Acercarse al Reino de León a ver un partido de la Cultural empieza a parecerse a hacer una visita guiada a una planta de fabricación en serie. Es como ver pasar tornillos en una línea de montaje, aunque, en vez del estruendo de la maquinaria, el ambiente esté impregnado de bombos, trompetillas y palmas. Nos quedan las incursiones temerarias de Rico, la explosividad de Chema y algún resplandor fugaz de la clase que se le supone a Mateo. Por lo demás, el panorama se reduce a 11 hombres uniformados dispuestos a luchar por el pan de la victoria hasta la extenuación. Que no es poco.
Ayer, uno de los rivales más cualificados del grupo, el Pontevedra, quedó reducido a escombros en su visita a León. La inquebrantable disciplina defensiva de la Cultural convirtió a uno de los candidatos al ascenso en un equipo intrascendente. Al menos durante un buen tramo del partido. En la segunda mitad, con el marcador adverso, los gallegos consiguieron hacerse con el dominio territorial del juego y embotellar a los bravos futbolistas dirigidos por Álvaro Cervera. El técnico, cumpliendo su segundo partido de sanción tras los incidentes ocurridos frente a la Ponferradina, tuvo que seguir desde la grada la esforzada labor de sus muchachos. A pesar del enorme espacio que los visitantes dejaban a sus espaldas en un desesperado intento por conseguir la igualada, hubo que esperar al último suspiro del encuentro, ya en el tiempo suplementario, para apuntalar el resultado. Stefan anotó el segundo tanto y los tres puntos se quedaron en León.
La cultu comienza a poner tierra de por medio y, ahora que el equipo lleva una racha de resultados asombrosa, pensar en florituras y adornos sería casi un sacrilegio para el culturalista. Para empezar, estamos en crisis, ya se sabe. Y, además, no hay más que ver el ejemplo de los grandes: el Real Madrid recibe pitos de su afición tras una victoria paupérrima ante el colista y a ese Barcelona intratable, ausente Mara-Messi, el Getafe no duda en perderle el respeto y robarle un merecido punto del Camp Nou. Sin embargo, por muy contento que uno esté de ver a la Cultural en lo alto de la clasificación, no deja de comprender el porqué del desangelado aspecto que siguen presentando las gradas del fenomenal estadio municipal.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Fútbol industrial
lunes, 10 de noviembre de 2008
León se reconcilia con el fútbol a costa de la Ponferradina
La última victoria de la Cultural sobre la Ponferradina se había producido en 2003. Hasta ayer. Cinco largos años han tenido que pasar para que el equipo de la capital haya doblegado a sus vecinos del Bierzo. En ese tiempo, la hegemonía futbolística se había ido inclinando hacia el otro lado del Manzanal. Mientras la afición leonesa perdía la ilusión y prefería mirar hacia otro lado, los aficionados ponferradinos eran testigos del hito histórico que suponía conseguir el ascenso a la 2ª división. El añorado sueño culturalista se hacía realidad para la Deportiva.
Esta temporada, sin embargo, el derbi ha llegado a León en unas condiciones idóneas para los anfitriones. La buena racha de resultados del equipo ha conseguido recuperar parte del interés que su masa social se había ido dejando en proyectos infructuosos. Para recibir a la Ponferradina, la mejor entrada de los últimos años, y, gracias a la unificación de las peñas en el fondo sur, un ambiente eléctrizante. Por su parte, los visitantes, en un gesto sintomático, prefirieron quedarse en casa, intuyendo que la noche podía esconder un desenlace poco propicio. Alrededor de un millar de valientes acudieron a animar a los blanquiazules, pero la batalla en la grada estaba ya perdida para ellos.En el césped, eso sí, su equipo iba a plantar cara desde el principio hasta el final. A pesar de dominar la posesión, los intentos de elabora- ción por parte de la Cultural carecieron de la fluidez necesaria. La Ponferradina adelantó la línea defensiva para cerrar el pasillo a los volantes rivales y el juego de ataque de éstos se basó en pases largos a Chema y Óscar Rico. El balón rondaba el área visitante, pero sin excesivo peligro. Iván Mateo estrelló un libre directo en el larguero. Tampoco a balón parado se movió el marcador.
En la segunda parte, el partido entró en una fase anodina. La Ponferradina se mostraba cómoda con el resultado y la Cultural no parecía muy dispuesta a arriesgar. Pero como era un derbi, algo tenía que pasar... y pasó. Jonathan Valle fue expulsado por agredir a Moreno y, en la trifulca resultante, Álvaro Cervera fue igualmente invitado por el colegiado a dar rienda suelta a sus excesos verbales desde la grada. Con media hora por delante, a la cultu se le presentaba una oportunidad de oro para hacerse con los tres puntos. Desgraciadamente, sordos al sentir del graderío, era más fuerte el miedo a perder que la ambición por el triunfo.
Y cuando ya muchos abandonaban el estadio, en el último minuto del descuento, llegó la galopada de Gorka, el centro preciso y el cabezazo imparable de Paixao. El balón en las mallas hizo rugir como nunca al Reino de León, se agitaron las bufandas, hondearon las banderas. El punch del portugués, un instante antes de sonar la campana, dejó KO a los deportivistas, sin tiempo de levantarse del verde. Los muchachos de Álvaro Cervera se hacían con algo más que tres puntos, algo más que la segunda posición en la tabla, mucho más que una victoria sobre la Ponferradina. Con esta victoria, la Cultural ha conseguido que su ciudad se sienta orgullosa de su equipo y, quizás, se reconcilie con el fútbol después de mucho tiempo de penuria y desencanto.
viernes, 7 de noviembre de 2008
Tengamos la fiesta en paz
Tras once jornadas de ardua competición liguera, por fin Cultural Leonesa y Deportiva Ponferradina se ven las caras, para disputar el derbi provincial más igualado y apasionante de los últimos años. Ambos equipos llegarán al Reino de León compartiendo la segunda posición de la tabla y con el objetivo de salir bien parados de un partido entre rivales por tradición y ahora también por aspiraciones.
Sin embargo, como no podía ser de otra manera, la atención del aficionado no ha estado centrada en los detalles futbolísticos del choque, precisamente cuando la ocasión era idónea para informar al respecto, sino en las polémicas suscitadas entre ambas entidades y aireadas a los cuatro vientos por medios de comunicación y páginas web.
En primer lugar, causó molestar en el Bierzo la negativa culturalista a adelantar la fecha del partido, que finalmente se jugará en domingo. La Deportiva quería tener más horas para afrontar la vuelta de Copa, pero la Cultural no pasó por el aro y el ambiente comenzó a crisparse. En realidad, ni a la Ponferradina le perjudica jugar en domingo ni a la Cultural le hubiera ido mal en sábado, pero mientras tanto, el incidente dio para llenar páginas en los periódicos y desentumecer el mecanismo del conocido como "pique sano" entre las hinchadas.
A menos de una semana ya para el pitido inicial, la Federación de Peñas de la Deportiva, desconozco los verdaderos motivos, tuvo la feliz idea de negarse a viajar a León y animar al resto de aficionados a seguir su ejemplo, explicando su decisión en un cachondo comunicado, convenientemente aderezado éste con reproches poco convincentes contra la Cultural. Pero lo más desternillante aún estaba por venir, puesto que la junta directiva anfitriona decidió enviar dos millares de entradas, a precio rebajado, para los aficionados visitantes. Parece ser que el precio de las mismas fue el detonante que tuvo como resultado el mencionado boicot peñista. Y como estrategia comercial o de gestión deportiva, la decisión de la cúpula culturalista es, cuanto menos, controvertida.
Para un aficionado independiente, como es mi caso, más interesado en la faceta deportiva que en la folklórica, todos estos desencuentros y circunstancias conflictivas no dejan de ser una pobre y desfasada ornamentación de lo que debe ser un gran espectáculo futbolístico, tanto sobre el césped como, por supuesto que sí, en la grada. Por ello, sólo tengo un deseo: que nos dejen a todos disfrutar de la fiesta y que, a ser posible, sea en paz.