lunes, 1 de octubre de 2007

Una Cultural gris ve la luz ante el Guadalajara


A medida que avanza la temporada, el clima leonés se recrudece y la perspectiva de asistir al estadio se vuelve menos atractiva. El partido frente al Club Deportivo Guadalajara tuvo lugar en un domingo frío y húmedo, con el cielo encapotado y amenazador, aunque no tanto como el equipo manchego, que llegaba a León en la segunda posición de la clasificación.




La Cultural venía de hacer un buen partido en Zamora, pero los malos resultados de este inicio de campaña pesan como una losa. Pronto se vio que ante un recién ascendido como el Guadalajara los discípulos del tío Milo tendrían que dar lo mejor de sí para conseguir la victoria. Los locales comenzaron el partido controlando el balón en su terreno, pero se mostraron incapaces de rasearlo a posiciones más adelantadas. La presión de los azules incomodaba a la Cultu y fueron precisamente los visitantes quienes protagonizaron las primeras jugadas de peligro.

Un jugador vendría al rescate de los leoneses: Cristóbal. El interior diestro culturalista se escapó en repetidas ocasiones de su par y envió centros peligrosos desde la línea de fondo. La lógica decía que por el costado derecho tendría que venir el gol, como así fue, tras un saque de banda colgado al punto de penalti cuyo rechace conectaría Manolo Pérez desde el borde del área para enviar el esférico al fondo de las mallas. Era la primera vez en toda la temporada que la Cultural marcaba antes que su rival, ahí es nada. Y por si fuera poco, a falta de más de un cuarto de hora para el descanso, un jugador del Deportivo se ganó la tarjeta roja directa por (suponemos) una insensatez verbal. A pesar de que el árbitro hizo uso de las tarjetas en numerosas ocasiones, las brusquedades serían una tónica constante a lo largo del encuentro.

Con el marcador a favor y un adversario en inferioridad numérica, sin embargo, la Cultu no respondió. Los medios centros apenas tuvieron presencia, especialmente Aller, Cristóbal se fue diluyendo y el único recurso ofensivo utilizado fueron los balones largos buscando a Addison y Asier, que tampoco tuvieron su día. Nada más comenzar la segunda parte, el recién incorporado Iván Moreno dispuso de dos clarísimas ocasiones para conseguir el empate. En una de ellas, un pase en diagonal a la espalda de los centrales le dejó mano a mano con Bermúdez y tuvo que ser Gustavo quien se deslizara a ras de césped para rechazar una pelota que ya se colaba en la portería leonesa.

El Guadalajara justificó su buen arranque liguero. Nunca se vio dominado por la Cultural, a pesar de contar con un efectivo menos, y buscó el empate con decisión. Eso sí, la excesiva contundencia en sus acciones defensivas obligó a los masajistas locales a trabajar a destajo y los minutos fueron pasando con el marcador inamovible. Tuvo que ser un hombre experto, Chema, quien sobresaliera por encima del resto en una segunda parte en la que casi todos sus compañeros naufragaron. Su habilidad para conducir la pelota y encarar al rival quedaron patentes, pero, más que eso, es su carisma y iniciativa a la hora de asumir la responsabilidad lo que le hace tan importante para el equipo en momentos delicados.

Chema se entregó de principio a fin, un excelente ejemplo para otros más jóvenes y con menos currículum que él, y su esfuerzo se vio premiado en el tiempo de descuento. El Deportivo sacaba una falta en el pico del área en el que tenía que ser su último cartucho y sólo dos azules quedaron atrás, algo por delante de la línea divisoria del terreno de juego. El lanzamiento fue despejado, Chema se hizo con el balón y comenzó la galopada acosado por un defensa visitante de quien consiguió zafarse con el tiempo justo para templar, mirar y conseguir el 2 a 0 definitivo.

Un gran resultado para una actuación discreta, pero no siempre el público sale del Antonio Amilivia sonriendo. La lluvia nos había respetado durante el partido y justo entonces comenzaba de nuevo a caer. Con un clima así, la Real Sociedad se va a sentir en casa cuando nos visite dentro de 7 días y quizás yo prefiera escribir una crónica menos futbolística y más literaria.

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