en busca del segundo tanto sin caer en la precipitación, raseando la pelota con sentido. De todas maneras, los últimos minutos instantes fueron una ruleta rusa. La Cultural rozó el gol y el Sestao disfrutó de dos clarísimas ocasiones, salvada una por el poste y otra por Bermúdez, pero el marcador marcaría tablas hasta el pitido final. Si bien la imagen del equipo leonés, en esta ocasión ante un rival de entidad, fue buena en muchas fases del partido, es innegable que el empate supone un grave desliz para los muchachos dirigidos por Milo Abelleira, que ahora tendrán la obligación de ganar a domicilio el terreno perdido en casa. De lo contrario, las posiciones de promoción pronto pasarán de ser una posibilidad real a una remota esperanza.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Ponferrada capital, León sucursal

La temporada posterior a un descenso puede resultar dramática para muchos equipos. Algunos tienen dificultades para superar la depresión que supone haber perdido una categoría, otros no consiguen adaptarse a las características de la nueva división. La realidad, si no queremos complicarnos demasiado, es que cuando las cosas van mal, lo más fácil es que continúen por el mismo camino y cambiar una dinámica perdedora siempre es complicado, incluso cuando los rivales tienen menos entidad.

La Deportiva Ponferradina sufrió hace pocos meses el drama del descenso. Sin embargo, en el caso del club berciano, el regreso a la 2ª B no vino acompañado del desánimo. Más bien al contrario, su temporada en la división de plata de nuestro fútbol dejó un buen sabor de boca en los aficionados, que vieron como su equipo, a pesar de ser un modesto debutante, dio la cara hasta el final, tuteando a clubes más curtidos en lo deportivo y poderosos en lo económico.

Es por eso que a pocos puede sorprender su marcha actual en el grupo II. A falta de 3 partidos para terminar la primera vuelta, sólo han caído derrotados en una ocasión y son, de largo, el conjunto con más olfato goleador. Si a todo esto añadimos el paupérrimo bagaje de la Cultural Leonesa a domicilio, era de esperar que los 3 puntos se quedaran en Ponferrada, como así fue, aunque lo contundente del resultado ha de ser motivo de reflexión para los leoneses, que tampoco pudieron salvar el honor en el esperado derbi.

Tras una derrota tan dolorosa, el cabreo o la pataleta son las reacciones naturales. Los titulares llamativos y los comentarios altisonantes eran inevitables en los medios de comunicación. Sin embargo, es obligación de los profesionales mantener la cabeza fría. Los culturalistas tampoco deberían rasgarse las vestiduras: se han perdido 3 puntos contra el rival más competente, en el estadio más complicado, pero no es en El Toralín donde la Cultural ha de escalar hacia cotas mayores. Como se suele decir, las ligas se ganan en los campos de los modestos, frente a equipos como el Osasuna B, donde también se perdió, con menos ruido, pero mayor mediocridad.

El próximo fin de semana, frente al Sestao, sí debemos esperar y exigir un mejor resultado. A día de hoy, en materia futbolística, la Ponferradina es, sin duda, capital de provincia.

martes, 4 de diciembre de 2007

El aliento de un dios

Sábado tarde. Bullicio nocturno de motores entre estrellas caídas. La niebla se aproxima lenta, desciende lánguida desde su refugio secreto, envolviendo las formas y los colores, sin tocar el suelo apenas, como si de una pompa de jabón se tratara, retrasando en lo posible su trágico final.

Yo también camino despacio, ahorrando pasos casi. Fingiendo un vagar sin destino al cual no hago sino aproximarme más y más, hipnotizado por el misterio del resplandor de mi particular teatro de los sueños, en esta tarde de aliento espectral más propicia para las pesadillas o una representación de muertos vivientes.


Silencio en los aledaños. El ritual habitual en el templo de pasión y emociones. Una vez dentro, más silencio. Casi soledad allí donde debería haber bullicio. Los actores se preparan a la manera acostumbrada, miran de reojo, bajo la poderosa intensidad de unos focos que esta vez se encuentran con un incómodo enemigo. Escenografía espectral, la niebla sigue cayendo, el aliento de un dios.

Cuando comienza el espectáculo, los fieles se esfuerzan más que de costumbre. Más brío en la percusión, más chispa en las palmas, más desgarro en las voces. El guión les premia con un primer momento de éxtasis, las cuentas cuadran, pero la incertidumbre continúa. En este arte inexplicable uno nunca puede estar seguro, lo imprevisto es ley natural, como esa niebla que aún amenaza con trastocar el orden de las cosas durante el entreacto, cuando un puñado de niños nos recuerdan que el hombre creó su obra más pura en la Cueva de Altamira.

Y a la hora de la verdad, cuando los adultos regresan con su vil desempeño de artesanos calculadores, el enemigo hace suyo el papel que le corresponde en esta tragedia y se levanta enfurecido, dispuesto a devolver la herida sufrida. Apunta golpes amenazadores, pero renquean y carecen del poder necesario. Sólo mueren los valientes, es verdad, y esta vez lo hicieron a hierro, desangrados por el estilete afilado fundido para esta suerte sublime: segundo momento de éxtasis.

La función ha quedado vista para sentencia. Ahora los parroquianos regresan a ese otro mundo de sombras, ese que permanecerá imperturbable cuando la niebla se disipe y las luces del alba den paso a un nuevo día.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Visita a Palencia: carretera y manta

La supuesta agrupación territorial en base a la cual se configura la 2ª división B facilita la tarea del aficionado trotamundos, acuciado sin duda por las limitaciones tanto temporales como monetarias. Tal es mi caso, al menos. El desplazamiento de la Cultural Leonesa a Palencia era una de las fechas marcadas en el calendario desde principio de temporada, por el aliciente de ser territorio desconocido y el aspecto atrayente del estadio de los anfitriones: La Nueva Balastera.

Así pues, bien provistos de prendas de abrigo y animados por lo soleado de la mañana, pusimos rumbo a la capital palentina, deshaciendo el Camino de Santiago hasta llegar a Carrión de los Condes, punto en el que, mecidos por un viento furioso, abandonamos la autovía con sólo un puñado de kilómetros hasta nuestro destino, que viene anunciado por uno de esos que llaman parques eólicos y la elevada presencia del Cristo del Otero. Quizás la efigie, que inevitablemente trae a la memoria la tan célebre situada en el cerro de Corcovado, tuviera una influencia positiva en Addison, el goleiro culturalista, cuestión para la que tendríamos respuesta en pocas horas.

Nada más entrar en el perímetro urbano, vimos inesperadamente la indicación del estadio de fútbol pero, no, falsa alarma, fuimos a parar al viejo campo, así que dimos la vuelta y seguimos adelante en busca de aparcamiento. Ya a pie, y a pesar de lo bajo de la temperatura, nos encontramos con numerosos paseantes a orillas del río, el cual puede ser cruzado por una gran variedad de puentes, según los gustos o humor del peatón. De haber venido en una estación más benigna, a buen seguro hubiéramos explorado alguno de los parques que a orillas del Carrión existen, pero preferimos adentrarnos en la ciudad.

En el casco antiguo nos topamos con la catedral y algún otro edificio religioso bastante fotogénico. Una atmósfera muy relajada y tranquila, en general, con la gente haciendo uso de las zonas peatonales y la sensación (en peligro de extinción) de que la tarde es eterna y no hay obligaciones. Mis sentidos me invitaban a prolongar el vagabundeo, pero apenas hubo tiempo para más, la verdad, entre otras cosas porque mi acompañante tenía hambre y ese es un impulso natural al que no se debe hacer oídos sordos. Así que comimos, bien, reposamos, con satisfacción, y partimos en busca del coliseo, misión que resultó sencilla a partes iguales por las reducidas dimensiones del lugar y las acertadas indicaciones que un hombre cuya conversación de amigos interrumpimos tuvo a bien darnos.


La Nueva Balastera es un estadio coqueto por fuera y cómodo por dentro. Llama la atención su modernidad, el cuidado de los detalles. Una gran obra de la que la ciudad puede presumir. La impresión que se lleva el visitante es la de un club que pone empeño en hacer las cosas bien y una afición volcada con el equipo. Elementos casi cosméticos como los videomarcadores o la megafonía dando un repaso a los resultados de la jornada en el tiempo de descanso provocan un efecto en el espectador para nada desdeñable. Las comparaciones son odiosas, pero si la imaginación o el sentido común fallan, nada como mirar al vecino para encontrar ideas. Y no miro a nadie.

El ambiente durante el partido, además, extraordinario. Unos tres cuartos de entrada (el tirón de la Cultural también cuenta, faltaría más), entre 3.000 y 3.500 espectadores, la mayoría de los cuales animaron a su equipo con fruición, protestaron al trío arbitral a la mínima oportunidad y chillaron a los jugadores visitantes sin ninguna vergüenza. Banderas, bombos, papelillos, cánticos, palmas... en una palabra, fútbol en vivo. Me sorprendió leer en la prensa que el tío Milo equiparaba la presión que sienten los jugadores culturalistas en su estadio con la de los peloteros palentinos y que, según él, les impide rendir a su verdadero nivel. La verdad es que no puedo estar de acuerdo, puesto que, si bien es cierto que la afición leonesa es bastante exigente y algo amargada también, los palentinos apenas pitaron a los suyos en alguna jugada de cesión al portero, comprensible en su deseo por obtener una victoria.

Del partido en sí no haré crónica esta vez. Si a alguien le interesa, puede leer la versión leonesa y la versión palentina, aunque verá que ambas coinciden en casi todas sus apreciaciones. En mi opinión, el equipo estuvo muy serio, impecable en defensa, ordenado en todo momento. Sólo le faltó mostrarse más capaz en ataque para proyectar el aura de equipo grande. En los minutos finales, con superioridad numérica, la Cultural asumió más riesgos, pisó el acelerador, conseguir el gol hubiera sido jubiloso. Eso sí, viendo el semblante pétreo de las hordas moradas a nuestro alrededor, regresar a casa sanos y salvos ya puede considerarse como un triunfo en toda regla.

jueves, 22 de noviembre de 2007

De nuevo el vil metal

Tras la balsámica victoria del domingo pasado, la mañana del miércoles nos encontramos en los diarios dos noticias de índole económico relacionadas con la Cultural Leonesa. Por un lado, parece ser que el club está necesitado de ayuda institucional para hacer frente a los pagos de los empleados responsables de las categorías inferiores. En otra publicación, mientras tanto, en un artículo de contenido peregrino y estilo colegial, se destacaba la aportación de un nuevo patrocinador.

Estas noticias dan siempre pie a múltiples y variadas reflexiones, en especial en lo tocante al dinero público que se invierte (a fondo perdido muchas veces) en un ente que no deja de ser una sociedad anónima, por mucho que lleve el nombre de la ciudad. León ya cuenta con dos clubes en el máximo nivel nacional y, aunque el fútbol sea el deporte rey, la cuota de mercado que actualmente corresponde a la Cultural está bastante por debajo de los otros 2 principales equipos de la capital: El Ademar y el Baloncesto León. No es sencillo sacar adelante en tales circunstancias un club con historia y al que se le presuponen ciertas aspiraciones.

Como aficionado a la cultu, es evidente que daré la bienvenida a toda inyección económica que contribuya a la buena marcha de la sociedad; como contribuyente, no estoy tan seguro de ver con buenos ojos que parte de mis impuestos se destinen a una entidad que, aunque no tenga ánimo de lucro, tampoco produce grandes mejoras en la calidad de vida de los leoneses (últimamente es más bien al contrario). Para esto último, eso sí, se me ocurren dos excepciones.

Los clubes de fútbol pueden llegar a hacer una buena labor publicitaria de la localidad que representan y, como consecuencia de su presencia en las competiciones, derivar ingresos para la ciudad. Esta es una perspectiva medianamente válida desde la que una institución pública podría justificar su inversión en un club de fútbol. En mi opinión, sin embargo, habría otra zona de acción prioritaria: la cantera.

En tiempos no muy lejanos se despilfarró dinero en viejas glorias de 1ª división con una repercusión mediática efímera y unos resultados deportivos mediocres. Perseguir el éxito inmediato no suele ser la mejor opción. El esfuerzo público no debería alimentar ni el ansia demente de algún directivo ni la ambición desmedida de un entrenador: el esfuerzo público, si ha de estar presnte, que lo haga para potenciar fútbol base. Ahí están los ejemplos de baloncesto y balonmano, en los que el deporte leonés ha dado jugadores de primer nivel. El trabajo planificado a largo plazo siempre da frutos. Por contra, si alguien me pudiera recordar a algún jugador de fútbol formado en la Cultural y que haya logrado jugar en 1ª división...

lunes, 19 de noviembre de 2007

La Penya y la Peña

Hace pocas fechas que la Penya visitó León. No hablamos sólo de un equipo histórico de nuestro baloncesto, sino uno de los pocos que son capaces de hacer compatibles los valores tradicionales con el rendimiento deportivo y mantenerse en la élite. En baloncesto, el Joventut de Badalona, la Penya, es un modelo ejemplar. El Grupo Begar León poco pudo hacer en su partido frente a los catalanes.

Este domingo, los aficionados al fútbol tuvieron ocasión de presenciar las evoluciones de la Peña, la Peña Sport de Tafalla, un modesto equipo Navarro cuyo objetivo en la competición no es otro que mantener la categoría. En esta ocasión, los leoneses se las prometían felices, teniendo en cuenta que su rival no había sido capaz de puntuar en ninguno de sus desplazamientos. La Cultural Leonesa no se podía permitir un nuevo desliz y, efectivamente, cumplió con el pronóstico.


De salida, los discípulos del tío Milo presentaban un once consistente, con Nasser y Mateo encargados de crear el juego ofensivo. Sin embargo, serían los visitantes quienes, a los cinco minutos, pusieran el corazón en un puño a los aficionados culturalistas cuando llevaron el balón al fondo de la portería defendida por José Ramón en una contra perfectamente ejecutada a la salida de un saque de esquina. Por desgracia para los navarros, el juez de línea levantó el banderín, abortando así la penúltima acción de peligro de los azules en la primera parte. La última, muchos minutos después, vino propiciada por un fallo en el corte de Pablo Suárez que un conjunto de mayor nivel no hubiera desperdiciado.

El partido, más que nunca esta temporada, estaba únicamente en manos de la Cultural Leonesa, en sus errores y aciertos. Con la Peña pertrechada en su parcela, cómoda con el resultado inicial, los balones largos de los centrales pudieran haber sido un vicio mortal, pues Addison y Eizaguirre estaban vigilados de cerca. Cristóbal jugó en esta ocasión de interior, pero no mostró la chispa de otras tardes encarando a su par. Con el discurrir de los minutos, el panorama se ensombrecía y la grada, con el ánimo turbio, no tardó en demostrar su insatisfacción. Un hombre tendría que tomar la batuta para cambiar la partitura del encuentro y sustituir los pitos por las palmas.

Nasser es un jugador que interpreta mejor las exigencias de la categoría que Iván Mateo. Se complica menos en las entregas, se esfuerza más en la recuperación y, cuando se encuentra cómodo, también saca a relucir sus habilidades técnicas. En los instantes previos al gol, condujo el balón por el aire con varios toques antes de, en campo rival, dejarlo caer y encontrar a un compañero. En la jugada clave, se abrió paso dentro del área con potencia para batir la portería de la Peña desde corta distancia, culminando una jugada iniciada con el saque de banda de Pablo Suárez colgado al borde del área.

Tras el descanso, la dinámica del partido apenas cambió, pero la Peña dispuso de dos buenas ocasiones para igualar el marcador. La primera vino como consecuencia de una salida en falso de José Ramón, que abandonó su territorio para intentar alcanzar un envío en largo por el flanco derecho del ataque visitante y que un jugador rival a punto estuvo de colocar entre los 3 palos. A renglón seguido, el guardamenta culturalista tuvo la oportunidad de corregir su error anterior, despejando con el pie a ras de suelo una internada navarra por la zona central. A pesar de que la Cutural seguía al mando de las operaciones, lo apretado del marcador mantenía a la Peña con vida en el partido.Los navarros, espoleados por la dudas defensivas de la cultu, decidieron dar un paso adelante en busca de un mejor resultado.

Para entonces, el tío Milo había puesto sobre el césped a Aller, Chema y Roskam; mientras el leonés se encargó de echar el cerrojo al portal de los blancos, los otros dos colaboraron en el show Addison. En su primer contacto con el balón, el joven croata se internó por banda izquierda y su centro raso fue recogido por el brasileiro, quien pisó área y dribló al portero para rematar a puerta vacía. El segundo gol sentenció a la Peña. Con espacio por delante, “estilete” Addison (como es presentado últimamente por la megafonía del estadio), casi inédito durante 80 minutos, instantáneamente pareció un jugador de otro nivel. Recibiendo de espaldas o en carrera, la defensa navarra se vio incapaz de sujetarlo, cada pelota que pasaba por sus pies se convertía en una ocasión de gol.Ya cuando los espectadores comenzaban a abandonar el estadio, un espectacular cabezazo suyo desde el corazón del área, elevándose como si de Rudy Fernández se tratara, puso el definitivo 3 a 0 en el electrónico (el único que funciona).

Misión cumplida. Los aficionados culturalistas, por esta vez, y aunque tiritando, se fueron a sus casas con una sonrisa en la cara.

lunes, 12 de noviembre de 2007

El tío Milo: ¿táctico o alineador?

La visita de la Cultural Leonesa a Cuenca era una de esas marcadas en el calendario desde principio de temporada por lo inusual del rival y lo atractivo de la ciudad. Desgraciadamente, las circunstancias no hicieron posible el viaje, así que habrá que esperar que el Conquense logre mantener la categoría y podamos coincidir nuevamente el próximo ejercicio si, como parece, el conjunto leonés no es capaz de alcanzar cotas mayores.

Para un equipo de 2ª B, jugar fuera de casa debe tener ciertas ventajas, especialmente si el juego desplegado deja mucho que desear. La mayoría de los aficionados no tendrán información del partido más allá del resultado. Cabe la posibilidad de seguir el encuentro por la radio o leer la crónica del mismo al día siguiente en alguno de los periódicos locales. En mi caso, he buscado en internet, medio en el que tampoco abundan las fuentes que informen sobre la Cultural Leonesa. Afortunadamente, contamos con CultuFan, que hace un más que razonable seguimiento de la actualidad del equipo leonés y en el que pude leer una buena crónica del partido que nos enfrentó al Conquense.

El empate entre ambos conjuntos entraba dentro de lo previsto: los locales están por debajo del nivel del equipo leonés, pero éstos siguen mostrándose como un visitante al que sus anfitriones ven con buenos ojos. Lo que más me llamó la anteción, sin embargo, fue nuevamente la alineación puesta en liza por Milo Abelleira, en la que figuraban Nasser (lo que llevó al banquillo a Manolo Pérez) y Asier Eizaguirre (que hizo lo propio con Addison), dos jugadores poco acostumbrados a participar en los partidos desde el inicio. A pesar de estas dos relativas sorpresas, el once parecía hecho desde el sentido común, impresión que no había tenido en otros paratidos, aunque la afirmación no deje de ser un arriegado atrevimiento viniendo de un simple aficionado.

Recuerdo cuando, a principios de los años 90, nuestro fútbol convivía con una llamativa dicotomía de estilos en sus banquillos: el Barça dominaba y admiraba dirigido por Johan Cruyff, el profeta del fútbol total, mientras que la selección española se convertía en un bloque casi imbatible de la mano de Javier Clemente quien, utilizando a un gran número de jugadores azulgranas, hacía de la roja una obra maestra del juego defensivo. En una ocasión, el técnico vasco no tuvo reparos en definir el estilo del holandés como entrenador, al que catalogó de “alineador”. Efectivamente, tal y como Clemente apuntaba, Cruyff utilizaba un sistema fijo que no sufría modificaciones con respecto al rival (a no ser que se tratara del Real Madrid) o al campo en el que se disputara el encuentro (salvedad del Santiago Bernabeu); Cruyff se centraba fundamentalmente en poner a los once jugadores más en forma cada domingo y dejar que jugaran de acuerdo a las indicaciones de él y la inspiración de ellos. Por su parte, Clemente, era más un estudioso, un “táctico”, al que le gustaba adaptar sus equipos al contrario, con el objetivo de frenar sus virtudes atacantes y explotar sus debilidades defensivas. Dos “filosofías”, siguiendo la terminología de la época, aparentemente opuestas, pero casi igual de exitosas, a pesar de que los logros de Clemente al frente del equipo nacional hayan sido injustamente desdeñados.

Todo esto, claro está, viene a relacionarse con el trabajo en el banquillo culturalista del tío Milo, al que considero un técnico de características más similares a las del actual seleccionador de Serbia: también un “táctico”, un estudioso de la pizarra, respetuoso con los detalles, artesano del balón parado... Pero más allá de los métodos, los estilos y las “filosofías”, la clave del éxito sigue siendo sencilla y evidente: no es importante lo que se haga, sino hacer bien lo que sea que se haga. Sólo nos cabe, pues, esperar que la Cultural Leonesa defina su identidad sobre el césped y engrase su maquinaria para estar en la mejor posición posible cuando lleguen los momentos decisivos de la temporada.

lunes, 5 de noviembre de 2007

El cambio climático y Milo Abelleira

Como consecuencia del cambio climático o de un capricho atmosférico, el domingo futbolístico estuvo marcado por la presencia de un sol justiciero y generoso, que nos obsequió con una temperatura mucho más agradable de lo que cabría esperar ya entrado el mes de Noviembre. Aunque pudiera dar la impresión de que el año avanzara en dirección al verano, sucede todo lo contrario, del mismo modo que la Cultural no marcha precisamente por el sendero que conduce a las primeras posiciones.

Aunque el Burgos se presentaba en el Nuevo Antonio Amilivia por debajo en la clasificación, había logrado victorias sobre equipos importantes y tampoco estaban los locales como para excesivas confianzas. El partido se disputaba a las doce del mediodía, un horario inusual, inglés y que eso atrajo algo más de público del habitual al estadio. También había mayor presencia policial, en este caso propiciada por el grupo de aficionado desplazados desde Burgos y que en otras ocasiones diera lugares a incidentes inapropiados.


De alterar el guión acostumbrado se encargó el entrenador leonés, nuestro tío Milo, que no cesa en su búsqueda del once ideal que lleve a la Cultural a la dinámica victoriosa y la zona caliente de la tabla. Pero la tarea del entrenador gallego es compleja y sinuosa, similar a completar el cubo de Rubik. Es necesario deshacer alguna de las caras para acabar finalmente colocando los colores en el lugar que les corresponde. Claro está que, en el proceso, puede suceder que acabe uno peor de lo que estaba, con un caleidoscopio infame entre las manos y unas ganas enormes de lanzar el cubo contra la pared.



Si la tónica habitual de la temporada había sido poblar el centro del campo para intentar elaborar el juego y controlar la posesión (o eso había interpretado yo), frente al Burgos Milo Abelleira dio las riendas del equipo casi en exclusiva a Manolo Pérez, si tenemos en cuenta que el otro pivote, Diego Aller, tiene escasa presencia atacante. Caras novedosas en las bandas, ocupadas por dos jugadores poco habituales: David por la izquierda y Joselito por la derecha. Y una ración más abundante de lo habitual en la delantera, con la presencia de Addison y Oriol Riera.

Pero, desgraciadamente, la propuesta no produjo el resultado apetecido. A pesar de que el Burgos esperaba muy atrás y apenas presionaba la salida del balón, la Cultural Leonesa no encontró fluidez en el juego de toque y pronto comenzó abusar del balón largo. La única novedad que ofreció sensaciones agradables fue David Pérez, que protagonizó dos buenas internadas por su flanco en las que logró superar a su defensor y centrar con peligro. Mientras tanto, eso sí, el gol de Pedro García para los burgaleses ya se había ocupado de minar la frágil moral del equipo culturalista. El solitario 9 visitante logró zafarse de Fernando Martín y colocar su disparo por encima de Bermúdez, que no tuvo la brillantez de otras ocasiones a pesar de estar más desocupado.

Tras el descanso, el tío Milo movió ficha, 2, para ser más exactos. Recompuso la banda derecha con la entrada de Pablo Suárez y el cambio de posición de Oriol Riera, que cedió la suya inicial a Eizaguirre. No me parece que el costado sea el lugar más adecuado para Riera. Por ahí sí que hemos visto a Cristóbal más cómodo, con habilidad para encarar y crear dificultades a las defensas rivales, pero ayer sólo disfrutó de 45 minutos en el puesto de lateral, donde también cumple. Eizaguirre, por su parte, sí mejoró las prestaciones de Riera como segundo punta y suyas fueron las dos mejores oportunidades de la Cultural en todo el partido: la primera con un disparo raso y colocado desde fuera del área que el portero visitante logró rechazar y la segunda rematando un córner al segundo palo que nuevamente Xabier logró anular.

En realidad, el problema de creación que se había percibido en la primera mitad siguió siendo evidente. Manolo Pérez siguió igual de solo y desacertado. Ausente Chema, nadie más se atrevió a asumir el liderazgo del equipo. Para cuando entró Iván Mateo, el Burgos ya había conseguido el segundo gol. Las faltas y los corners se fueron sucediendo infructuosamente mientras el partido llegaba a su fin sin mayores contratiempos para el conjunto visitante, que no necesito de fuegos artificiales para hacerse merecedor de la victoria.

Si el tiempo se ha vuelto impredecible, esperemos que la Cultural Leonesa nos sorprenda con un buenos resultados en los próximos partidos, antes de que el termómetro de la clasificación siga bajando como lo suele hacer en el gélido invierno leonés que, suponemos, se avecina.

martes, 30 de octubre de 2007

La Cultural Leonesa en busca de la fórmula del éxito

Todo apunta a que, en una categoría tan igualada como es la 2ª B, las posiciones finales van a tener que decidirse no por puntos, sino por decimales, de ahí que la Cultural Leonesa, con un balance poco definido, visitara el campo del colista con la ineludible intención de redondear al alza sus aspiraciones.



Siete días antes, la buena imagen que el equipo leonés estaba ofreciendo en casa se había visto truncada en el encuentro frente al Barakaldo. El equipo vasco superó a la Cultural con un juego tan sobrio como efectivo, ordenado atrás, sin florituras en la medular y con chispa en ataque. Sólo la buena actuación de Bermúdez y un sorprendente (suponemos que también para su propio ejecutor) centro chut de Pablo Suárez evitaron que los vizcaínos se llevaran los 3 puntos del Nuevo Amilivia.

El primer tramo liguero no había disipado la neblina de dudas en torno a los leoneses, que viajaban por segunda vez a Logroño, el campo donde habían iniciado su andadura competitiva, situados en la clasificación a casi igual distancia de la promoción como del descenso. Con la descorazonadora trayectoria de 3 derrotas consecutivas a domicilio, los discípulos del tío Milo tiraban la moneda al aire frente al Logroñés CF: una victoria para engancharse a los puestos cabeceros o una derrota para adentrarse en las arenas movedizas del furgón de cola.

Como es bien sabido, la Cultural se impuso a los riojanos gracias a una jugada personal de Addison, que se reencontraba así con el gol justo en el momento en que empezaba a ser cuestionado por los informadores de la capital leonesa. Me permitiré el inciso de comentar que, si bien no faltaban argumentos razonables a esos informadores, no es menos cierto que, hoy por hoy, la presencia del hispano-brasileño se antoja imprescindible, a tenor de lo mostrado por los otros delanteros de la plantilla.

Parece ser que la primera victoria fuera de casa ha elevado el optimismo del entorno y la confianza del equipo. De todas maneras, las crónicas coinciden en señalar que la actuación de la Cultural Leonesa, especialmente en la primera parte, no fue precisamente para tirar cohetes. De hecho, el farolillo rojo tuvo ocasiones de sobra para haberse puesto en ventaja. Sin embargo, el buen hacer de Bermúdez sumado a la inspiración de Addison acabaron por pesar lo suficiente como para inclinar la balanza del lado visitante. ¿Estilo Casillas, Van Nistelrooy?

Sólo el Logroñés CF, por abajo, y la Ponferradina, en la parte alta de la clasificación, parecen desmarcarse del resto. En un grupo tan equilibrado como éste, cada jornada es un examen final. Si la cultu ha de mantener la incertidumbre por alcanzar las eliminatorias de ascenso, es imperativo hacer del Nuevo Amilivia un axioma para los leoneses. Veremos cómo salen las cuentas frente al Burgos.

martes, 16 de octubre de 2007

La Cultural Leonesa, la España de Luis y otras consideraciones

Un gol en el minuto 95 de partido dio la victoria al Real Unión de Irún el pasado domingo frente a la Cultural Leonesa. Los viajes de regreso no suelen ser agradables precisamente y parece que los jugadores culturalistas están empeñados en hacerlos aún menos si cabe. Son ya 4 los partidos a domicilio disputados por el conjunto leonés y no se ha conseguido todavía volver a casa con los 3 puntos en el equipaje.



La jornada futbolística venía marcada por la victoria clave de la selección española en Dinamarca la noche del sábado. Los medios informativos que se ocupan del fútbol de masas siguen una corriente muy extendida en la sociedad actual: el gusto por los extremos. España venía de completar 2 partidos muy discretos ante equipos menores (aunque muy incómodos) y las fuerzas de opinión estaban reflejando una imagen bastante desdeñosa del equipo nacional y del seleccionador. El primero daba la impesión de ser un cruel boicoteador de la apasionante competición liguera; el segundo, poco menos que el enemigo público número 1.

El partido ante Dinamarca, sin embargo, cambiaba radicalmente la situación. Parece que ya volviéramos a ser claros favoritos a conquistar la Eurocopa, con el gol de Ramos y los no sé cuántos toques como carta de presentación, olvidando que a los daneses se les privó de un claro penalty que podría haber supuesto el empate, por ejemplo. Afortunadamente, los medios que se ocupan de la Cultural no pecan del infeccioso vicio del radicalismo.

En efecto, la pequeña familia mediática que acompaña a la
cultu lleva ya tiempo acomodada en el mismo escepticismo desengañado en el que también los seguidores se sienten tan a gusto (y viceversa). Si se remodela casi todo el equipo y se configura una plantilla de gran calidad, no queda más remedio que reconocer que el objetivo del club ha de ser luchar por el asceno (que no el ascenso en sí, cuidado), pero se anuncia en letras minúsculas, sin insistir, porque la afición ya está cansada de promesas incumplidas. Si se acaba la pretemporada sin conocer la derrota, tampoco se puede engañar a nadie, porque los amistosos y la competición oficial son cosas muy diferentes.

Así pues, no es de extrañar que nadie echara las campanas al vuelo tras 2 victorias consecutivas, del mismo modo que nadie ahora se tira de los pelos porque la Cultural haya dejado escapar un valioso punto en un campo siempre complicado en el tiempo de descuento. Es indudable que la actitud de los periodistas leoneses es mucho más sana que la de los grandes vendedores de humo de tirada nacional. La Cultural Leonesa es como una miniatura que hay que sostener con delicadeza. Pero también es cierto, para qué negarlo, que esta línea de información tan aséptica y poco apasionada hace la vida del aficionado culturalista algo más aburrida.

lunes, 8 de octubre de 2007

Capacidad y rendimiento de la Cultural Leonesa frente a la Real Sociedad B

Como colofón a unas agradables festividades en honor de San Froilán y en unas condiciones ideales para la práctica futbolística, la Cultural Leonesa se enfrentaba en su estadio a la Real Sociedad B. Era de suponer que el filial donostiarra pusiera en dificultades al conjunto local, pero sólo una victoria era válida para los leoneses, si es que aún hemos de considerarlos candidatos a jugar las eliminatorias por el ascenso de categoría.



Y la Cultu no defraudó. Consiguió un triunfo claro (3-0), controlando el partido, sin apenas dar opciones a la Real de sacar algo positivo en su visita al Antonio Amilivia. Los alrededor de 1.500 espectadores que allí se congregaron abandonaron el estado entre un murmullo de esperanza tras haber presenciado la segunda victoria consecutiva de su equipo. Sin embargo, vayamos por partes.

Los primeros 45 minutos fueron una cuestión de rendimiento, la repetición de muchas otras crónicas. La Cultural Leonesa jugó a un nivel muy inferior al nivel que se le presupone. El balón apenas pasó por los pies de Manolo y Mateo, se abusó del balón largo. El Tío Milo debía estar desesperándose a pie de banquillo viendo como su bien remodelado equipo se parecía demasiado a ese del que se había hecho cargo meses atrás. Eso sí, la inoperancia realista, unida a la convicción leonesa, hacían suponer que, de caer un gol, lo haría en la portería visitante.


La segunda parte, sin embargo, fue una cuestión de potencial. La Cultural aumentó su rendimiento y dio muestras del fútbol que este equipo debería ser capaz de ofrecer más a menudo. Israel se quedó en el vestuario y Cristóbal adelantó su posición. En su primera cabalgada por la banda, logró zafarse de dos defensores, llegar a línea de fondo y central al corazón del área, donde Chema, tras varios rechaces, consiguió empujar el balón al fondo de las mallas. Este tanto fue como un bálsamo para el conjunto leonés. Como por arte de magia, Manolo comenzó a mandar en su parcela, Aller salió de la cueva, Mateo encontró espacios para tocar con serenidad, Addison pisó área peligrosamente.

El segundo gol fue apoteósico: colada de Chema por el costado izquierdo, desborde, velocidad, precisión en el centro raso para que Mateo colocara la pelota sutilmente con el interior de su pie derecho lejos del alcanze del portero realista. Extraordinario, por desgracia. Con el partido más abierto, la Real Sociedad consiguió su ocasión más clara del encuentro, que Bermúdez desbarató lanzándose a ras de césped. Nuevamente la portería a cero. Y el recién incorporado Nasser redondeó la cuenta tras recoger el rechace a un disparo de Addison.

A favor de marcador, los de atrás con seguirdad, los de alante con confianza, esta Cultural por fin pudo demostrar que las buenas espectativas creadas en la pretemporada no eran infundadas. Este equipo es capaz de jugar al nivel de los mejores de la categoría, tal como se vio en la primera parte en Zamora. Constatada su capacidad, ahora sólo es de esperar que el rendimiento de los discípulos del Tío Milo esté al nivel que les corresponde con mayor asiduidad.

jueves, 4 de octubre de 2007

Bienvenidos al club

La mañana del miércoles he dado un paso trascendental en mi existencia, de esos que marcan un antes y un después. Tomé una decisión que suponía romper uno de mi más respetados y arraigados principios (no sólo de finales vive el hombre). Con cierto orgullo, primero de una manera involuntaria, más adelante con pleno conocimiento de causa, siempre he rehusado a inscribir mi nombre en organizaciones, sociedades, círculos o clubes de cualquier rama o condición. Explicar los motivos que justifican dicha conducta me obligaría a extenderme más de lo aconsejado y posponer inútilmente el anuncio que debo hacer: me he convertido en socio de la Cultural Leonesa.




Pensándolo bien, no puede hablarse de una transgresión en toda regla si temos en cuenta que ya pertenezo a una asociación de vecinos, a una compañía de móvil, estoy inscrito a un proveedor de gas e incluso tengo carnet de la biblioteca pública (de varias, en realidad, pero lo mantego en secreto). Así pues, dar el paso y abonarme a la Cultu no era más que cuestión de tiempo, uno de esos acontecimientos que están condenados a suceder por muy inesperados que nos parezcan una vez llegado el momento.

Sólo fue necesario pasar un domingo por taquilla para que todo cobrara sentido. Si una entrada vale 20 euros y el precio del carnet para toda la temporada es de 90... Debería haberlo pensado antes, no es de extrañar que siempre aprobara las matemáticas en la recuperación, pero lo importante a veces no es acertar, sino saber rectificar. Al fin y al cabo, ser socio de la Cultural es un fenómeno para el que el mismísimo Pitágoras tardaría en encontrar explicación si levantara cabeza, que no creo que tenga ganas.

Pero la taquilla es ya un fantasma del pasado. Ahora tengo un pequeño rectángulo de plástico que une mi nombre al de mi equipo, que me proclama oficialmente seguidor del Tío Milo y me concede un pequeño espacio en la preferencia este del Antonio Amilivia para mi uso y disfrute personal. Ser socio no es pagar a cambio de la asistencia a un espectáculo (la de veces que podría reclamarse la devolución del dinero). Convertirse en socio supone crear un vínculo, poner una parte de mis ilusiones en las manos (y pies) de este club durante los próximos meses. Ya no será posible ignorar que juegan cada fin de semana, no será posible evitar la angustia cada vez que unos puntos vitales pendan de un hilo, mirar la clasificación con avidez cada domingo aunque las primeras posiciones parezcan inalcanzables...

Pero no puedo adjudicarme méritos que no me corresponde. La realidad es simple: sé que va a ser tan divertido que no me lo podía perder por nada del mundo.

lunes, 1 de octubre de 2007

Una Cultural gris ve la luz ante el Guadalajara


A medida que avanza la temporada, el clima leonés se recrudece y la perspectiva de asistir al estadio se vuelve menos atractiva. El partido frente al Club Deportivo Guadalajara tuvo lugar en un domingo frío y húmedo, con el cielo encapotado y amenazador, aunque no tanto como el equipo manchego, que llegaba a León en la segunda posición de la clasificación.




La Cultural venía de hacer un buen partido en Zamora, pero los malos resultados de este inicio de campaña pesan como una losa. Pronto se vio que ante un recién ascendido como el Guadalajara los discípulos del tío Milo tendrían que dar lo mejor de sí para conseguir la victoria. Los locales comenzaron el partido controlando el balón en su terreno, pero se mostraron incapaces de rasearlo a posiciones más adelantadas. La presión de los azules incomodaba a la Cultu y fueron precisamente los visitantes quienes protagonizaron las primeras jugadas de peligro.

Un jugador vendría al rescate de los leoneses: Cristóbal. El interior diestro culturalista se escapó en repetidas ocasiones de su par y envió centros peligrosos desde la línea de fondo. La lógica decía que por el costado derecho tendría que venir el gol, como así fue, tras un saque de banda colgado al punto de penalti cuyo rechace conectaría Manolo Pérez desde el borde del área para enviar el esférico al fondo de las mallas. Era la primera vez en toda la temporada que la Cultural marcaba antes que su rival, ahí es nada. Y por si fuera poco, a falta de más de un cuarto de hora para el descanso, un jugador del Deportivo se ganó la tarjeta roja directa por (suponemos) una insensatez verbal. A pesar de que el árbitro hizo uso de las tarjetas en numerosas ocasiones, las brusquedades serían una tónica constante a lo largo del encuentro.

Con el marcador a favor y un adversario en inferioridad numérica, sin embargo, la Cultu no respondió. Los medios centros apenas tuvieron presencia, especialmente Aller, Cristóbal se fue diluyendo y el único recurso ofensivo utilizado fueron los balones largos buscando a Addison y Asier, que tampoco tuvieron su día. Nada más comenzar la segunda parte, el recién incorporado Iván Moreno dispuso de dos clarísimas ocasiones para conseguir el empate. En una de ellas, un pase en diagonal a la espalda de los centrales le dejó mano a mano con Bermúdez y tuvo que ser Gustavo quien se deslizara a ras de césped para rechazar una pelota que ya se colaba en la portería leonesa.

El Guadalajara justificó su buen arranque liguero. Nunca se vio dominado por la Cultural, a pesar de contar con un efectivo menos, y buscó el empate con decisión. Eso sí, la excesiva contundencia en sus acciones defensivas obligó a los masajistas locales a trabajar a destajo y los minutos fueron pasando con el marcador inamovible. Tuvo que ser un hombre experto, Chema, quien sobresaliera por encima del resto en una segunda parte en la que casi todos sus compañeros naufragaron. Su habilidad para conducir la pelota y encarar al rival quedaron patentes, pero, más que eso, es su carisma y iniciativa a la hora de asumir la responsabilidad lo que le hace tan importante para el equipo en momentos delicados.

Chema se entregó de principio a fin, un excelente ejemplo para otros más jóvenes y con menos currículum que él, y su esfuerzo se vio premiado en el tiempo de descuento. El Deportivo sacaba una falta en el pico del área en el que tenía que ser su último cartucho y sólo dos azules quedaron atrás, algo por delante de la línea divisoria del terreno de juego. El lanzamiento fue despejado, Chema se hizo con el balón y comenzó la galopada acosado por un defensa visitante de quien consiguió zafarse con el tiempo justo para templar, mirar y conseguir el 2 a 0 definitivo.

Un gran resultado para una actuación discreta, pero no siempre el público sale del Antonio Amilivia sonriendo. La lluvia nos había respetado durante el partido y justo entonces comenzaba de nuevo a caer. Con un clima así, la Real Sociedad se va a sentir en casa cuando nos visite dentro de 7 días y quizás yo prefiera escribir una crónica menos futbolística y más literaria.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Papá, ¿por qué somos de la Cultu?

Si le dijera a mi papá que soy de la Cultural, lo más probable es que me repudiara o pensara que he retrocedido a la edad del pavo y tengo la enfermiza necesidad de llevarles la contraria a él y al sentido común. Pensándolo bien, el Atleti es cosa de niños comparado con la Cultu. Ningún otro equipo lleva más temporadas que nosotros en 2ªB, aspirando a un ascenso que se esfuma invariablemente años tras año. De hecho, al igual que les pasó a los colchoneros hace bien poco, últimamente el equipo parece disfrutar más deslizándose por las posiciones de descenso que por las de cabeza, amenazando con un patinazo que sería mortal de necesidad.



Si fuéramos por la calle preguntado a los leoneses de qué equipo son, es probable que muchos situaran a la Cultural en segundo lugar de sus preferencias, aunque muchos otros quizás ni llegaran a eso. En cuanto a los niños, no me extrañaría lo más mínimo que muchos ni siquiera supieran de su existencia. Y la verdad es que la trayectoria del equipo, a excepción de algunas machadas coperas, no invita precisamente a coleccionar recortes de periódico. El sentir del aficionado cazurro percibe al equipo de su tierra como al funcionario acomodado que sabe que nunca perderá su empleo, pero que jamás logrará promocionar.

Yo no he venido a tirar la primera piedra, desde luego. Es inevitable que un equipo sin éxitos resulte menos atractivo que otros por el mismo motivo que una chica poco agraciada tiene menos pretendientes (aunque esto último da la impresión de estar cambiando). Sin embargo, la grandeza del deporte no se limita a las gestas de repercusión internacional; la pasión que el fútbol provoca no se reduce a los aspirantes a conquistar la Champions League. La magia reside en el sentimiento de los que acuden al estadio presa de la esperanza o de los que escuchan la radio con la ilusión de que su equipo consiga aunque sólo sea el gol del honor.

Mi intención es demostrar que se puede disfrutar. Incluso con esta Cultu gafada, experta en la cantada y el jarro de agua fría. Y me queda toda una prometedora temporada por delante para conseguirlo.