Nada más sonar el silbato del árbitro, una imagen insólita: los once jugadores culturalistas, rodilla en tierra, permanecen inmóviles durante varios segundos frente a su rival, en actitud de sumisa oración. La católica genuflexión fue, en esta ocasión, la forma de protesta elegida por parte de la plantilla leonesa ante los acontecimientos de la semana en el ámbito institucional del club. El pasado jueves, PROFUTLE daba luz verde a la venta de la Cultural y, cuando todo parecía listo para que José Luis Tamargo se hiciera con el control de la nave, el representante de jugadores daba un paso atrás y pedía a las instituciones garantías en el pago de las subvenciones como paso previo a la tan ansiada compra. Quizás Tamargo intenta ganar tiempo, para conocer la posición final del equipo en la competición antes de tomar una decisión definitiva, pero con ello ha perdido mucha de su credibilidad. Arrodillados sobre el césped, los futbolistas, seis meses sin cobrar, parecían encomendarse a un milagro divino, mientras en el palco, ver para creer, presidía el partido Domingo Cueto.
Y el milagro estvo próximo a materializarse, por obra y gracia de Diego Calzado, enorme bajo los palos. El Club Deportivo Mirandés, que ya iguala con el Eibar en lo más alto de la clasificación, encontró con mucha facilidad los caminos hacia el interior del área defendida por el cancerbero leonés, que tuvo que emplearse a fondo en varios remates en los que ya se cantaba el gol. Los medios culturalistas pasaban de presionar descontroladamente en unas situaciones a comportarse con indolencia y parsimonia en otras, dejando a los pasadores rojinegros tiempo para pensar en zonas de máxima vigilancia. Calzado se desgañitaba pidiendo atención a sus defensas, mientras la numerosa hinchada visitante contemplaba con tranquilidad el discurrir de los acontecimientos, sin inquietarse lo más mínimo por las oportunidades desperdiciadas.
Si antaño los equipos tomaban mil precauciones cuando salían a jugar al Reino de León frente a la Cultural, esa costumbre lleva ya varios meses abolida. El Mirandés buscaba los tres puntos con descaro, llegando a ocupar, en varias situaciones, todos sus efectivos la parecela rival. Pasada la media hora de juego, los pupilos de Monteagudo fueron capaces de, por fin, trenzar una jugada por raso, con rapidez y precisión, que colocó a Marín mano a mano con Adrián. La vaselina del andaluz, superado el portero, iba directa al fondo de las mallas, aunque un defesor llegaría a tiempo de evitar el gol con un despeje casi sobre la misma línea de meta.
Ese balón pudo haber cambiado el discurrir del encuentro, que llevaba un rotundo signo visitante hasta ese momento. La realidad, tristemente, estaba mostrando a una Cultural blanda en lo defensivo y extremadamente rústica en la creación. Sin combinaciones por el centro ni desborde por banda, el recurso más utilizado fueron los envíos largos a Viola, tan voluntarioso como falto de mordiente. Entre tanta mediocridad, hay que destacar a Chema Mato, el mejor de los futbolistas de campo en la tarde de ayer, bravísimo en la recuperación y entonado como nunca con el balón en los pies.
La segunda parte arrancó sin variaciones con respecto al guión original. El Mirandés mantuvo la misma fe y deseo por la victoria a través de un juego sencillo y efectivo: el equipo junto y el balón al compañero desmarcado. El milagro, sin embargo, volvió a sobrevolar la atmósfera cambiante del domingo leonés en un rápido contrataque conducido por Vergara y culminado por él mismo con un remate raso y desviado. La resistencia culturalista llegó hasta ahí. Poco después, el conjunto burgalés ponía tierra de por medio con un remate de Arroyo en el segundo palo, a la salida de un saque de esquina. Las protestas de los jugadores culturalistas al árbitro rozaban la histeria y es que parece ser que el tanto se consiguió con la mano, ¿de Dios?
Aún quedaban muchos minutos por delante, los suficientes para que la Cultural descendiera directamente a los infiernos, esos que marcan el descenso de categoría, pero sólo sería necesario un cuarto de hora para dejar el encuentro finiquitado. Lobato veía la tarjeta roja directa en una jugada algo dudosa y casi a rengón seguido llegaba la sentencia, certificada por Muneta. Las protestas de un sector de la afición contra varios de los futbolistas, registradas al final del partido, ponen de manifiesto una división ya intuída y poco propicia para afrontar las trascendetales siete jornadas restantes.
lunes, 28 de marzo de 2011
El Mirandés vence y la Cultural aguarda un milagro
domingo, 13 de marzo de 2011
Victoria por K.O.
Faltaban diez minutos para el final cuando el público, numeroso gracias al generoso despacho de invitaciones por parte del club, comenzó a corear al unísono el nombre de su equipo. Habían estado mucho tiempo con el ceño fruncido, pero Mena había conseguido abrir el marcador mediada la segunda parte y la entrada al campo de Vergara propició las combinaciones en medio campo de la Cultural, ante un rival que había perdido la fe. El fútbol de toque que Monteagudo ha intentado implantar en la presente campaña regresaba al Reino de León después de muchos minutos de patadón temeroso y nula profundidad. Como colofón, Marín se desmarcaba por el centro, recogía un pase preciso de Quique y elevaba el balón ante la salida desesperada de Serantes, consiguiendo en vaselina certificar la victoria y aupar a la Cultural fuera de los puestos de descenso. Esta noche el Barakaldo duerme ya con pie y medio en 3ª división.
La tarde, gris y ventosa, no había arrancado favorablemente para la Cutu. Sorprendió conocer la ausencia de Santi Santos de la convocatoria tras cumplir el fin de semana pasado un partido de sanción por acumulación de amonestaciones. El entrenador culturalista justificó su decisión en la conveniencia de mantener la línea defensiva que había logrado mantener la portería a cero en tierras cántabras y, todo hay que decirlo, la apuesta le salió bien. El Barakaldo dio lo mejor de sí durante los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que, a pesar de no disfrutar de ocasiones, se mantuvo cerca de los dominios de Diego Calzado. Los lanzamientos a balón parado fueron su mejor y única arma, obligando a lucirse al cancerbero leonés con una elegante estirada tras saque de esquina. En el otro área, el portero rival no necesitó hacer gala de sus facultades, puesto que los jugadores ofensivos de la Cultural estuvieron muy por debajo de su nivel. El equipo se alargó en exceso y los melonazos al frente de ataque se convertían en peritas en dulce para los defensores gualdinegros.
Si la grada comenzó a perder la paciencia en el tramo final del primer acto, cansados de brega y despejes histéricos, el panorama cambió favorablemente para sus intereses tras el descanso. Monteagudo dio entrada a Viola y Marín y la balanza comenzó a inclinarse del lado local. Jugando con mayor convencimiento, los de blanco lograron tener más presencia en la parcela visitante, en busca de situaciones de peligro, logrando así la primera gran ocasión del partido tras cometer Serantes un penalti innecesario sobre Mantovani. El joven guardamenta sería el encargado de salvar los muebles para su equipo tras detener el chut de Mena desde los once metros. El desánimo de los aficionados no llegó al punto de la desesperación cuando, a renglón seguido, una contra del Barakaldo que pudo cambiar radicalmente el resultado final fue abortada gracias a una nueva intervención providencial de Diego Calzado, que mantuvo a los suyos con vida.
Con ambos equipos igualmente interesados en llevarse los tres puntos, alguien debía ser el primero en cometer un error y ese fue el conjunto vizcaíno. Todo se vino abajo para el colista con un disparo de Mena, raso, desde el flanco izquierdo, al que Serantes respondió de manera deficiente y que acabó en la red. El gol culturalista dejó grogui al Barakaldo, agotados tanto sus recursos anímicos como su exiguo repertorio futbolístico. Los leoneses, por su parte, con estos tres valiosos puntos, aunque siguen caminando sobre el alambre, al menos pueden afrontaron el futuro con cierta esperanza.