A pesar de llevar anclada muchos años al abismo de la 2ª B, hay detalles en la Cultural Leonesa que nos hacen pensar en un equipo de categoría superior. Uno es el estadio, una instalación de lujo para el sufrido espectador leonés; otro, la revista que el club edita y reparte gratuitamente antes de cada partido, excelente en formato y diseño. La nueva página web no impresiona, la verdad, pero tiempo al tiempo...
Gracias a la visita de un Real Unión de Irún deseoso de reverdecer viejos laureles, el Reino de León registró un ambiente más animado y bullicioso de lo que viene siendo habitual. Quien más quien menos acudía al campo con la mirada puesta en la cabeza de la clasificación. Doblegar al primer clasificado hubiera dejado las diferencias a la mínima y quizás por eso la hinchada culturalista se metió de lleno en el partido desde el primer momento, animando con fuerzas a sus jugadores y presionando al árbitro casi desde el pitido inicial. También en buena medida debido a la inesperada contundencia con la que los irundarras se emplearon en las acciones defensivas, algo que despierta la vehemencia del espectador en cualquier estadio de fútbol.
Coincidiendo con el enfrentamiento entre los dos primeros clasificados, la Cultural distribuyó una nueva edición de su fancine, cuya portada estaba dedicada a Santi Santos, el bravo central de La Virgen del Camino, que esta temporada se ha convertido con todo merecimiento en uno de los puntales del equipo. Bien vestido y acicalado, sonrisa canallesca, cráneo rapado, más que un jugador de la cultu, parecía Fabio Cannavaro dispuesto para posar como flamante ganador del balón de oro. La imagen impoluta de Santi sobre el papel, desgraciadamente, no se trasladó al terreno de juego, donde una defectuosa cesión que buscaba a Bermúdez acabaría en las botas de Goikoetxea, el irundarra, no el nuestro, que se encargó de poner, con mucha sangre fría, a los suyos por delante.
Atrás había quedado una primera parte de escasa calidad y mucho juego brusco que el árbitro tuvo dificultades para controlar. A pesar de quedarse con un jugador menos por doble amonestación a la media hora, el Real Unión no sufrió ningún agobio. Los pupilos de Álvaro Cervera, sin embargo, salieron de los vestuarios con los bríos renovados en busca del gol de la victoria. Encerraron al conjunto guipuzcoano y llegaron las ocasiones: Paixao desperdició la suya frente a Otermin, Héctor mandó un balón al larguero, parecía cuestión de tiempo... Entonces llegó la chapuza de Santi Santos y, a renglón seguido, la falta despejada hacia su propia portería por Castellano. Un silencio de ultratumba se adueñó de la grada. Los errores propios, la mala suerte y el oficio del rival condenaron a la Cultural al pesimismo de otras épocas aún no olvidadas.
lunes, 26 de enero de 2009
Suicidio culturalista frente al Real Unión de Irún
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