domingo, 10 de noviembre de 2013

La Cultural evita el farolillo rojo a costa del Burgos

El duelo que la pasada temporada se disputó en 3ª división ha subido de nivel en la presente. Los dos mejores equipos del grupo castellanoleonés, Cultural Leonesa y Burgos C.F., han tenido, sin embargo, un proceso de adaptación bastante diferente a la nueva categoría. El conjunto burgalés visitaba León desde los puestos punteros, mientras que el equipo culturalista recibía a su adversario en el pozo de la clasificación. Tras lo visto esta tarde en el Reino de León, parece claro que, tratándose de la 2ªB, los resultados no se deciden tanto por las armas con que cuenta cada equipo como por el buen uso que se haga de ellas.

Libre directo ejecutado sin consecuencias


El ambiente era propicio para un buen espectáculo futbolístico, con una apreciable emisión de decibelios por parte del grupo de aficionados visitantes y la correspondiente respuesta de la hinchada local, que no cayó en la apatía de otras tardes. Los tambores de guerra aporreados desde la grada marcaron el ritmo de los jugadores culturalistas, que iniciaron el partido con la consigna de no dar un respiro a su rival y buscar el gol con convicción, objetivo que no tardarían en conseguir. Avisaron los blancos de inicio con un balón al larguero, poco antes de que Hedrera ramatara un saque de esquina de manera inapelable para abrir el tanteador.

El Burgos logró disparar desde larga distancia en un par de ocasiones, pero no pisó el área culturalista en toda la primera mitad. Por si fuera poco, le faltó contundencia a la hora de repeler los ataques rivales, cediendo varios saques de esquina y cometiendo faltas peligrosas en las inmediaciones de la frontal. Aun así, el segundo tanto no llegaría a balón parado, sino en una contra fulgurante que el portero visitante lograba repeler en primera instancia, pero cuyo rechace se encargaría Viti de convertir en gol, ejecutando con puntería un zurdazo de media volea. Para satisfacción de sus seguidores, la Cultu completada unos primeros 45 minutos muy meritorios, agresiva en la presión e inteligente con la posesión.

El colegiado anota el gol mientras los jugadores de la Cultural hacen piña


Muchos se frotarían las manos en el descanso, no tanto por el frío, sino ante la imaginaria perspectiva de una goleada. Sin embargo, el paso por los vestuarios produjo una metamorfosis notable en ambos equipos. La Cultural Leonesa perdió su ambición inicial y regresó al césped con la única intención de mantener el resultado, cosa que alimentó las esperanzas del Burgos, aletargado desde el pitido inicial. La escuadra castellana tenía que despertar en algún momento y su rival se lo puso en bandeja. Tras alcanzar uno de sus compañeros la línea de fondo por primera vez, el 9 visitante, Prats, se volvió con rabia hacia la esquina ocupada por su hinchada, buscando el sonido ambiente que inspirara la remontada. Los aficionados burgaleses agitaron sus bufandas y tomaron la voz cantante.

Por si alguno tenía dudas, el árbitro señaló un penalti, por mano de Negral, que no fue desaprovechado, minimizó la distancia entre ambos equipos y convirtió la recta final del partido en un calvario para la Cultural. A partir de entonces, con el Burgos percutiendo sobre su área, Toño fue la pieza clave para los blancos, tanto por sus paradas, no demasiado complicadas, todo hay que decirlo, como por los repetidos encontronazos con los delanteros rivales, varios de los cuales precisaron asistencia del masajista y permitieron esfumarse instantes de oro con el juego detenido.

Para aumentar los nervios, el árbitro decidió que el partido tuviera 6 minutos de prolongación, lo que animaba al Burgos a hacer un último esfuerzo en busca de la igualada. Tras lo visto en la primera mitad, hubiera sido un mazazo para los hombres de Cembranos, pero la cosa tenía tan mala pinta que alguien decidió que los recogepelotas ya habían cumplido con su labor y debían abandonar sus posiciones para esos minutos finales. Afortunadamente, el último gol caería del lado culturalista, finiquitando un partido clave para las aspiraciones de los leoneses, que consiguen mantenerse a tiro de los puestos de permanencia.

sábado, 2 de noviembre de 2013

¿Dónde está la afición?

La Cultural Leonesa manejó el balón con competencia. Inesperadamente, los jugadores de blanco mostraron capacidades desconocidas a la hora de controlar las operaciones en el centro del campo, combinando en corto con acierto y buscando la profundidad sin abusar del pelotazo. Esto sucedió, en gran medida, gracias a que el Real Oviedo siempre dispuso de ventaja en el tanteador y el conjunto asturiano se sintió cómodo permitiendo que sus rivales llevaran la iniciativa. La gran diferencia entre ambos equipos estuvo en las áreas, esa zona decisiva en la que los muchachos de Cembranos pagaron caro sus errores.

La noche del miércoles, la Cultural encajó dos goles en las dos primeras llegadas del Oviedo. Una incursión por banda izquierda, nada más iniciado el partido, acabó con el remate a la red de Iván Rubio en boca de gol. El segundo llegó también a la salida de los vestuarios, en un saque de esquina mal despejado por parte local y que Eneko culminaría cómodamente con pierna izquierda. Poco tuvieron que exponer los del Principado, apenas inquietados por el empate culturalista, conseguido de penalti en los últimos instantes de la primera mitad. Y es que, a pesar de que la Cultu dominara la posesión y no bajara los brazos en ningún momento, el Real Oviedo dio la impresión de llevarse los tres puntos sin apenas esfuerzo del Reino de León.



Diego Torres bate a Orlando para empatar a un gol


Aún hubo esperanzas de equilibrar nuevamente el partido, hasta que el tercer y definitivo tanto ovetense acabó con la paciencia de la hinchada, que convirtió al entrenador culturalista en el centro de sus iras, sonoras especialmente en el momento del doble cambio ordenado por Cembranos, en el minuto 88, ya con todo el pescado vendido.

Hablando de la afición, resulta triste comprobar lo poco que queda de ella. El club, aunque sigue ahogado en lo económico, ha conseguido en los últimos tiempos nada más y nada menos que un ascenso de categoría y un lavado de cara nada desdeñable en lo institucional. Esa sensación de desidia y desgobierno que antaño transmitían los dirigentes ha desaparecido. Sin embargo, el número de socios no parece haberse incrementado con respecto a la campaña anterior, más bien al contrario, y la asistencia de público a los partidos debe estar en mínimos históricos. Está claro que el deporte profesional en España vive una época de devaluación brutal, ya desde las categorías de élite, pero, además, sospecho que la propia dinámica económica y demográfica de la ciudad de León no ayuda precisamente a que haya ambiente en las gradas.

Por otro lado, deberíamos preguntarnos si el partido más atractivo de la temporada para el club, aquel que han decidido declarar día de ayuda y en el que hasta los socios se han visto obligados a pasar por taquilla, tiene que jugarse un miércoles, en mitad de semana y a final de mes, restando sin duda presencia de aficionados visitantes en el campo y los establecimientos de la ciudad. ¿No hubiera estado más animado el encuentro de haberse celebrado un domingo a las cinco de la tarde? Estoy seguro de que sí. Teniendo en cuenta que las competiciones de referencia, como la Champions League o la propia Liga de Primera División hacen sorteos dirigidos para salvaguardar el interés de la competición y, principalmente, los beneficios económicos, ¿no sería lícito proteger de igual manera los intereses de los clubes modestos?

A pesar de lo que se dice en los medios leoneses, que suelen inflar las cifras, el miércoles no habría más de 1000 personas en la zona reservada para el público local y alrededor de 500 venidas de Oviedo en la grada este. Es mi cálculo, a ojo, claro. Lo que está más allá de todo cálculo es que, siendo este el partido más atractivo de la temporada, lo raquítico de la asistencia me hace preguntarme precisamente eso: ¿dónde está la afición?


domingo, 22 de septiembre de 2013

Con los pies sobre el césped


En los tiempos del espejismo, cuando se esperaba con impaciencia el ascenso a 2ª que pusiera a la Cultural Leonesa en la categoría que supestamente merecía ocupar, no se hubiera despedido al equipo con aplausos tras un partido como el visto esta tarde. Un par de errores en el pase, una falta de entendimiento y ya la grada hacía notar su descontento con el rendimiento de sus jugadores. No han transcurrido muchas temporadas desde entonces, pero parece que los fieles del culturalismo han terminado por asumir la realidad de su club y su ciudad, en un momento en el que rige eso del sálvese quien pueda.

Las desmedidas expectativas de entonces, salvando las enormes distancias, me recuerdan, dentro de la élite futbolística, a las de la afición del Valencia. Con un club irremisiblemente arruinado y la necesidad de vender cada año a su mejor jugador, esa hinchada ha reaccionado con encendida vehemencia al mal arranque de temporada de sus muchachos. No fue suficiente terminar en puestos de Champions al mismo tiempo que la deuda se iba reduciendo paulatinamente: Unai Emery y Manuel Llorente no se libraron de ser vituperados desde los graderíos y sus sustitutos no van a tener nada fácil seguir obrando el milagro de los panes y los peces. Mientras los grandes medios de comunicación, en su afán por ser políticamente correctos, califican a los aficionados valencianistas de exigentes, a mí últimamente me parecen más ilusos que otra cosa.

En el Reino de León no es que seamos precisamente un ejemplo a seguir, qué duda cabe, pero al menos esta temporada los culturalistas se están mostrando comprensivos y realistas. El empate de hoy frente al Racing de Santander no sabe mal, porque frente a un equipo con cartel y aspiraciones, la Cultural dio la cara, dominó por momentos y sólo en los últimos minutos llegó a verse superada por su rival. Jugadas hilvanadas apenas se vieron, ocasiones de gol, menos aún, pero no cundió el desnánimo, ni sobre el terreno de juego ni sobre los asientos.

Cuando se trata de la competición, no se puede caer en el conformismo. Sin embargo, siendo serios, ya es un éxito participar en 2ªB, viniendo de donde se viene, y más hacerlo con un presupuesto tan adelgazado. Por técnica futbolística, dudo que la Cultural se logre imponer a muchos equipos en la presente temporada, pero si se suple esa carencia con entrega y espíritu de equipo, como se ha visto en los últimos partidos, el objetivo de la permanencia estará un poco más cerca. Con los pies en la tierra, o en el césped, es lo más que se puede pedir desde la grada.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Y la Cultural regresó a 2ª B

Foto cortesía V. Lobo

Pues sí, tras dos años de excursiones por la tierra de sabor, la Cultural Leonesa ha recuperado un puesto en esa 2ª División B de la que se despidió tan amargamente en su día. Entonces el descenso se consumó no por cuestiones deportivas, sino a causa de la nefasta gestión económica de unos dirigintes de cuyo nombre ya nadie parece acordarse, cosa de la que debemos alegrarnos. A lo largo de este tiempo, no pocos han sido los cambios en el club leonés, que ha recibido un beneficioso lavado de cara en lo institucional y, sin embargo, como en la caja de caudales siguen campando las telarañas, este regreso tiene sus similitudes con lo sucedido hace dos veranos.

Y eso que, por mucho que los aficionados celebraran a lo grande tras el partido decisivo en Oviedo, nuevamente no fueron los marcadores, sino los despachos, quienes tuvieron la última palabra a la hora de determinar el destino definitivo de la Cultural. Tras unos días en los que se temió lo peor, el imprescindible aval bancario que permitiría al club leonés certificar su ascenso de categoría llegó a la segunda, con suspense y en circunstancias insólitas. Pero es que el deporte profesional es cada vez más irreconocible.

¿Alguien recuerda aquello que se decía en ciclismo de que no se ganaba hasta cruzar la última línea de meta? Qué aforismo más obsoleto. Gracias a los avances de la ciencia a la hora de detectar sustancias prohibidas, el resultado de las pruebas ciclistas estará en tela de juicio durante años. Y lo mismo pasa con las medallas olímpicas, que incluso hay quien se ha hecho con una después de haberse retirado... Pero aunque el fútbol no padezca los escándalos relacionados con el dopaje, al menos de momento, no es menos sintomático de la situación por la que pasa ver, por ejemplo, la tabla clasificatoria del grupo I de 2ª División B, la de nuestra Cultu, en la que hay un puesto que no ocupa ningún equipo. No es broma. A pesar de que la competición haya comenzado, hay una plaza todavía por adjudicar, es decir, que hay un equipo que aún no ha llegado, pero parece que está de camino.

Así que este es el fútbol del momento, en el que puede pasar que una plantilla logre un ascenso y obtenga a cambio una reducción de sueldo. Eso que ya cansa tanto de los recortes no deja de ser triste, seguramente injusto, aunque quizás también sea, en lo que concierne a la Cultural, una muestra de sentido común. O simplemente instinto de conservación.

Pero volviendo a lo que ahora nos ocupa, ni más ni menos que el regreso de la Cultural y Deportiva Leonesa a la división de bronce del fútbol español, y la satisfacción que eso implica, debo destacar que, a juzgar por lo visto esta tarde frente al Guijuelo, en el aspecto estricamente deportivo, todo sigue como lo dejamos hace dos años. Siguen primando la precaución defensiva, el orden táctico, el despeje sin contemplaciones, el balón parado y la pérdida de tiempo sin el más mínimo disimulo. Por mucho que en León hayamos querido pasar por sibaritas, esto es lo que hay. En la 2ª se aprecian destellos de calidad, en la 3ª se respira esa espíritu noble de lo amateur, pero la 2ª B, por si alguien no lo recordaba, es un sálvese quien pueda. Esperemos que nuestra Cultu lo logre en esta difícil temporada que acaba de comenzar, porque no va a ser nada fácil.