Las promesas racingistas se presentaban en León como un equipo de pedigree, considerando que varios de sus componentes han disfrutados de minutos con sus mayores en Primera División. Si los técnicos culturalistas fruncieron el ceño al conocer su pareja de baile en el sorteo, el conjunto cántabro salió al terreno de juego sin ningún complejo, dispuesto a dar la razón a quienes hubieran preferido otro rival para esta primera eliminatoria por el ascenso.
Nada más sonar el pitido inicial, los bajitos del Racing se adueñaron de la pelota y sometieron a la Cultural a una buena sesión de carrera continua. Competentes en lo técnico, se aplicaron a ese método tan de moda hoy día en nuestro fútbol consistente en combinar en corto, ejecutar el tuya-mía e irrumpir por sorpresa en los espacios de ataque. Como si se estuvieran enfrentando a un enjambre de avispas verdes, los defensas leoneses se afanaban con el matamoscas, sin lograr anticiparse a los movimientos de sus rivales. Salvo un pequeño susto en el lanzamiento de una falta, eso sí, los aguijones no parecían excesivamente puntiagudos en las inmediaciones de Calzado.
La Cultural no tardó demasiado en mostrar su antídoto: balonazos a Murci, colosal nuevamente en la ingrata tarea de aguantar el esférico, y a Stallone, vertiginoso en banda derecha. Y la táctica no tardó en dar frutos, puesto que una internada del pequeño belga al filo del cuarto de hora resultó en un pase de la muerte letal para que Esaú consiguiera abrir el marcador. A partir de entonces, la habilidad de los racingistas se vio anulada por la mayor convicción de los leoneses que, a pesar de tener inmensas dificultades para hilvanar el juego, protagonizaron las jugadas de mayor peligro.
Como en toda eliminatoria que se precie, mantener la portería a cero resulta fundamental para el conjunto que parte como visitante y ese objetivo saltaría por los aires al filo del descanso, tras un asedio desde la esquina en el que Rivero recogía un balón suelto y lo colocaba lejos del alcance de Diego Calzado. Todo un chasco para la grada.
La segunda parte se desarrolló de manera similar a lo visto durante los primeros 45 minutos. El Racing de Santander salió del vestuario mandón y encerró a los locales en su propio campo, aunque sin amenazar demasiado la portería culturalista. Como ya había sucedido antes, Stallone, el más entonado de los suyos, volvió a ser decisivo en su flanco de ataque, forzando un penalti en una de sus innumerables arrancadas. La pena máxima la convirtió en el segundo gol Vázquez, con su zurda exquisita, devolviendo a la Cultural la ventaja en el marcador.
En esos momentos, Cembranos debió pensar que era más factible mantener el resultado que intentar ampliar la renta y dio entrada a Henrique para formar muro en el centro del campo con Dani Hedreda, pero no sirvió de mucho. La Cultural, acostumbrada durante la temporada a tumbar a sus rivales a base de fortaleza física, en esta ocasión pagó caro el enorme esfuerzo realizado en labores de presión. Los últimos minutos fueron un martirio para los leoneses, que encajaron un segundo tanto y se vieron reducidos también en número, al sufrir la expulsión de Prendes, dejando ya anulada cualquier esperanza de reacción hasta dentro de 7 días en El Sardinero.