viernes, 9 de octubre de 2009

La Copa trae a León al FC Barcelona

Este modesto blog nacía, allá por Septiembre del año 2007, con la intención de contar las pequeñas historias de un discreto club de fútbol desde la óptica personal de un simple aficionado con ganas de disfrutar del noble arte del balompié. También nacía con la firme esperanza de ver llegar el día en que focos mucho más poderosos ocultaran el tenue resplandor de linterna que son los comentarios aquí vertidos. Tras el frustrado intento de gloria del verano pasado, los aficionados de la Cultural Leonesa viven hoy en un irrefrenable estado de euforia al conocer que el bombo copero les han emparejado con el equipo más admirado y admirable del momento: el Fútbol Club Barcelona.


Algo parece indicar que la plantilla culturalista se tomó la participación en el torneo del KO con un gran interés ya desde la primera ronda. Entonces tuvieron que remar contra corriente frente al Lemona, para acabar consiguiendo el pase en los lanzamientos de penalty. El siguiente escalón midió a los leoneses con el Estepona, en un partido fantasmal en el Reino de León, que acabó con un contundente resultado a favor de los locales. Al envite del pasado miércoles en Ontinyent se llegó con el lastre de un inicio liguero preocupante y la tremenda dificultad de un rival en racha y líder invicto del grupo III de 2ªB. Los muchachos de
Yosu Uribe, sin embargo, sacaron fuerzas de flaqueza para superar a los levantinos en una nueva tanda de penaltis, llevando el delirio a una ciudad que estuvo pegada a la radio hasta la medianoche.

Al conocer que el bombo nos había regalado la tan ansiada visita de un grande, el Barça más grande de todos los tiempos, la emoción me hizo retroceder a otra época, muchos años atrás, y sentir de manera renovada la ingenua emoción del adolescente. Recordé aquella eliminatoria de los años 90 frente al Real Valladolid, aquel partido de vuelta en el mismísimo José Zorrilla, en el que los
Ballesteros, Ángel Luis, Juan Carlos o Carolo, entre otros, me hicieron soñar con la posibilidad de asistir a un auténtico milagro futbolístico. Quizás aquel fuera mi bautismo culturalista, el instante en que unos colores quedaron tatuados en el corazón. Todo buen aficionado ha de pasar por algo similar, como un rito de inciación que guía el destino de un ser humano para siempre.

Esta eliminatoria pasará a la historia de la Cultural y permanecerá en la retina de sus aficionados. Sin embargo, es de esperar que sus consecuencias vayan más allá de la apetitosa gratificación económica que supondrá para el club. Esta ha de ser una eliminatoria que marque un antes y un después en la masa social culturlista: que haga afición. Que regresen los que un día abandonaron, que pierdan el miedo los que nunca creyeron, que se emocionen los que ni siquiera sabían que esto podía pasar aquí. La visita del Barça es la gran oportunidad que esta ciudad tiene de recuperar a su equipo de fútbol. Y quienes hoy dirigen el club tienen la ineludible responsabilidad de poner de su parte para que esos 90 minutos de fiesta sean la semilla de una Cultural más respetada y más querida.

El próximo día 28 de Octubre mucha gente experimentará una emoción desbordante, algo de lo que el abono a la plataforma digital no es más que una burda imitación. Ojalá que a nadie se le olvide cuando los focos se apagen esa noche de ensueño.

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