lunes, 7 de noviembre de 2011
La Cultural se aúpa al segundo puesto tras vencer al Íscar
Un hincha siempre quiere que su equipo sea el mejor en cualquier circunstancia, aunque no es mala cosa que, por aquello de valorar la categoría en su justa medida, el aficionado leonés se encuentre con equipos capaces de plantar batalla a la Cultural. Y hubo que esperar hasta Noviembre para que se presentara en el Reino de León un conjunto capaz de disputarle el partido al equipo local con sus propias armas, dominio de la pelota y sentido táctico. La imagen del Club Deportivo Íscar en la tarde de ayer fue de las que dejan huella, una lástima para ellos que el resultado final, aunque se habría podido decantar para cualquiera, lo hiciera finalmente de lado culturalista.
De salida, fueron los muchachos de Cembranos quienes se apoderaron de la pelota, acorralando a sus rivales en posiciones defensivas, aunque sin apenas peligro. La Cultural sigue fiel a un estilo de fútbol combinativo que no acaba de cuajar. Y las entradas por banda, la otra gran baza ofensiva de los leoneses, tampoco ayer sembró el pánico como en otras ocasiones, por lo que el Íscar no padeció en exceso a la hora de mantener su puerta a cero. De hecho, las oportunidades más claras estuvieron en las botas de Adalia, el espigado 9 vallisoletano. Las contras visitantes dejaron en evidencia a la zaga culturalista, pero no pillaron desprevenido a Diego Calzado. Al filo del descanso, la insistencia del equipo blanco obtendría premio, al rematar a gol Joshua con el pecho un centro desde banda izquierda.
El frío ha llegado a León con su habitual crudeza y, quizás por eso añadido a lo insulso del espectáculo, el público no se arrancó con cánticos de apoyo hasta la segunda mitad, tras el tanto del empate. Hasta entonces, sólo habían reaccionado ante un asistente con afán de protagonismo y, obviamente, el gol de su equipo. Pero el partido había cambiado radicalmente tras el paso de los protagonistas por vestuarios. Los del uniforme naranja se hicieron con la pelota y pasaron a jugar en terreno enemigo, obligando a los culturalistas a perseguir el balón como nunca se había visto en toda la temporada. La transformación fue tal que alcanzó también a Benjamín, el antaño figura en la Sevilla bética, tanto fuera como dentro del campo, que dio una lección de buen hacer desde el medio centro, muy diferente a su actuación durante el primer acto, más propia de una pieza de museo que de un futbolista.
Obligado por la necesidad de recuperar el mando en el marcador, Cembranos dio entrada a Jony, añadiendo desborde en sus filas y, al mismo tiempo, facilitando al Íscar la labor de creación al dejar muy despoblado el centro del campo. El gol se mostraría caprichoso una vez más, puesto que ambos equipos se hicieron merecedores del mismo, la Cultural explotando los espacios cedidos por un equipo volcado al ataque y el Íscar manejando el balón con una destreza impropia de la categoría. El elegido, finalmente, sería Álvaro, quien desequilibró la contienda con un fuerte disparo desde fuera del área, el cual sirvió para que su equipo, además de los tres puntos, alcance la segunda posición de la clasificación.
El resultado, es verdad, no puede esconder las carencias de los leoneses, tanto en la elaboración como en el centro de la defensa, aspectos en los que el míster deberá insistir. Afortunadamente, el aficionado parece haber entendido que, teniendo en cuenta la historia reciente, los puntos son hoy mucho más importantes que el espectáculo.
lunes, 17 de octubre de 2011
El librillo de Cembranos
El caso es que Cembranos me recordó a mi padre viendo el fútbol por televisión: hiperactivo, mal hablado, inmisericorde con las decisiones erróneas de los jugadores. Poco después del pitido inicial, nuestro entrenador hizo ademán de subirse la cremallera de la chaqueta, pero no, la sangre hervía en sus venas mientras daba órdenes furiosamente, ajustaba las posiciones en la presión, me cagüen tal, o recriminaba a alguno de los muchachos un balón perdido, cincuenta veces se lo he dicho jolines... A pesar de algunas palmadas de ánimo aquí y allá, la brutal severidad de Cembranos me hizo sentir compasión por sus esforzados pupilos. Como le ocurre a mi padre cuando se sienta a ver al equipo de sus amores, es posible que para el técnico culturalista la perfección no sea una meta inalcanzable y se parezca más a un aprobado por los pelos.
Por otra parte, esa actitud de máxima exigencia está teniendo su reflejo en el rectángulo de juego, donde la Cultural se muestra como un equipo indómito e inquebrantable en su ansia de victoria. Y cuando la habilidad técnica no alcanza para lograr el objetivo, se recurre al empuje y al arrebato. Dos jugadores burgaleses abandonaron el encuentro antes del descanso, incapaces de recuperarse de sendos encontronazos con los legionarios leoneses. El propio Diego Calzado lo revelaba sobre el césped, recién terminado el partido, en declaraciones a un medio radiofónico: la clave había estado en las ganas enormes que él y sus compañeros había mostrado de conseguir la victoria. En eso fueron superiores a su rival, el Club Deportivo Burgos, también conocido como Caja Círculo Bulposa, un hueso duro de roer en cualquiera de las denominaciones.
El partido no fue vistoso. La Cultu monopolizó la posesión de balón, como viene siendo habitual esta temporada en el Reino de León, aunque careció de la claridad necesaria para conectar con Murci y generar ocasiones de auténtico peligro. Solo las internadas de Jony por el costado derecho llevaron inquietud al marco visitante. Necesitado de un revulsivo, el entrenador leonés dio entrada a Josuha y éste cumplió su cometido desde la media punta a la perfección. Suyo fue el primer gol de la tarde, tras cabecear un centro preciso de Stallone a pierna cambiada, directo al punto de penalti y al fondo de las mallas. Y cómo no, sería Murci, lesionado, el encargado de poner la puntilla en los instantes finales, cabeceando también un centro procedente del flanco izquierdo, servido por Vázquez en esta ocasión.
Ese espíritu testarudo en pos de la victoria, por encima de otras consideraciones, es el que está aupando a la Cultural a la zona noble de la clasificación. En este arranque de la competición, los hombres de Luis Cembranos se han hecho con una buena suma de puntos, la mayoría ante rivales de la mitad baja de la tabla. Ahora está por ver si idéntica metodología va a resultar igualmente efectiva en fechas venideras y frente a conjuntos algo más competentes. Por falta de ganas no va a ser, eso desde luego.
viernes, 16 de septiembre de 2011
Cultural Leonesa: desafío extremo
Nos encontramos ya inmersos en una nueva temporada futbolística y, contra todo pronóstico, la Cultural y Deportiva Leonesa sigue con nosotros, representando a la ciudad de León. Dejábamos al equipo de la camiseta blanca, en nuestro último artículo, felizmente salvado, asegurada su plaza, un año más, en la 2ª División B. Sin embargo, lo que los jugadores consiguieron sobre el verde, no pudieron conservarlo los dirigentes en los despachos, al ser incapaces de reunir el dinero necesario para saldar las deudas con sus futbolistas. No fue algo inesperado, más bien la crónica de una muerte anunciada, pues, tratándose de la Cultural, si se tira una moneda al aire, es fácil que acabe cayendo de canto. Así las cosas, tras los estrambóticos acontecimientos del pasado mes de Junio, el equipo de los leoneses fue relegado finalmente al destierro de la 3ª División.
Igual que viene ocurriendo en otros ámbitos, la burbuja de la Cultural tenía que acabar estallando. Muchas veces escuchamos, no sin su dosis de razón, que era el nuestro un club de categoría superior a la que ocupada. De igual manera, debemos asumir ahora que el descenso administrativo, dramático y cruel, no deja de hacer justicia con la situación real por la que atraviesa la institución. La enormidad de la deuda, el desprestigio derivado de años de desgobierno y la paulatina reducción de la masa social impiden mirar al futuro con optimismo. Por todo ello, que la Cultu siga compitiendo y nosotros acudiendo al estadio a celebrar los goles, no deja de ser casi milagroso y, ya de por sí, motivo de satisfacción.
Con este panorama, no sorprende que sea precisamente Jesús Calleja, el montañero, uno de los leoneses más reconocidos a nivel nacional, el escogido como imagen para los carteles que animan la campaña de socios. A día de hoy, la Cultural se ha convertido en una aventura para románticos emprendedores y corazones temerarios. Uno de ellos es, sin duda, Javier Baena, el presidente, la persona que, por muchas sombras con que le perfilen los medios de comunicación locales, ha logrado mantener con vida al club tras el apocalipsis que se anunciaba tras la pérdida de la categoría. Algunas de sus iniciativas tienen el difícil mérito de ser imaginativas, aunque está por ver si resultan efectivas a la hora de generar ingresos. Lo mismo se puede decir de la renovada plantilla, un puñado de futbolistas modestos, leoneses en su mayoría, que, si bien no andan sobrados de cualidades técnicas, han abrazado la causa con una entrega y pundonor merecedores de elogio. Y, faltaría más, tampoco podemos olvidarnos de los aficionados, cuya presencia en el graderío, por increíble que parezca, apenas ha sufrido variación con respecto a los números de la temporada pasada. Sin este último reducto de incondicionales, qué duda cabe, la utopía culturalista ya habría llegado a su fin.
Tordesillas, Béjar y Lerma son los próximos puntos en el incierto itinerario de los leoneses, lugares de escaso lustre en el terreno deportivo, convertidos ahora en hitos de un desafío extremo en el que la Cultural se juega, más allá de unos puntos o un puesto en la clasificación, nada menos que su supervivencia. Es verdad, todos lo sabemos, que el futuro de nuestro club se decidirá en lugares menos dados a la épica, pero es que ¿acaso podría equipo de fútbol competir por un objetivo más noble y estimulante?
lunes, 9 de mayo de 2011
Salvados... de momento
Polen blanco flotaba ayer sobre el Reino de León para despedir la temporada futbolística. Está por ver si la semilla de un nuevo proyecto germinará en tierras leonesas de cara a la próxima temporada. Eso sí, los jugadores de la Cultural Leonesa cumplieron con su parte del pacto y certificaron la permanencia deportiva de la entidad, aprovechando su última participación como anfitriones para volver a arrodillarse frente a palco y graderío. En una semana se irán a casa con la conciencia tranquila del deber cumplido, pero con la amargura de no ver su esfuerzo justamente recompensado con el cobro de sus emolumentos y la ingrata perspectiva de presentar una denuncia que provocaría el fulminante descenso administrativo del club. Ningún reproche se les puede hacer. Por calidad, deberían haber luchado por estar algo más arriba en la clasificación, aunque teniendo en cuenta las circunstancias extradeportivas en medio de las que han tenido que hacer su trabajo, no queda más espacio que para el agradecimiento.
Para los aficionados, además de la oportunidad de despedir a quienes con tanta dignidad defendieron su camiseta, el partido de ayer contaba con el aliciente de ovacionar a su penúltimo ídolo: Jito, pichichi de la competición en el pasado curso, hoy saboreando la disputa de una fase de ascenso en las filas del Deportivo Alavés. El delantero catalán sostuvo un bonito enfrentamiento con Santi Santos, el líder actual del conjunto culturalista, y mostró su poderío en la acción del segundo gol visitante, ganándole la espalda al capitán leonés, encarando y batiendo por bajo a Diego Calzado. El tanto de Jito, al inicio de la segunda parte, cuyo autor tuvo el detalle de no celebrar, culminaba la remontada de un Alavés con diez y retrasaba, en esos instantes, la salvación culturalista hasta la última jornada.
La imagen del conjunto dirigido por Álvarez Tomé, arropado por varios centenares de aficionados en la tarde de ayer, no fue la de un equipo con aspiraciones. No se mostró especialmente contundente en defensa ni peligroso arriba. La Cultural, sin desplegar su mejor juego, tomó ventaja en el tanteador gracias a un pase largo de Marín desde su propio campo hacia el desmarque de Yagüe, que se plantó solo ante Dituro y resolvió con una perfecta vaselina. A pesar del buen comienzo, los virtuosos de la Cultural, Vergara y de la Mota, no cuajaron su mejor encuentro y fueron incapaces de dominar la zona medular. Sin un claro dominador, el partido pronto volvió a estar igualado, puesto que el conjunto blanquiazul, eso sí, no lo dudó a la hora de castigar los errores del rival. Bastó para ello un balón sin dueño que Menéndez, en zona delicada, no logró despejar, para que el Alavés encontrara a Josete dentro del área y éste fusilara a Calzado.
Pero había demasiados amigos en ambos bandos como para que la historia no tuviera final feliz para todos ellos. Los resultados de los otros rivales obligaban a la Cultu a conseguir un punto... y se consiguió. La satisfacción de certificar la salvación del equipo recayó en el jugador más querido por la grada, el capitán, Santi Santos, una vez más. Chema Mato sacó por bajo una falta al borde del área que el cancerbero visitante no pudo blocar y, atento al rechace, el jugador de la Virgen del Camino envió el balón al fondo de las mallas, desatando la euforia en futbolistas y aficionados. Ambos equipos dieron por bueno el resultado y los últimos minutos transcurrieron sin ningún sobresalto.
A partir de ahora, todo queda a expensas de resolver el complicado asunto económico. Javier Baena, quien dice ser el dueño del club, pues hasta en eso hay dudas, habló ayer con los medios de comunicación y se mostró convencido de poder cumplir con los cuantiosos compromisos que tienen en jaque la supervivencia de la entidad. De hecho, anunció su intención de ofrecer la renovación a los puntales de la actual plantilla, algo que suena a chiste cuando estamos hablando de trabajadores que llevan seis meses sin cobrar. Al que escribe ya no le queda mucha fe. Teniendo en cuenta la precaria situación de nuestra economía en general y la aún más dramática de nuestro fútbol en particular, cuesta creer que vaya a aparecer la elevada suma que se necesita con urgencia para mantener a flote la nave culturalista. Ni Baena ni nadie parecen dispuestos a ello. El tiempo dictará sentencia en breve.
Por mi parte, me despido por esta temporada, sufrida a más no poder, con un dubitativo hasta pronto.
lunes, 11 de abril de 2011
Fiesta culturalista a costa del Real Oviedo
Y por fin se conjuraron los elementos para dar lugar a una tarde de fiesta para el culturalismo. Una larga cola hasta la taquilla, masiva presencia visitante en el estadio, sol radiante, los restos del rastro bailando incontrolados por la fuerza del viento y, lo más importante de todo: goles. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que se vivió un ambiente de fútbol de alto voltaje en el Reino de León, seguramente desde la última visita de la Ponferradina y ayer, como entonces, la disputa volvió a ser doble: de este a oeste, las aficiones enfrentadas a grito pelao; de norte a sur, Cultural Leonesa y Real Oviedo pugnando por la supremacía en el difícil arte del balompié.
El conjunto asturiano llegaba a León avalado por una racha de cinco victorias en los últimos seis encuentros, por lo que saltó al terreno de juego pletórico de moral, recibido por los vítores de cuatro millares de entusiastas ovetenses confiados en la victoria. Y todo ello a pesar de las bajas, que eran numerosas. Los titulares del terreno de juego, por su parte, venían de obtener una balsámica victoria el domingo pasado en Mareo y presentaban un once atrevido, con la novedad de Esaú en la punta del ataque. Tras el pitido inicial, los minutos de tanteo entre ambos bandos discurrían en las inmediaciones del área defendida por Diego Calzado, lo cual ya era indicativo de las intenciones de ambos equipos. Fruto de ese dominio territorial, los hombres dirigidos por Pacheta desde el banquillo lograrían adelantarse con una buena combinación culminada por Rubiato en boca de gol. Por entonces, aún quedaba gente esperando para adquirir su entrada.
El equipo de la capital del Principado no varió su plan de conquista del Reino de León y mantuvo la defensa adelantada, con la intención de arrinconar a la Cultural, pero la táctica resultaría un fiasco, porque los muchachos de Monteagudo, en la tarde de ayer, se convirtieron en armas de destrucción masiva. El empate llegó tras una contra precisa, un balón en diagonal hacia el desmarque de Mena, que tuvo tiempo de controlar, mirar, acercarse y, en el último momento, ejecutar a Javi. El portero visitante no pudo mostrar sus credenciales, aunque poco se le puede reprochar en los goles encajados. Con los corazones de los aficionados leoneses tratando de recuperar pulsaciones, Mena se escapaba de su par junto a la línea de fondo y, dentro del área, casi sin ángulo, conectaba un chut potente e incontestable. ¡Grandioso el manchego! A partir de ese momento, la pugna continuó sobre el césped, porque, en la grada, los hinchas azules se derritieron como chocolatinas al sol.
En la segunda parte, los entrenadores movieron sus respectivos banquillos, aunque la tónica del choque apenas sufrió variaciones. El Oviedo conseguía mantener la pelota en campo ajeno, aunque era la Cultural quien más se aproximaba al gol. Los medios blancos supieron desprenderse del balón con más celeridad que de costumbre y por las bandas corrían ríos de pólvora. Diego Calzado tuvo sus momentos de lucimiento, pero fueron Rubén Rivera y Vergara, autores del tercer y cuarto gol, quienes llevaron el éxtasis al ala oeste de la casa blanca.
Hay que ver cómo en quince días ha cambiado el panorama: si el futuro institucional de la Cultu se torna más sombrío que nunca, la plantilla ha dado un paso de gigante hacia la salvación deportiva. Por otro lado, que la afición visitante te supere en número, aun siendo día de pago para los abonados, todo hay que decirlo, no deja de ser un detalle digno de reflexión.
lunes, 28 de marzo de 2011
El Mirandés vence y la Cultural aguarda un milagro
Nada más sonar el silbato del árbitro, una imagen insólita: los once jugadores culturalistas, rodilla en tierra, permanecen inmóviles durante varios segundos frente a su rival, en actitud de sumisa oración. La católica genuflexión fue, en esta ocasión, la forma de protesta elegida por parte de la plantilla leonesa ante los acontecimientos de la semana en el ámbito institucional del club. El pasado jueves, PROFUTLE daba luz verde a la venta de la Cultural y, cuando todo parecía listo para que José Luis Tamargo se hiciera con el control de la nave, el representante de jugadores daba un paso atrás y pedía a las instituciones garantías en el pago de las subvenciones como paso previo a la tan ansiada compra. Quizás Tamargo intenta ganar tiempo, para conocer la posición final del equipo en la competición antes de tomar una decisión definitiva, pero con ello ha perdido mucha de su credibilidad. Arrodillados sobre el césped, los futbolistas, seis meses sin cobrar, parecían encomendarse a un milagro divino, mientras en el palco, ver para creer, presidía el partido Domingo Cueto.
Y el milagro estvo próximo a materializarse, por obra y gracia de Diego Calzado, enorme bajo los palos. El Club Deportivo Mirandés, que ya iguala con el Eibar en lo más alto de la clasificación, encontró con mucha facilidad los caminos hacia el interior del área defendida por el cancerbero leonés, que tuvo que emplearse a fondo en varios remates en los que ya se cantaba el gol. Los medios culturalistas pasaban de presionar descontroladamente en unas situaciones a comportarse con indolencia y parsimonia en otras, dejando a los pasadores rojinegros tiempo para pensar en zonas de máxima vigilancia. Calzado se desgañitaba pidiendo atención a sus defensas, mientras la numerosa hinchada visitante contemplaba con tranquilidad el discurrir de los acontecimientos, sin inquietarse lo más mínimo por las oportunidades desperdiciadas.
Si antaño los equipos tomaban mil precauciones cuando salían a jugar al Reino de León frente a la Cultural, esa costumbre lleva ya varios meses abolida. El Mirandés buscaba los tres puntos con descaro, llegando a ocupar, en varias situaciones, todos sus efectivos la parecela rival. Pasada la media hora de juego, los pupilos de Monteagudo fueron capaces de, por fin, trenzar una jugada por raso, con rapidez y precisión, que colocó a Marín mano a mano con Adrián. La vaselina del andaluz, superado el portero, iba directa al fondo de las mallas, aunque un defesor llegaría a tiempo de evitar el gol con un despeje casi sobre la misma línea de meta.
Ese balón pudo haber cambiado el discurrir del encuentro, que llevaba un rotundo signo visitante hasta ese momento. La realidad, tristemente, estaba mostrando a una Cultural blanda en lo defensivo y extremadamente rústica en la creación. Sin combinaciones por el centro ni desborde por banda, el recurso más utilizado fueron los envíos largos a Viola, tan voluntarioso como falto de mordiente. Entre tanta mediocridad, hay que destacar a Chema Mato, el mejor de los futbolistas de campo en la tarde de ayer, bravísimo en la recuperación y entonado como nunca con el balón en los pies.
La segunda parte arrancó sin variaciones con respecto al guión original. El Mirandés mantuvo la misma fe y deseo por la victoria a través de un juego sencillo y efectivo: el equipo junto y el balón al compañero desmarcado. El milagro, sin embargo, volvió a sobrevolar la atmósfera cambiante del domingo leonés en un rápido contrataque conducido por Vergara y culminado por él mismo con un remate raso y desviado. La resistencia culturalista llegó hasta ahí. Poco después, el conjunto burgalés ponía tierra de por medio con un remate de Arroyo en el segundo palo, a la salida de un saque de esquina. Las protestas de los jugadores culturalistas al árbitro rozaban la histeria y es que parece ser que el tanto se consiguió con la mano, ¿de Dios?
Aún quedaban muchos minutos por delante, los suficientes para que la Cultural descendiera directamente a los infiernos, esos que marcan el descenso de categoría, pero sólo sería necesario un cuarto de hora para dejar el encuentro finiquitado. Lobato veía la tarjeta roja directa en una jugada algo dudosa y casi a rengón seguido llegaba la sentencia, certificada por Muneta. Las protestas de un sector de la afición contra varios de los futbolistas, registradas al final del partido, ponen de manifiesto una división ya intuída y poco propicia para afrontar las trascendetales siete jornadas restantes.
domingo, 13 de marzo de 2011
Victoria por K.O.
Faltaban diez minutos para el final cuando el público, numeroso gracias al generoso despacho de invitaciones por parte del club, comenzó a corear al unísono el nombre de su equipo. Habían estado mucho tiempo con el ceño fruncido, pero Mena había conseguido abrir el marcador mediada la segunda parte y la entrada al campo de Vergara propició las combinaciones en medio campo de la Cultural, ante un rival que había perdido la fe. El fútbol de toque que Monteagudo ha intentado implantar en la presente campaña regresaba al Reino de León después de muchos minutos de patadón temeroso y nula profundidad. Como colofón, Marín se desmarcaba por el centro, recogía un pase preciso de Quique y elevaba el balón ante la salida desesperada de Serantes, consiguiendo en vaselina certificar la victoria y aupar a la Cultural fuera de los puestos de descenso. Esta noche el Barakaldo duerme ya con pie y medio en 3ª división.
La tarde, gris y ventosa, no había arrancado favorablemente para la Cutu. Sorprendió conocer la ausencia de Santi Santos de la convocatoria tras cumplir el fin de semana pasado un partido de sanción por acumulación de amonestaciones. El entrenador culturalista justificó su decisión en la conveniencia de mantener la línea defensiva que había logrado mantener la portería a cero en tierras cántabras y, todo hay que decirlo, la apuesta le salió bien. El Barakaldo dio lo mejor de sí durante los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que, a pesar de no disfrutar de ocasiones, se mantuvo cerca de los dominios de Diego Calzado. Los lanzamientos a balón parado fueron su mejor y única arma, obligando a lucirse al cancerbero leonés con una elegante estirada tras saque de esquina. En el otro área, el portero rival no necesitó hacer gala de sus facultades, puesto que los jugadores ofensivos de la Cultural estuvieron muy por debajo de su nivel. El equipo se alargó en exceso y los melonazos al frente de ataque se convertían en peritas en dulce para los defensores gualdinegros.
Si la grada comenzó a perder la paciencia en el tramo final del primer acto, cansados de brega y despejes histéricos, el panorama cambió favorablemente para sus intereses tras el descanso. Monteagudo dio entrada a Viola y Marín y la balanza comenzó a inclinarse del lado local. Jugando con mayor convencimiento, los de blanco lograron tener más presencia en la parcela visitante, en busca de situaciones de peligro, logrando así la primera gran ocasión del partido tras cometer Serantes un penalti innecesario sobre Mantovani. El joven guardamenta sería el encargado de salvar los muebles para su equipo tras detener el chut de Mena desde los once metros. El desánimo de los aficionados no llegó al punto de la desesperación cuando, a renglón seguido, una contra del Barakaldo que pudo cambiar radicalmente el resultado final fue abortada gracias a una nueva intervención providencial de Diego Calzado, que mantuvo a los suyos con vida.
Con ambos equipos igualmente interesados en llevarse los tres puntos, alguien debía ser el primero en cometer un error y ese fue el conjunto vizcaíno. Todo se vino abajo para el colista con un disparo de Mena, raso, desde el flanco izquierdo, al que Serantes respondió de manera deficiente y que acabó en la red. El gol culturalista dejó grogui al Barakaldo, agotados tanto sus recursos anímicos como su exiguo repertorio futbolístico. Los leoneses, por su parte, con estos tres valiosos puntos, aunque siguen caminando sobre el alambre, al menos pueden afrontaron el futuro con cierta esperanza.
lunes, 28 de febrero de 2011
Se encienden las alarmas
Se admite confiadamente que la alta velocidad ferroviaria llegará a León en un futuro próximo, mientras los preparativos necesarios siguen el curso previsto. Al mismo tiempo, la Cultural Leonesa se acomoda en el vagón de tercera de un tren que, aunque vaya despacio, tiene su parada definitiva en una estación que todos quisieran pasar de largo: la del descenso de categoría. Hasta llegar a la presente jornada, la buena imagen del equipo ofrecida en la mayoría de los partidos, pocas veces superado por sus rivales, había excusado en gran parte los malos resultados obtenidos. La tabla clasificatoria sigue siendo tan poco halagüeña hoy como lo era hace cinco meses, pero la calamitosa actuación culturalista ofrecida a su público frente a la Unión Deportiva Logroñés no deja apenas espacio para el optimismo, a falta tan solo doce jornadas por delante.
En la primera vuelta, la Cultural volvía de vacío de La Rioja pese a haber jugado mejor y disfrutado de más ocasiones de gol que el equipo local. En el Reino de León, el Logroñés volvió a conseguir los tres puntos y lo hizo con menos argumentos, menos esfuerzo y peor imagen que la mostrada en su propio estadio, cambio de entrenador incluido. Y eso no es una crítica a los chavales dirigidos por Nacho Martín, sino a los preparados por Alberto Monteagudo, que ni siquiera fueron capaces de vender cara su derrota. Cinco minutos bastaron a los rojiblancos para poner una distancia insalvable entre ellos y los leoneses, los primeros cinco minutos del encuentro, el tiempo necesario para enviar el balón al área de Diego Calzado y rematar en tres ocasiones a portería descubierta. La jugada, milagrosamente, acabaría en córner, pero antes de que el pulso del respetable volviera a la normalidad, el balón centrado desde la esquina llegaba a Manu García, que conseguía el tanto definitivo gracias a un sencillo remate con el interior de la pierna izquierda. La cuenta de goles encajados a balón parado es sonrojante.
Lógicamente, el mazazo se sintió como un terremoto, aunque alguno pensaría ingenuamente que, siendo positivos, la Cultu tenía todo el encuentro por delante para corregir el madrugador desaguisado. La realidad es que sucedió todo lo contrario. Rondando la media hora y con el portero visitante ejercitándose por su cuenta para combatir el frío, Santi Santos cayó a banda para, tras un salto espectacular, clavar las rodillas en las cervicales de un contrario, ganándose la tarjeta amarilla, eso sí, no por la peligrosidad de la acción, sino por tocar el balón con la mano. El capitán leonés tardaría escasos segundos en ganarse la segunda y abandonar el campo por, en esta ocasión y según lo recogido en el acta arbitral, dirigirle al colegiado la siguiente frase: “¡Se te ve el plumero!” Puede ser que el árbitro interpretara que el comentario de Santi hacia él contenía una hiriente insinuación a su condición sexual, quién sabe. El caso es que, por debajo en el marcador y en inferioridad numérica, las posibilidades de remontada se antojaban escasas llegado el intervalo.
Compungido quizás por el cúmulo de dramáticas circunstancias que rodeaban a su adversario, el Logroñés regresó del vestuario con la idea de rematar el encuentro en una contra y esperó con indolencia a la Cultural en su propio campo, dando la sensación de equipo miedoso y avivando las esperanzas de la hinchada local. Pichichi Cervero y sus compañeros se lo tomaron con demasiada calma. Así fue como confiando su suerte en la ruleta rusa del fuera de juego, los leoneses mantuvieron la emoción del resultado hasta el último suspiro, en buena parte gracias al excelente derroche defensivo de Lobato y Cedric, pero la escasez de recursos ofensivos acabó siendo desesperante: un disparo de Mena, algunos lanzamientos de esquina y, sobre todo, un cabezazo falto de precisión de Yagüe fueron las contadas ocasiones en las que Rubio temió por la integridad de su portería.
Consumada la derrota, una derrota de esas que hacen saltar las alarmas, las palabras en rueda de prensa fueron contenidas. Ni el señor Tamargo, el próximo propietario del club, según se ha venido anunciando, muestra inquietud, ni Alberto Monteagudo pierde la compostura. El aficionado, por su parte, ha pasado de la angustia por la desaparición al drama del descenso. Se antoja indigno criticar a un colectivo de profesionales que lleva cinco meses sin cobrar su salario, pero resulta evidente que si los futbolistas no asumen la gravedad de la situación deportiva y salen a disputar sin contemplaciones lo que resta de campaña, el tren culturalista descarrilará con todos dentro.
lunes, 14 de febrero de 2011
La Real Sociedad arruina la fiesta en el último minuto
Las iniciativas recaudatorias por parte de las peñas en su afán por aliviar la situación económica de la plantilla culturalista tuvieron su punto culminante el pasado domingo en el Reino de León. Los aficionados pudieron entrar al campo a cambio de adquirir papeletas, al módico precio de un euro cada una, para el sorteo de unas motocicletas, teniendo en cuenta que los fondos obtenidos irían íntegramente a las manos de jugadores, cuerpo técnico y empleados del club. Afortunadamente y a pesar de lo desapacible del día en lo climatológico, la medida resultó un éxito y la presencia de público en las gradas fue notoria. Alrededor de 4000 personas, quizá más, se congregaron para echar una mano en lo económico y dar apoyo en lo estrictamente futbolístico a quienes siguen defendienco con bravura la camiseta culturalista. Lo que tenía pinta de convertirse en una bonita tarde para el recuerdo quedó emborronado en los últimos instantes del partido, cuando Illarramendi batía a Diego Calzado, igualando la contienda y evitando la que hubiera sido una merecida victoria del equipo leonés.
Consciente ya de la realidad de su plantilla y la situación en la que se va a desenvolver la Cultural de aquí a final de temporada, Alberto Monteagudo ha puesto en marcha el plan B: equipo replegado, solidez defensiva, salidas a la contra y balones a Viola. Sorprendió ver de inicio a la Real Sociedad B manejando la pelota y buscando combinaciones en campo contrario, mientras los leoneses, parapetados cerca de su propia área, esperaban sin prisa a recuperar la pelota. A pesar de combinar con corrección, el equipo donostiarra careció de profundidad y el planteamiento local a punto estuvo de dar frutos en dos zurdazos poderosos de Mena, el primero despejado por Mandaluniz, muy acertado durante toda la tarde, y el segundo perdido a centímetros de la escuadra. Para entonces, el público ya vibraba con las florituras de Quique de la Mota, los caracoleos de Vergara y las persecuciones policiacas de Martín Mantovani, reconociendo la entrega noble de sus muchachos antes que lamentarse por los errores que éstos cometieran.
Pero si la hinchada culturalista ha encontrado su mejor actitud como respuesta a la dramática situación que vive su club, también los futbolistas mostraron ayer una mayor capacidad para marcar al partido el ritmo más favorable a sus intereses. A pesar de la necesidad indisimulable de victoria, mantuvieron la sangre fría mostrada de inicio también en la segunda parte, atacando con orden y sin las precipitaciones de otras ocasiones, esperando el momento preciso para asestar el golpe. Hubo que esperar a la reanudación para que el filial realista diera muestras debilidad: Chema Mato, sustituto de Vergara, impuso la ley del más fuerte en la zona ancha y las dudas llegaron a la línea defensiva visitante. En una muestra más de su inteligencia sobre el césped, Mena utilizó sus últimas energías para culminar un contraataque y, tras recoger su propio rechace, fusilar sin contemplaciones al cancerbero rival.
Llegar al gol está siendo la misión imposible de cada partido esta temporada, no tanto por el número de ellos conseguidos, sino por la cantidad de oportunidades que suelen ser necesarias para alcanzar el objetivo. Pero en defensa las cosas tampoco han marchado bien y de ahí la delicada situación clasificatoria que vive el equipo. El míster culturalista colocó ayer a Martín en el lateral derecho y a Tomillo de central junto a Santi Santos, quedando Menéndez en la izquierda. Las sensaciones fueron buenas, ya que la Real Sociedad apenas inquietó a Calzado en dos jugadas aisladas, hasta el fatídico minuto 87, cuando el tanto de los filiales llevó la decepción al graderío, empañando las buenas sensaciones vividas durante toda la jornada. A pesar de lo descorazonador del marcador final, tanto afición como jugadores siguen demostrando que este club, más allá de la frialdad de los números, es más viable que nunca.
sábado, 5 de febrero de 2011
Señales de humo
El pasado fin de semana, la Copa del Mundo de la FIFA estuvo en León. O algo parecido, porque el trofeo con el que miles de aficionados se fotografiaron en uno de los centros comerciales de la ciudad no es más que una réplica del custodiadísimo original. Ninguno de nosotros iba a notar la diferencia, ciertamente, así que más que proteger la reliquia, los guardias de seguridad allí apostados tenían la importante misión de hacer circular a las masas con la mayor celeridad posible frente al objetivo del cámara maratoniano. De hecho, la cola avanzaba tan deprisa que los ilusionados curiosos apenas tenían el tiempo justo para mirar al frente y esbozar sonrisa. Cosa curiosa: muchos estuvieron junto a la Copa, pero casi nadie la vio.
El pasado fin de semana, con menor participación popular, la Cultural Leonesa volvió a disputar un partido en el Reino de León, contra el Caudal de Mieres de visitante, tras levantarse por segunda vez una convocatoria de huelga por parte de la plantilla. Sin novedades para los jugadores en el apartado salarial y, lo que es peor, con las operaciones de compra del club en punto muerto, los futbolistas saltaron al césped portando una larga pancarta de denuncia: "JUGADORES AFICIÓN ABANDONADOS". Desde las gradas, llegaron los aplausos más calurosos y los cánticos de apoyo más insistentes en lo que llevamos de temporada. Lamentablemente, el justo reconocimiento a la entrega de la plantilla no tuvo la recompensa deseada en el marcador, que señaló un empate a uno final, pero la satisfacción del espectáculo presenciado embargó los corazones de una manera especial.
Quienes se acercaron a adorar la copa y quienes asistieron al Reino de León seguramente compartieron la sensación extraña de ser testigos de un fragmento de historia fugaz e irrepetible. ¿Volveremos a ver a nuestra selección conquistar el bellocino de oro? ¿Cuántos partidos de vida le quedan a la Cultural Leonesa? Esto debían estar preguntándose los acérrimos hinchas, puestos en pie, al recibir a los supervivientes portadores del escudo culturalista, ese que ya existía antes de que Jules Rimet hiciera realidad su gran sueño. Sus esperanzas e ilusiones llevan pendientes de un hilo todo el mes de Enero. Hoy todos son conscientes de que el progresivo deterioro que la institución ha padecido durante años no va arreglarse, si es que tiene arreglo, en cuestión de días.
Desde que el consejo de administración de la Cultural, como quien anuncia el inicio de las hostilidades, prendiera la hoguera solicitando la disolución del club en el Juzgado, la actualidad futbolística en la ciudad de León se ha convertido en una película de indios y vaqueros. Periódicos, emisoras de radio y páginas web han vendido humo sin tregua, a medida que las supestas negociaciones entre Ayuntamiento, inversores y propietarios se iban sucediendo. Y digo supuestas no porque dude de su existencia, sino porque con tanto ruido parece mentira que hayan caído tan pocas nueces. La oferta de compra que más cerca quedó de consumarse, según se ha publicado, se abortó finalmente por descubrirse la magnitud de la deuda acumulada en el presente ejercicio. Aún a riesgo de caer en una simplificación, me atrevería a decir que no hay que ser un lince de las finanzas para hacerse una idea muy clara de la situación económica de una empresa que adeuda cinco mensualidades a sus trabajadores...
El caso es que, a día de hoy, seguimos desconcertados, esperando la anunciada llegada del Séptimo de Caballería y con muchas dificultades para distinguir los buenos de los malos. Entre las cenizas, mientras se disipa la niebla, lo único seguro para el último reducto de culturalistas inquebrantables es la heroicidad de un puñado de jugadores dispuesto a morir con las botas puestas.
lunes, 10 de enero de 2011
Salvemos el culturalismo
En el contexto de las guerras civiles romanas, sobre la Bética hispana, se libró la terrible batalla de Munda, ciudad incógnita, en la que Julio César salió victorioso frente a los hijos de Pompeyo, logrando así, a su regreso a Roma, el nombramiento de dictador perpetuo. Remomorando el lance, diría César que, si en otros campos había luchado por la gloria, en Munda lo había hecho por la vida. En relación a la Cultural Leonesa, el comentario es hoy apropiado, puesto que lejos del césped, donde se persiguen los laureles, el histórico club leonés vive estos días sus lances más dramáticos en los despachos, donde su supervivencia pende de un hilo.
Aunque a nadie se le escapa que la situación límite que afronta La Cultu en estas primeras fechas de 2011 viene de lejos, los acontecimientos se han ido precipitando en las semanas previas con la fatalidad con que caen las fichas de dominó convenientemente alineadas. Hagamos un repaso rápido: inhabilitación de los consejeros como consecuencia de su culpabilidad en el proceso concursal, protesta de la plantilla por la deuda de varias mensualidades, aguinaldo miserable para los jugadores tras el partido ante el Lemona, petición de disolución de la entidad por parte de los dueños de Profutle, convocatoria de huelga, manifestación de los aficionados por la salvación del club...
Los actuales gestores, ya no sólo inhabilitados, sino también dimitidos, a pesar de ser los responsables directos de la dramática tesitura en la que se encuentra sumida la Cultural, no dudan en ponerse una buena nota en su labor al frente del club. Se sienten incapacitados para seguir adelante, pero tampoco dan la sensación de estar interesados en la llegada de un comprador. ¿Estrategia de venta? El caso es que, al menos de cara a la opinión pública, el clamor de la masa social solo parece haber sido secundado por el alcalde de la ciudad, Francisco Fernández, quien reconoce estar trabajando en busca de una solución en forma de inversores, mientras el tiempo se va echando encima.
Con este difícil panorama, el culturalismo y la afición al fútbol en León tenían una cita ineludible este pasado domingo: una manifestación de apoyo y por la salvación de la Cultural Leonesa, promovida por las peñas y secundada por la asociación de veteranos. Poco puede hacer el socio ante una situación de bancarrota de su club, es cierto, pero cualquier cosa menos quedarse callado. En esa manifestación, para exigir el esfuerzo de las altas esferas, era necesario contar con la asistencia masiva del aficionado de a pie, cuya presencia mostrara el arraigo del club y su repercusión social. La movilización fue un éxito en muchos aspectos: fue pacífica, emotiva y siempre se caminó bajo la sensación de que lo que allí se pedía no perjudicaba a nadie y era bueno para todos. Sin embargo, ese número, 400 ó 500, de asistentes se nos antoja demasiado escaso para lo que está en juego en estos instantes.
Aunque este dato, bien mirado, no deja de ser un síntoma más de la enfermedad. La situación institucional de nuestra Cultural, el desgobierno al que ha sido sometida durante tantos años, no sólo ha conseguido ir minando el prestigio de un equipo que siempre luchaba por estar arriba y últimamente se acerca temerariamente a los puestos de descenso, sino que ha enterrado con crueldad el sentimiento culturalista en la ciudad. Esperemos que ese reducto que aún resiste y que alzó la voz desde la Catedral hasta Sáenz de Miera, incluso aquellos que un día abandonaron y les gustaría volver, sea suficiente para convencer a alguien de que merece la pena mantener con vida el club deportivo con más solera e historia de León.