Polen blanco flotaba ayer sobre el Reino de León para despedir la temporada futbolística. Está por ver si la semilla de un nuevo proyecto germinará en tierras leonesas de cara a la próxima temporada. Eso sí, los jugadores de la Cultural Leonesa cumplieron con su parte del pacto y certificaron la permanencia deportiva de la entidad, aprovechando su última participación como anfitriones para volver a arrodillarse frente a palco y graderío. En una semana se irán a casa con la conciencia tranquila del deber cumplido, pero con la amargura de no ver su esfuerzo justamente recompensado con el cobro de sus emolumentos y la ingrata perspectiva de presentar una denuncia que provocaría el fulminante descenso administrativo del club. Ningún reproche se les puede hacer. Por calidad, deberían haber luchado por estar algo más arriba en la clasificación, aunque teniendo en cuenta las circunstancias extradeportivas en medio de las que han tenido que hacer su trabajo, no queda más espacio que para el agradecimiento.
Para los aficionados, además de la oportunidad de despedir a quienes con tanta dignidad defendieron su camiseta, el partido de ayer contaba con el aliciente de ovacionar a su penúltimo ídolo: Jito, pichichi de la competición en el pasado curso, hoy saboreando la disputa de una fase de ascenso en las filas del Deportivo Alavés. El delantero catalán sostuvo un bonito enfrentamiento con Santi Santos, el líder actual del conjunto culturalista, y mostró su poderío en la acción del segundo gol visitante, ganándole la espalda al capitán leonés, encarando y batiendo por bajo a Diego Calzado. El tanto de Jito, al inicio de la segunda parte, cuyo autor tuvo el detalle de no celebrar, culminaba la remontada de un Alavés con diez y retrasaba, en esos instantes, la salvación culturalista hasta la última jornada.
La imagen del conjunto dirigido por Álvarez Tomé, arropado por varios centenares de aficionados en la tarde de ayer, no fue la de un equipo con aspiraciones. No se mostró especialmente contundente en defensa ni peligroso arriba. La Cultural, sin desplegar su mejor juego, tomó ventaja en el tanteador gracias a un pase largo de Marín desde su propio campo hacia el desmarque de Yagüe, que se plantó solo ante Dituro y resolvió con una perfecta vaselina. A pesar del buen comienzo, los virtuosos de la Cultural, Vergara y de la Mota, no cuajaron su mejor encuentro y fueron incapaces de dominar la zona medular. Sin un claro dominador, el partido pronto volvió a estar igualado, puesto que el conjunto blanquiazul, eso sí, no lo dudó a la hora de castigar los errores del rival. Bastó para ello un balón sin dueño que Menéndez, en zona delicada, no logró despejar, para que el Alavés encontrara a Josete dentro del área y éste fusilara a Calzado.
Pero había demasiados amigos en ambos bandos como para que la historia no tuviera final feliz para todos ellos. Los resultados de los otros rivales obligaban a la Cultu a conseguir un punto... y se consiguió. La satisfacción de certificar la salvación del equipo recayó en el jugador más querido por la grada, el capitán, Santi Santos, una vez más. Chema Mato sacó por bajo una falta al borde del área que el cancerbero visitante no pudo blocar y, atento al rechace, el jugador de la Virgen del Camino envió el balón al fondo de las mallas, desatando la euforia en futbolistas y aficionados. Ambos equipos dieron por bueno el resultado y los últimos minutos transcurrieron sin ningún sobresalto.
A partir de ahora, todo queda a expensas de resolver el complicado asunto económico. Javier Baena, quien dice ser el dueño del club, pues hasta en eso hay dudas, habló ayer con los medios de comunicación y se mostró convencido de poder cumplir con los cuantiosos compromisos que tienen en jaque la supervivencia de la entidad. De hecho, anunció su intención de ofrecer la renovación a los puntales de la actual plantilla, algo que suena a chiste cuando estamos hablando de trabajadores que llevan seis meses sin cobrar. Al que escribe ya no le queda mucha fe. Teniendo en cuenta la precaria situación de nuestra economía en general y la aún más dramática de nuestro fútbol en particular, cuesta creer que vaya a aparecer la elevada suma que se necesita con urgencia para mantener a flote la nave culturalista. Ni Baena ni nadie parecen dispuestos a ello. El tiempo dictará sentencia en breve.
Por mi parte, me despido por esta temporada, sufrida a más no poder, con un dubitativo hasta pronto.
lunes, 9 de mayo de 2011
Salvados... de momento
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