lunes, 8 de octubre de 2012

Derby de 3ª entre Cultural Leonesa y Real Valladolid B


"Tendrías que estar en Carrizo de la Ribera pelando lúpulo", vituperaba un veterano aficionado. La arenga iba dirigida al asistente, que, efectivamente, blandía el banderín bermellón de manera ostetosamente pusilánime, aunque hubiera sido igualmente válida para el Real Valladolid, la Cultural Leonesa y los centenares de aficionados que acudieron este domingo al Reino de León. El arranque matinal, óptimo en lo climatológico, resultó decepcionante en lo futbolístico. Y eso que los puntos se quedaron en casa.

Al contrario de lo que sucediera el curso pasado, la nueva hornada del filial pucelano no tiene visos de acabar la temporada en lo más alto de la clasificación. El impecable tapete del municipal leonés no engaña, por lo que los fallos en el control, los pases mál dirigidos y los regates fallidos no puedan ser achacados al empedrado, sino a unos limitados fundamentos técnicos. En este apartado, el Real Valladolid B mostró carencias bastante sorprendentes en un filial de su categoría. Inoperantes en ataque, regalaron ingenuamente el segundo gol, al intentar uno de sus jugadores salir con el balón controlado en una zona poco recomendable para hacer florituras. Raúl Torres robó la pelota y batió con maestría a Rodrigo.

La Cultural dominaba en el marcador ya desde el primer minuto, tras conectar David Álvarez un derechazo perfecto con el exterior desde el borde del área. Con la tranquilidad del resultado a favor, los de Cembranos controlaron con placidez durante gran parte del primer tiempo y merecieron ampliar la ventaja en una doble oportunidad con remates de Ortiz y David Álvarez, a los que respondió el guardamenta visitante en un derroche de reflejos. Sin embargo, la marcha de los acontecimientos cambiaría pocos minutos antes del descanso, cuando el Real Valladolid ejecutaba con eficacia un saque de esquina y Javi Navas recortaba diferencias en el primer remate a puerta de su equipo.

A falta de fútbol, los ánimos en la grada comenzarían a caldearse seriamente tras un encontronazo en un salto entre un jugador vallisoletano y Diego Calzado del que saldría malparado el portero leonés, que se quedaría en los vestuarios, siendo sustituido por Emilio. Así las cosas, el segundo acto resultó ser una pesadilla para los culturalistas, que vieron cómo su equipo se iba descomponiendo por momentos, nublado en las ideas y errático con los pies. Debió sacar partido el equipo castellano del desconcierto rival, pero es que el desacierto de unos marchaba parejo a la ineptitud de los otros.

Ya en la recta final, Torres Gómez, el preparador pucelano, perdió el gesto flemático que había mantenido durante todo el encuentro, descruzó los brazos y comenzó a gesticular en busca de un último esfuerzo de sus muchachos, mientras Cembranos, de quien empezaban a acordarse algunos aficionados, ya cansados de arremeter contra rivales y colegiados, reclamaba de los suyos esa templanza de la que él mismo no anda muy sobrado. Así hasta llegar al final. El derby en miniatura resultó tosco, bronco, más del gusto del regaliz que del caramelo, pero seguro que los aficionados se fueron a casa mucho más desahogados de lo que habían venido. Y esto, para ser 3ª división, ya justifica el precio de la entrada, ¿no creen?

lunes, 21 de mayo de 2012

El Racing B toma ventaja frente a la Cultural


Las promesas racingistas se presentaban en León como un equipo de pedigree, considerando que varios de sus componentes han disfrutados de minutos con sus mayores en Primera División. Si los técnicos culturalistas fruncieron el ceño al conocer su pareja de baile en el sorteo, el conjunto cántabro salió al terreno de juego sin ningún complejo, dispuesto a dar la razón a quienes hubieran preferido otro rival para esta primera eliminatoria por el ascenso.

Nada más sonar el pitido inicial, los bajitos del Racing se adueñaron de la pelota y sometieron a la Cultural a una buena sesión de carrera continua. Competentes en lo técnico, se aplicaron a ese método tan de moda hoy día en nuestro fútbol consistente en combinar en corto, ejecutar el tuya-mía e irrumpir por sorpresa en los espacios de ataque. Como si se estuvieran enfrentando a un enjambre de avispas verdes, los defensas leoneses se afanaban con el matamoscas, sin lograr anticiparse a los movimientos de sus rivales. Salvo un pequeño susto en el lanzamiento de una falta, eso sí, los aguijones no parecían excesivamente puntiagudos en las inmediaciones de Calzado.

La Cultural no tardó demasiado en mostrar su antídoto: balonazos a Murci, colosal nuevamente en la ingrata tarea de aguantar el esférico, y a Stallone, vertiginoso en banda derecha. Y la táctica no tardó en dar frutos, puesto que una internada del pequeño belga al filo del cuarto de hora resultó en un pase de la muerte letal para que Esaú consiguiera abrir el marcador. A partir de entonces, la habilidad de los racingistas se vio anulada por la mayor convicción de los leoneses que, a pesar de tener inmensas dificultades para hilvanar el juego, protagonizaron las jugadas de mayor peligro.

Como en toda eliminatoria que se precie, mantener la portería a cero resulta fundamental para el conjunto que parte como visitante y ese objetivo saltaría por los aires al filo del descanso, tras un asedio desde la esquina en el que Rivero recogía un balón suelto y lo colocaba lejos del alcance de Diego Calzado. Todo un chasco para la grada.

La segunda parte se desarrolló de manera similar a lo visto durante los primeros 45 minutos. El Racing de Santander salió del vestuario mandón y encerró a los locales en su propio campo, aunque sin amenazar demasiado la portería culturalista. Como ya había sucedido antes, Stallone, el más entonado de los suyos, volvió a ser decisivo en su flanco de ataque, forzando un penalti en una de sus innumerables arrancadas. La pena máxima la convirtió en el segundo gol Vázquez, con su zurda exquisita, devolviendo a la Cultural la ventaja en el marcador.



En esos momentos, Cembranos debió pensar que era más factible mantener el resultado que intentar ampliar la renta y dio entrada a Henrique para formar muro en el centro del campo con Dani Hedreda, pero no sirvió de mucho. La Cultural, acostumbrada durante la temporada a tumbar a sus rivales a base de fortaleza física, en esta ocasión pagó caro el enorme esfuerzo realizado en labores de presión. Los últimos minutos fueron un martirio para los leoneses, que encajaron un segundo tanto y se vieron reducidos también en número, al sufrir la expulsión de Prendes, dejando ya anulada cualquier esperanza de reacción hasta dentro de 7 días en El Sardinero.