Dicen algunos que el baloncesto es un deporte individual que se juega en equipo. El fútbol puede ser entendido, a la inversa, como un juego de equipo en el que deciden las individualidades y el partido de ayer entre Cultural y Ponferradina sería un perfecto ejemplo de esta afirmación. Ambos equipos cuentan en sus filas con un jugador de superior categoría: Chema por parte de los leoneses, Óscar de Paula por los bercianos. Ambos hicieron su entrada en el campo en la segunda parte, con el marcador igualado, pero mientras en vallisoletano vio limitada su aportación al operar de lateral derecho, el de Barakaldo consiguió el tanto de la victoria visitante nada más pisar el césped.
Al margen de las individualidades, el derbi provincial fue una fiesta colectiva. La afición de la Deportiva tiñó de blanco y azul la grada este del estadio municipal, entusiasmada con un equipo que aspira a regresar a la categoría de plata de nuestro fútbol. La hinchada local, por su parte, apoyó a sus jugadores de principio a fin, sabedores de lo difícil de la empresa en la tarde de ayer, pero deseosos de cerrar la temporada con una mínima satisfacción.
Sobre el terreno de juego, una disputa emocionante. La Cultural salió con la intención de dominar, aunque fue su dominio más un espejismo que una realidad. Addison amenazaba con sus galopadas y Oriol se hacía grande en el juego aéreo, pero sus intentos no pasaban del casi. La Ponferradina, cómodamente agazapada atrás, mostró sus cualidades a cuentagotas, pero Bermúdez se vio obligado a realizar dos intervenciones decisivas para mantener su puerta a cero.
Con sus opciones intactas, los culturalistas se volcaron sobre el área rival nada más regresar de los vestuarios. El empuje local provocó momentos de desconcierto en los bercianos, que veían el balón rondar su portería peligrosamente. Sin embargo, a los discípulos del tío Milo les faltó la serenidad para concretar ese dominio en situaciones reales de gol. Fue entonces cuando la Amaral decidió ir por el partido, de Paula saltó al campo y las ilusiones leonesas de dieron de bruces con la triste realidad.
lunes, 28 de abril de 2008
De Paula amarga el derbi a la afición culturalista
domingo, 20 de abril de 2008
De caldos, copas y denominaciones de origen
Las ingratas condiciones meteorológicas con las que se presentó el sábado acabaron echando por tierra la prevista excursión a Valladolid. Acompañar a la Cultural en su persecución de la sexta plaza era un horizonte cercano e interesante, una vez asumida la clasificación para la próxima Copa del Rey como el nuevo objetivo del equipo. Pero, aunque necesarias y bienvenidas, las lluvias no son el decorado más deseado por el aficionado al fútbol. El fin de semana invitaba más al hogar y al caldito caliente que a meter el bocadillo en la mochila y hacer kilómetros.
Tras dos victorias consecutivas frente a equipos al borde del descenso, el empate conseguido frente al filial vallisoletano sabe a poco. La tónica de esta temporada ha sido sucumbir con los de arriba y superar a los de abajo, lo cual no se pudo cumplir en esta ocasión. Las crónicas, al menos, destacan al portero local como el principal protagonista del partido, que siempre es un consuelo. Al igual que el punto conseguido, que poco cambia la situación del club una semana antes del apasionante derbi en el Amilivia, frente a la Ponferradina, en el que se medirán los dos equipos más goleadores del grupo.
Mientras tanto, en León, una inesperada polémica se ha levantado con respecto al nombre del estadio del que los aficionados culturalistas disfrutamos domingo sí, domingo no. Parece ser que algunos sectores de la política capitalina han propuesto cambiar el nombre al nuevo Antonio Amilivia por el de Ciudad de León o, todavía mejor, Reino de León. Es, una vez más, sorprendente, la facilidad con la que los políticos son capaces de crear polémica donde no la hay o, mirándolo de otro modo, lo poco que hace falta para herir susceptibilidades en los corazones de la ciudadanía.
Se trata este de un asunto jugoso, al que espero poder dedicarle más tiempo en las próximas semanas. Lo que ahora más preocupa al aficionado es, con toda seguridad, el partido del próximo domingo frente a nuestros vecinos bercianos, en el que la Cultural tiene la última oportunidad de la temporada de congraciarse con sus seguidores y elevar unas décimas la nota final de una temporada entre el suspenso y el aprobado.
domingo, 6 de abril de 2008
Game over
Obligación y devoción me han mantenido alejado de la Cultural en los últimos tiempos, siguiendo el devenir del equipo desde la distancia. Aunque es deber del buen aficionado mantenerse fiel a su club tanto en las duras como en las maduras, he de admitir un cierto alivio en el hecho de que el derrumbe definitivo de la cultu haya coincidido precisamente con estas semanas de ausencia forzosa.
No es fácil entender que los leoneses hayan dicho adiós a la temporada justo después de cuajar la mejor actuación de la misma, tras batir con claridad al Zamora, en la primera victoria de los discípulos del tío Milo sobre uno de los conjuntos punteros. El entusiasmo mostrado por los locales en esa ya lejana tarde de Febrero, unida a las buenas sensaciones causadas por dos de las nuevas incorporaciones: Olmo y Goikoetxea, dieron paso a una racha nefasta de 5 partidos en los que únicamente se sumaron 2 puntos.
Los mandatarios culturalistas, en esta ocasión, mostraron la templanza necesaria para ratificar al entrenador y redefinir objetivos. Sin embargo, la pobre imagen ofrecida frente al Conquense ha acabado por liquidar la última mota de paciencia presente en la afición del Amilivia. La derrota frente a los manchegos es especialmente dolorosa porque, aunque se veía venir, sentencia definitivamente a la Cultural en los puestos insignificantes de la clasificación. Además, resulta frustrante ver como, una vez más, un equipo inferior técnicamente se lleva los 3 puntos de León con una idea futbolística rudimentaria: aguantar el cero a cero y esperar a que la desesperación del rival les conceda alguna oportunidad. El Conquense, para colmo, se consolida en las posiciones de play-off...
Así pues, con mes y medio por delante todavía de competición, no cabe esperar más que un mínimo de profesionalidad por parte de los jugadores, un último esfuerzo por agradar a su afición. Mejor o peor, es la que tienen. Y si las enormes espectativas han sido un factor en contra a la hora de conseguir buenos resultados, ahora que la presión ha desaparecido, veremos si la dinámica se altera o realmente no hay más cera que la que arde.